La controversia por la denominación de origen del pisco entre Chile y Perú continúa siendo un tema que divide a ambos países. Este destilado, que ambos consideran una bebida emblema, genera un debate que no solo abarca aspectos históricos y culturales, sino también económicos y diplomáticos.
El exministro del Ministerio de Desarrollo Agrario y Riesgo (Midagri) de Perú, Milton von Hesse, abordó el tema recientemente en una entrevista con Exitosa. Según sus palabras, “poco a poco va a ser evidente para todo el mundo que claramente el pisco es peruano y así va a terminar siendo reconocido en el mundo”.
Una disputa histórica
El origen del conflicto se remonta a principios del siglo XX, cuando Chile desarrolló una estrategia de industrialización que incluyó el registro de la denominación de origen del pisco en su territorio. El experto explicó que, en ese entonces, Perú no mostró interés en estos procesos legales. “A fines del 1920, principios del 1930, Chile estaba en una estrategia de desarrollo mirada hacia el interior... decidieron que el aguardiente de uva que se producía en Coquimbo se denominara pisco”, afirmó.
Para consolidar esta estrategia, incluso renombraron un pueblo como Pisco Elqui, vinculándolo con el Valle del Elqui, una conocida región vitivinícola. Este movimiento marcó un precedente en la disputa entre ambos países.
Por otro lado, investigaciones recientes respaldan el origen peruano del pisco. La UNESCO reconoció registros que datan de entre 1587 y 1613, en los cuales se menciona la producción de aguardiente de uva en la región de Pisco, Perú. Aunque en esa época no se utilizaba el término “pisco” como denominación oficial, los marineros lo asociaron con el lugar de origen del destilado.
Reacciones y estrategias
El reconocimiento por parte de la UNESCO generó reacciones en Chile, donde las autoridades y productores pisqueros buscan reforzar la defensa de su denominación de origen. Esteban Valenzuela, ministro de Agricultura de Chile, destacó la relevancia de esta industria en el país y anunció nuevas iniciativas.
“Nos han pedido que postulemos este 2025 para que nos reconozcan el paisaje pisquero extraordinario, un sitio maravilloso. Esto es una industria de casi 10 mil hectáreas... vamos a trabajar con todos los ministerios para que sea reconocido internacionalmente”, declaró la autoridad chilena durante una sesión del Consejo Asesor del Pisco en el Palacio Pereira, Santiago.
El proyecto de “Paisaje Cultural Vitivinícola del Pisco Chileno”, presentado por la Asociación de Productores de Pisco Chile, busca incluir esta región en la Lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO. La subsecretaria de relaciones Económicas Internacionales, Claudia Sanhueza, reafirmó el compromiso del gobierno chileno con esta iniciativa. “Se acordó apoyar este proyecto y reafirmar la defensa de la denominación de origen... es un producto icónico en el mundo”, señaló en un comunicado difundido en redes sociales.
La industria y el mercado internacional
El director de ProChile, Ignacio Fernández, también participó en la estrategia de promoción mundial del pisco chileno y explicó que el objetivo es posicionar este destilado en mercados internacionales, destacando su versatilidad y atributos únicos.
“Estamos impulsando una estrategia que apunta a aumentar el conocimiento, visibilidad y consumo de este destilado, que es un embajador cada vez más relevante para nuestras exportaciones e imagen país”, aseguró Fernández.
En Perú, el enfoque se centra en consolidar la narrativa histórica que respalda el origen peruano del pisco. Según Von Hesse, “la colonización vino desde el norte hacia el sur, lo que explica que en Perú se desarrollaran primero los procesos industriales relacionados con este aguardiente”.
La disputa por el pisco refleja más que una simple controversia sobre denominaciones de origen. Es un enfrentamiento cultural, histórico y económico que involucra a dos naciones con tradiciones vitivinícolas arraigadas.
Mientras Perú celebra el respaldo histórico de la UNESCO, Chile intensifica sus esfuerzos para posicionar su versión del destilado como un símbolo cultural en el ámbito internacional. Ambos países, a través de declaraciones, acciones legales y estrategias de mercado, mantienen viva una controversia que, por ahora, no tiene un desenlace cercano.