Hallazgos históricos que marcaron el 2024 en el Perú: Desde nuevas ‘líneas’ de Nazca hasta figuras femeninas de alto rango en Áncash

A lo largo de 2024, el Perú se consolidó como un epicentro de la investigación arqueológica mundial, destacándose por una serie de hallazgos históricos que desentrañaron aspectos desconocidos de las culturas que habitaron lo que ahora es el territorio nacional.

Desde las misteriosas líneas de Nazca hasta las complejas estructuras de Chavín de Huántar, cada descubrimiento reveló piezas fundamentales para comprender el legado histórico y cultural del país. Estos descubrimientos no solo enriquecen el conocimiento académico, sino que también despiertan un profundo orgullo en los peruanos, quienes ven en ellos una reafirmación de su identidad.

El impacto de estos hallazgos trasciende fronteras y desafía paradigmas previamente establecidos sobre el poder, la religión, la economía y la arquitectura en las sociedades precolombinas. Investigadores nacionales e internacionales, con herramientas tecnológicas de vanguardia como la inteligencia artificial y la exploración geofísica, trabajaron arduamente para desenterrar y proteger estas reliquias que habían permanecido ocultas durante siglos.

A continuación, exploramos los descubrimientos más destacados que marcaron el 2024:

Arqueólogos peruanos, con el respaldo de la National Geographic Society, lograron un hallazgo excepcional en el sitio Moche de Pañamarca, ubicado en la región Áncash.

En una sala hipóstila, desenterraron murales perfectamente conservados que representan a una figura femenina de alto rango, posiblemente una reina asociada a la diosa de la luna. Este descubrimiento no solo amplía el entendimiento de los roles de liderazgo femenino en la cultura Moche, sino que también resalta su influencia en la esfera religiosa y política.

En junio de 2024, se desenterró un templo de adobe en el valle de Zaña, en Lambayeque, contemporáneo a la huaca Ventarrón, que data de hace aproximadamente 4.000 años. Este hallazgo aporta datos clave sobre las primeras civilizaciones de la costa norte peruana.

El templo, decorado con pinturas geométricas y relieves, evidencia una sofisticación artística y arquitectónica que desafía la idea de que las sociedades antiguas eran rudimentarias.

Además de su valor arquitectónico, el templo albergaba restos de ofrendas, como conchas marinas y semillas, lo que refuerza su uso como un espacio ceremonial vinculado al culto de la fertilidad y los ciclos naturales. Los arqueólogos también encontraron evidencia de quemas rituales, lo que sugiere una rica tradición religiosa en la región.

En setiembre de 2024, un equipo interdisciplinario de investigadores identificó más de 300 geoglifos previamente desconocidos en el desierto de Nazca, gracias al uso de inteligencia artificial y drones de alta precisión.

Estas figuras, que incluyen representaciones de animales, humanos y patrones geométricos, amplían significativamente el conocimiento sobre esta cultura y sus prácticas.

El hallazgo fue posible tras analizar miles de imágenes satelitales y datos topográficos. Entre los nuevos geoglifos destaca la figura de un jaguar, que podría estar relacionada con creencias sobre la fuerza y el poder. Este descubrimiento plantea nuevas preguntas sobre el significado de estas líneas y su papel en ceremonias religiosas o sistemas de navegación.

En junio de 2024, trabajos de restauración en el Complejo Arqueológico Chan Chan llevaron al hallazgo de restos óseos desarticulados de 11 individuos, junto con adornos de oro y cerámica fina de la cultura Chimú. Estos restos fueron encontrados en un espacio ceremonial que parece haber sido utilizado para rituales funerarios.

Los especialistas señalan que los patrones de enterramiento y los objetos encontrados sugieren que los individuos tenían un estatus elevado dentro de su sociedad. Además, el hallazgo abre una ventana hacia las prácticas sociales y espirituales de los Chimú, una de las culturas más influyentes de la costa norte.

En noviembre de 2024, arqueólogos descubrieron en Llaqtapampa, Ayacucho, una serie de estructuras que habrían servido como corrales para alpacas y llamas, lo que confirma la importancia de la ganadería en la economía Wari.

Estos corrales, construidos con piedra y diseñados para aprovechar las pendientes naturales, representan un avanzado manejo de los recursos.

El hallazgo también incluye herramientas de esquila y restos de textiles, lo que sugiere que el lugar fue un centro de producción de lana y tejidos. Este descubrimiento subraya el papel central de las alpacas no solo como recurso económico, sino también como elemento cultural en la civilización Wari.

En julio de 2024, investigadores de la Universidad de Stanford identificaron una red de túneles subterráneos en Chavín de Huántar, un sitio arqueológico icónico del Perú. Estos túneles, que conectan distintas áreas del complejo, podrían haber sido utilizados en ceremonias religiosas o como rutas de escape.

El hallazgo también incluye restos de instrumentos musicales hechos de conchas marinas, lo que sugiere que los rituales en Chavín eran acompañados por música. Esta red de túneles reafirma la complejidad arquitectónica y cultural de esta civilización.

En septiembre de 2024, durante trabajos de restauración en la Fortaleza del Real Felipe, se descubrió un piso colonial de más de 250 años de antigüedad, junto con un medallón de terracota con la imagen de la Virgen del Rosario. Este hallazgo arroja luz sobre las prácticas religiosas y cotidianas durante el periodo virreinal.

El piso, compuesto de ladrillos cuidadosamente colocados, evidencia las habilidades constructivas de la época. El medallón, por su parte, podría haber sido usado en ceremonias o como amuleto protector, reflejando la influencia de la religión en la vida cotidiana.

Estos descubrimientos, cada uno con su propia riqueza y complejidad, son un recordatorio de que el Perú sigue siendo un tesoro arqueológico inagotable, cuyo legado histórico inspira y fascina al mundo.