Bajo un régimen totalitario, China emerge como una potencia con influencia significativa en la economía y la política global. Desde finales de los años 70, bajo el liderazgo de Deng Xiaoping, el país asiático implementó reformas orientadas al mercado que impulsaron su crecimiento económico. Estas políticas le permitieron pasar de una economía agraria a convertirse en la segunda economía más grande del mundo, solo por detrás de Estados Unidos.
Este 2024, la influencia de China en Perú se ha intensificado peligrosamente en diversos sectores clave de la economía nacional. Principalmente, este año se ha hablado del megapuerto de Chancay y la participación del país asiático en APEC, pero la influencia china en nuestro país va más allá de eso y trae consigo muchos riesgos.
Relaciones comerciales y acuerdos con China
China ha reafirmado su posición como uno de los principales socios comerciales de Perú. Entre enero y septiembre de 2024, las exportaciones peruanas hacia el país asiático alcanzaron los USD 18.877 millones, un incremento de casi el 11% respecto al mismo periodo de 2023. Estos envíos representaron el 32% del total de las exportaciones peruanas, concentrándose principalmente en productos como cobre, hierro y harina de pescado.
En noviembre de 2024, durante la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) celebrada en Lima, Perú y China firmaron un acuerdo para fortalecer su Tratado de Libre Comercio (TLC), vigente desde 2009. Este nuevo acuerdo busca incrementar el comercio bilateral en al menos un 50%, ampliando las oportunidades de inversión y cooperación en sectores estratégicos.
En conversación con Infobae Perú, el excanciller Miguel Rodríguez Mackay habla de los riesgos que puede significar que el Perú tenga como principal socio a China.
“Yo creo que el 2024 ha sido evidentemente un año de mucho protagonismo de China. Lo que veo mal es que también lo sea en el 2025. Es decir, creo que el Perú debe tener una estrategia de multilateralismo, debe de acercarse a Estados Unidos. Cuidado con que nuestro litoral sea solamente de China. Eso es muy malo para un país como el Perú y para cualquiera: establecer solamente una ratio con un solo país del mundo. Primero, porque eso no es lógico. Segundo, porque China no es la gran superpotencia del planeta, esa sigue siendo Estados Unidos de América y pronto tendrá un presidente que es por naturaleza proteccionista. Así que tenemos que tener mucho cuidado”, dijo.
El megapuerto de Chancay
Uno de los picos de este control en el 2024 fue la inauguración del megapuerto de Chancay, ubicado a 80 km al norte de Lima. Desarrollado por la empresa estatal china COSCO Shipping Ports, este proyecto tiene una inversión inicial de USD 1.300 millones y pretende ser un punto estratégico para el comercio entre Asia y América del Sur. Se espera que el puerto movilice un millón de contenedores al año, con planes de expansión que podrían elevar la inversión total a USD 3.000 millones.
Aun así, de acuerdo con Miguel Rodríguez Mackay, no todo lo que sale del megapuerto de Chancay son buenas noticias. “La única amenaza será la mala negociación que pudieran hacer nuestras autoridades, porque este proyecto está dentro del territorio peruano. Acá no hay un enclave y los chinos no tienen ninguna capacidad decisoria en términos de soberanía, que son incumbencia del estado peruano”, comentó.
“Las reglas para el megapuerto de Chancay no las debe poner China, las debe poner el Perú. Eso debe quedar muy claro. Nuestras autoridades y los actores privados en el megapuerto deben tenerlo muy claro. Los chinos no pueden hacer lo que ellos quieran aún porque tengan esta mayoritaria presencia de una empresa china. Nuestras autoridades tienen que creérselo”, añade.
