Mario Vargas Llosa regresó al jirón Huatica, el antiguo prostíbulo que apareció en “La ciudad y los perros”

El histórico barrio rojo de Lima era visitado por los cadetes del colegio Leoncio Prado en una de las más aplaudidas novelas del Premio Nobel de Literatura

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Mario Vargas Llosa, acompañado de
Mario Vargas Llosa, acompañado de su hijo Álvaro Vargas Llosa, regresó al jirón Huatica de La Victoria. (Foto: X/Álvaro Vargas Llosa)

Con una “sonrisa pícara”, el Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa regresó al jirón Huatica, el olvidado barrio rojo de Lima ubicado en el distrito de La Victoria. Álvaro Vargas Llosa, hijo del escritor, fue el encargado de compartir las imágenes del histórico retorno a través de sus redes sociales.

El narrador posó junto a la calle que inspiró uno de los episodios más recordados de “La ciudad y los perros”, su primera novela. Al jirón Huatica (hoy jirón Renovación) llegaban “los rijosos cadetes” del Colegio Militar Leoncio Prado para embarcarse en sus primeras aventuras sexuales durante sus días de descanso.

“Al atravesar la plaza de La Victoria, enorme y populosa, el Inca de piedra que señala el horizonte le recordó al héroe, y a Vallano que decía: ”Manco Cápac es un puto, con su dedo muestra el camino de Huatica”, escribió Vargas Llosa refiriéndose al monumento que la colonia japonesa donó al Perú por el centenario de la independencia.

Monumento a Maco Cápac ubicado
Monumento a Maco Cápac ubicado en La Victoria, Lima. (Foto: Andina)

La pies dorados

Varias líneas de “La ciudad y los perros” detallan los deseos de los cadetes del Colegio Militar Leoncio Prado de visitar a la Pies Dorados, la prostituta del jirón Huatica que los recibía cada fin de semana. “Otra semana que me quedo sin ir donde la Pies Dorados” era uno de los lamentos más recurrentes de los jóvenes que vivían en el internado de La Perla.

-¿Cómo dices que se llama?

-Pies Dorados.

-Debe ser nueva -dijo Arróspide- Conozco a toda la cuarta cuadra y ese nombre no me suena.

Al domingo siguiente, Cava, el Jaguar y Arróspide también hablaban de ella. Se daban codazos y reían. “¿No les dije?, decía Vallano, orgulloso. Guíense siempre de mis consejos." Una semana después, media sección la conocía y el nombre de Pies Dorados comenzó a resonar en los oídos de Alberto como una música familiar. Las referencias feroces, aunque vagas, que escuchaba en boca de los cadetes, estimulaban su imaginación. En sueños, el nombre se presentaba dotado de atributos carnales, extraños y contradictorios, la mujer era siempre la misma y distinta, una presencia que se desvanecía cuando iba a tocarla o lo sumía en una ternura infinita y entonces creía morir de impaciencia.

"La ciudad y los perros"
"La ciudad y los perros" en la edición conmemorativa de la Real Academia Española publicada en el 2012. (Foto: RAE)

La desaparición de Huatica

La prostitución, a mediados del siglo XX como hoy, resulta ser un tema polémico. La aparición de proxenetas y delincuentes en La Victoria motivó la expulsión de las trabajadoras sexuales de la zona. El presidente Manuel Prado Ugarteche ordenó el desalojo del conocido jirón Huatica en 1956 obligando al gremio a trasladarse a los alrededores del cerro El Pino, al final de la avenida México.

El hoy jirón Renovación es una calle que ha borrado todo rastro de su pasado. Enredada entre cables de luz e internet, el comercio ambulatorio y la contaminación que el llamado progreso deja a su paso sobrevive una de las calles más históricas de la capital peruana.

El retorno de Mario Vargas Llosa al antiguo barrio rojo de Lima confirma que la ciudad alguna vez descrita en los libros es cosa del pasado. Semanas atrás, el Premio Nobel visitó el local donde antes funcionaba el bar La Catedral, lugar que inspiró una de sus novelas más aclamadas y considerada por el mismo escritor como la que más problemas le causó.

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