La plaza de toros de Acho, construida en lo que entonces eran los extramuros de Lima, ha sido testigo de innumerables encuentros entre el hombre y el toro. En sus primeras ediciones, los astados de lidia desbordaban fuerza y agresividad, desafiando a los toreros que, con maestría y valor, respondían a cada embestida.
Lo que llamaba la atención del público no solo eran las embestidas del toro, sino también la destreza y el temple de los toreros, quienes, en cada pase, ofrecían una muestra de arte y valentía que elevaba la competencia a una verdadera celebración de la vida y la muerte.
La arena taurina no solo ha sido escenario de corridas de toros. La historia nos revela que, en el siglo XIX y XX, se celebraron eventos ajenos a la tauromaquia. Un ejemplo de ello ocurrió en agosto de 1871, cuando Manuel Pardo, líder y fundador del Partido Civil, convocó un mitin político en la Plaza de Acho. En el ámbito musical, sobresale el 19 de septiembre de 1987, cuando Los Prisioneros ofrecieron un concierto en el mismo lugar.
El ambiente festivo siempre ha sido una constante en la plaza de toros de Acho, pero alcanzó su máxima expresión durante la celebración de su bicentenario. Este evento se concretó gracias al esfuerzo de aficionados y autoridades, entre ellos, el presidente Fernando Belaunde Terry, quien contribuyó a su realización.
Preparativos para el bicentenario de la Plaza de Acho
Dos años antes de las celebraciones del bicentenario de la Plaza de Acho, ya se discutía sobre los toreros que participarían en la arena taurina. No era para menos, ya que en 1966, el coso limeño conmemoraría su fundación, al cumplir dos siglos de historia.
Este recinto, cuya construcción comenzó en 1765, quedó listo para la lidia de toros en 1766, apenas seis meses después. La inversión para su edificación ascendió a 107.609 pesos y seis reales de la época.
En cuanto a sus características iniciales, el coso tenía la forma de un polígono de 15 lados, con un ruedo que medía 85 varas de diámetro. Esta estructura se mantuvo intacta hasta 1944, año en que la Sociedad Explotadora de la Plaza de Acho realizó una renovación para dotarle de la apariencia que conserva hoy en día.
Ahora bien, los preparativos para el bicentenario de la Plaza de Acho fueron detallados por Jaime de Rivero Bramosio en su libro “El bicentenario: feria del bicentenario de la plaza de toros de Acho”.
Según el investigador, la primera voz que se elevó para hablar acerca de las celebraciones conmemorativas fue Lisandro de la Puente Cárdenas ‘El Equis’, el destacado periodista que dirigía la página taurina del diario La Prensa. “El cronista escribió sobre la importancia y trascendencia de celebrar con toda pompa el magno evento, sugiriendo corridas de toros que alcanzaron resonancia mundial”, escribió Jaime.
Su artículo fue publicado en La Prensa en febrero de 1964, es decir, dos años antes de la esperada fecha. En otro momento, propuso la creación de una comisión especial encargada de organizar las celebraciones para el primer coso de América.
La propuesta llegó a oídos del presidente Fernando Belaunde Terry, quien no dudó en tomar acción al respecto. “El Gobierno, a través de una Resolución Suprema del Ministerio de Educación, creó la Comisión Organizadora de las Actividades Conmemorativas del Bicentenario de la Plaza de Toros de Acho de Lima. La Comisión estaba presidida por el presidente de la Sociedad de Beneficencia Pública de Lima como propietaria de la plaza , y tenía como misión la organización integral de las ansiadas celebraciones”, se lee en el libro consultado.
Mientras se realizaban los preparativos, los aficionados debatían sobre los toreros que deberían intervenir en la celebración. Algunos opinaban que solo deberían participar peruanos, y que un torero reconocido debería abrir y cerrar el evento, lo cual, según ellos, atraería al mayor número de espectadores. Otros, en cambio, consideraban que el cartel debería incluir tanto a toreros nacionales como a destacados matadores extranjeros.
Más allá de las discrepancias, es importante destacar que el Ministerio de Hacienda y Comercio emitió un decreto supremo aprobando un beneficio tributario para las tres corridas de toros y el Festival del Recuerdo, eventos programados durante la Feria del Bicentenario. Esta decisión se tomó apenas unas semanas antes de la primera corrida de toros, programada para febrero.
Celebraciones conmemorativas del bicentenario de la Plaza de Acho
El 13 de febrero de 1966 se celebró la primera corrida de toros en el marco del bicentenario de la Plaza de Acho. Sin embargo, las festividades no se limitaron a un solo día; el 17 y 19 de ese mes también se realizaron corridas, con la participación de toreros tanto nacionales como extranjeros.
Por ejemplo, el torero español Antonio Ordóñez formó parte del cartel de matadores durante las jornadas del bicentenario. En esos tres días, se lidiaron astados provenientes de ganaderías mexicanas y peruanas, que dejaron su huella en la arena de Acho.
Es preciso señalar que el Festival del Recuerdo formó parte de la Feria del Bicentenario. Según Jaime de Rivero Bramosio, en esta actividad participaron Domingo Ortega, Luis Miguel Dominguín, Rafael Vega ‘Gitanillo de Triana’, Joaquín Rodríguez ‘Cagancho’, Silverio Pérez, Fermín Espinosa ‘Armillita’.
En este selecto grupo de toreros, sobresalían dos figuras extranjeras: ‘Gitanillo de Triana’, de origen español, y ‘Armillita’, representante de la tauromaquia mexicana. Es importante mencionar que los toros lidiados en el evento fueron seleccionados de la ganadería La Viña.
En una placa conmemorativa ubicada en el interior de la plaza de toros de Acho, se destaca a Antonio Ordóñez como ganador del codiciado trofeo, un reconocimiento otorgado por su brillante actuación en la lidia.
Como parte de las celebraciones por el bicentenario, también se llevaron a cabo conferencias dedicadas a la denominada fiesta brava, así como encuentros en la Alameda de los Descalzos, donde se disfrutó de jaranas y gastronomía criolla. El presidente Fernando Belaunde estuvo presente en las festividades y acudió a las corridas programadas para la ocasión.
Finalmente, el bicentenario de la Plaza de Acho fue una conmemoración sin precedentes en América, ya que este recinto es el más antiguo del continente. Además, es menester resaltar que ocupa el tercer lugar entre las plazas de toros más antiguas del mundo.