China en el sector energético y minero peruano
En el ámbito minero, China ha liderado la inversión extranjera en proyectos de gran envergadura. Actualmente, el 20,8% de la cartera de proyectos mineros en Perú está bajo la inversión china, representando un monto superior a los USD 11.371 millones. Entre los proyectos más destacados se encuentran Pampa de Pongo, un yacimiento de hierro en Arequipa gestionado por Zhongrong Xinda Group; El Galeno, ubicado en Cajamarca y especializado en cobre y oro, liderado por China Minmetals Corporation; y la ampliación de Toromocho, un importante proyecto cuprífero en Junín a cargo de Chinalco. Estos desarrollos reflejan el interés chino en asegurar el suministro de materias primas críticas para su economía.
Durante la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) en Lima, se firmó un Memorando de Entendimiento entre Perú y China con el objetivo de promover aún más la inversión minera y fortalecer la cooperación técnica y comercial en este sector.
En el sector energético, la influencia china también ha sido significativa, especialmente a través de adquisiciones estratégicas en años anteriores. En 2020, China Yangtze Power, filial de China Three Gorges Corporation, adquirió Luz del Sur, una de las principales distribuidoras de electricidad en Perú. Posteriormente, en 2023, State Grid Corporation of China concretó la compra de Enel Perú y ahora se llama Pluz Energía Perú S.A.A., aumentando el control chino sobre el suministro eléctrico en el país, incluida la región de Lima. Estas adquisiciones han otorgado a China una posición dominante en la infraestructura energética peruana, lo que le permite gestionar una parte sustancial del suministro eléctrico en áreas clave.
Sin embargo, esta creciente influencia ha generado debates y preocupaciones en diferentes sectores de la sociedad peruana. Algunas voces críticas han expresado inquietud por las posibles implicaciones para la soberanía energética y la seguridad nacional, dado el control extranjero sobre infraestructuras críticas. Asimismo, se han planteado interrogantes sobre el cumplimiento de estándares ambientales y laborales en los proyectos gestionados por empresas chinas, especialmente en comunidades donde los conflictos sociales relacionados con la minería han sido recurrentes.
Otros proyectos dentro de Perú en la mira de China
Uno de los proyectos es el Corredor Ferroviario Bioceánico Central, una ambiciosa iniciativa que busca conectar el puerto de Chancay en el océano Pacífico con Brasil en el Atlántico. Este corredor, respaldado por una significativa inversión china, pretende facilitar el comercio entre Asia y América del Sur, reduciendo tiempos y costos de transporte.
Además, China ha mostrado interés en participar en la modernización de la Carretera Central, una vía crucial que conecta Lima con el centro del país. La mejora de esta infraestructura es esencial para optimizar el transporte de mercancías y personas, y la inversión china podría ser determinante para su ejecución.
En el sector agrícola, Perú ha buscado la asesoría de China para reactivar la Represa de Paltiture, una megaobra que estuvo paralizada durante siete años. Este proyecto tiene como objetivo potenciar el riego y la producción agrícola en el sur del país, diversificando las actividades económicas y generando nuevas oportunidades laborales.
Preocupaciones y desafíos en la industria peruana por la influencia china
La creciente influencia china ha generado inquietudes en diversos sectores. Estados Unidos ha expresado su preocupación por el control chino sobre infraestructuras críticas en Perú, como el suministro eléctrico y el megapuerto de Chancay, debido a posibles implicaciones en la seguridad y soberanía del país.
Además, la consolidación de China como socio estratégico plantea desafíos para Perú en términos de diversificación económica y sostenibilidad. La dependencia de exportaciones de materias primas y la concentración de inversiones en sectores específicos podrían limitar el desarrollo de otras áreas de la economía peruana.
“Siempre he dicho que los chinos son depredadores por naturaleza y no lo digo con ningún afán de ofender (...) Los chinos cuando van por el mundo entero a través de sus mecanismos, como la Ruta de la Seda, aplican una política exterior económica de depredación. Buscan espacios donde haya recursos. (...) Ellos invierten en los países donde hay muchos recursos, pero cuidado, invierten en todo aquello que haga viable la fase extractiva de los recursos naturales de esas naciones. China no invierte para que sea un país desarrollado”, explica el excanciller Miguel Rodríguez Mackay.