En un contexto sumamente competitivo en el sector educativo, las universidades y las escuelas de negocios enfrentan grandes retos para destacar y mantener su diferenciación. Variables como la diversidad de carreras y programas, las opciones de internacionalización, la diversidad de servicios de apoyo a los estudiantes, el poder y efectividad de sus bolsas de trabajo, la gran red de contactos, entre otras, son atributos publicitados a través de paneles, spots de radio, videos, y otros medios sobre todo digitales. No obstante, la generación de nuevos conocimientos y su difusión a través de las publicaciones es una de las claves para la sostenibilidad y diferenciación de estas de instituciones.
¿La razón? Primero, porque la generación de conocimientos forma parte del núcleo de su misión y de su rol en la sociedad. La investigación brinda la oportunidad de producir nuevos saberes, fomenta la innovación y soluciona problemas sociales, económicos, tecnológicos y medio-ambientales, entre otros. Así mismo, potencia la labor de la enseñanza y el aprendizaje, claves para la formación de jóvenes y profesionales; y robustece la función de la universidad como un ente impulsor de transformación y desarrollo de la sociedad. Las instituciones educativas que dedican recursos a la investigación destacan como referentes en la generación de soluciones sostenibles a desafíos globales. Generan propio conocimiento y no se limitan a “rebotar” la información de terceros en tiempos donde el Internet y la inteligencia artificial permiten acceder al saber de manera inmediata.
Lamentablemente, en Perú no se promueve suficientemente la producción científica. Más allá de los esfuerzos del Concytec y la Sunedu, quedan cortas las instituciones académicas que tienen una verdadera política que la fomente. Por ello, en este artículo realizo tres reflexiones sobre la importancia de la investigación y su papel clave en las instituciones educativas.
1. Importancia de una investigación con propósito
Es crucial que las universidades y escuelas de negocios promuevan investigaciones aplicadas a encontrar soluciones, o al menos a reducir las brechas, a problemas auténticos de la sociedad, que no se restrinjan a realizar investigaciones académicas, desvinculadas de las demandas específicas de su ámbito y realidad. En un entorno global donde los retos sociales, económicos y medioambientales se tornan más complejos y urgentes, la investigación aplicada permitirá encontrar soluciones o sentar las bases de ellas.
También se debe siempre tener en consideración que las instituciones educativas forman parte de la sociedad y tienen el deber moral de aportar a su bienestar, cumpliendo el rol social para la que fueron fundadas. Promover solo estudios académicos sin un efecto específico podría provocar una cierta desvinculación de la realidad empresarial. Por el contrario, dar prioridad a investigaciones aplicadas, bien fundamentadas, y pertinentes en tiempo y espacio, será considerada como una expresión de responsabilidad social que colocará a la institución como un agente de cambio involucrado.
Otra consideración al respecto es que el fomento de investigaciones aplicadas podrá influir directamente en la formación de los estudiantes, debido a que estos tendrán la oportunidad de involucrarse en estudios reales adquiriendo competencias determinantes tales como la solución de problemas, el razonamiento crítico y la habilidad para innovar en situaciones concretas. En sentido opuesto, involucrarlos en investigaciones sin propósito se podría restringir su educación a un ámbito teórico y conceptual, y hasta desactualizado, que no necesariamente les brinde habilidades útiles para la vida profesional, lo que en un futuro podría impactar en su empleabilidad y productividad en el trabajo.
Para promover investigaciones aplicadas, las instituciones educativas deben aprovechar más su nexo con las empresas y organizaciones gubernamentales, generar convenios de colaboración conjunta donde se puedan desarrollar programas de estudios o trabajos de investigación involucrando a los profesores y estudiantes para que propongan soluciones a las problemáticas que las organizaciones puedan presentar. En resumen, además de la contribución académica, las investigaciones deben concluir con aplicaciones prácticas y profesionales.
2. Preservar el sentido de la investigación y evitar autorías o coautorías fantasmas
Las universidades y escuelas de negocios, en su papel de núcleos de educación y generación de conocimiento, tienen la responsabilidad de instaurar procedimientos estrictos que garanticen que los trabajos académicos, como por ejemplo las publicaciones en revistas indexadas en las principales bases de datos, se obtengan de forma honesta. La adquisición de autorías o coautorías fantasma constituye una infracción severa de la ética en la investigación, y debilita la fe en ella en las instituciones que no ejercen el debido filtro. En un escenario donde la producción científica se convierte progresivamente en un indicador de éxito y fuente de financiamiento para las universidades, la tentación de incrementar artificialmente las publicaciones se intensifica, pero también lo hace el peligro de que estas acciones fraudulentas debiliten la confianza de toda la comunidad académica.
Para erradicar esta problemática, las universidades deben implementar controles y filtros estrictos en varios frentes como políticas de autoría clara y transparente, revisión y supervisión interna rigurosa, fomento de una cultura de integridad académica y un sistema de sanciones severas. Una buena práctica es la verificación que los autores y coautores publiquen regularmente en las mismas líneas de investigación.
Estos filtros resultan fundamentales para prevenir que estos casos sigan deteriorando la imagen de la educación superior en Perú y en otras regiones del mundo. Solo mediante una atención constante y seria en la calidad y la ética, las instituciones universitarias pueden evitar la reiteración de estos escándalos.
3. Relevancia de la investigación en el posicionamiento en rankings a nivel internacional
Los rankings universitarios internacionales muestran la competencia en el mercado educativo global, donde uno de los principales indicadores es la producción de investigación y su impacto. En los primeros lugares de estas clasificaciones suelen aparecer universidades y escuelas de negocios que lideran proyectos de investigación, muchos de ellos realizados con fondos provenientes de cooperación internacional y otros tantos realizados entre instituciones de diferentes regiones o países. Así como, instituciones cuyos investigadores publican sus estudios en revistas académicas indexadas en las bases de datos más prestigiosas como Web of Science o Scopus; y/o que se realicen en colaboración o coautoría con otras entidades de alcance global.
Una institución educativa que priorice la investigación por su exposición puede atraer más estudiantes internacionales, también le permitirá postular a fondos de financiamiento y firma de convenios de cooperación. Esto es fundamental en un contexto en el que las instituciones de educación superior compiten por talento y recursos a nivel mundial. En este sentido, la estrategia de largo plazo para garantizar la sostenibilidad y el crecimiento de las universidades es la inversión en investigación.
Reflexión final
Un factor clave para mantener la competitividad de las instituciones en el sector educativo es la generación de conocimientos y su difusión a través de publicaciones. La búsqueda de soluciones innovadoras para cerrar brechas de conocimiento favorece y fortalece la reputación de la universidad, atrae talento académico y estudiantil, y mejora la calidad de la enseñanza. Además, permite a las instituciones de educación superior conectarse con el sector productivo, contribuir con la sostenibilidad del ecosistema educativo, y adaptarse a las veloces transformaciones que surgen en la era digital. Las organizaciones que prioricen la investigación tendrán más posibilidades de sobrevivir y prosperar en un entorno educativo cada vez más exigente y dinámico en un mundo globalizado.