El expresidente estadounidense Jimmy Carter, fallecido recientemente a los 100 años, deja un legado que trasciende su paso por la Casa Blanca (1977-1981). Su nombre ha estado ligado a mediaciones internacionales, la defensa de derechos humanos y misiones de observación electoral en diversas regiones del mundo. Sin embargo, uno de los capítulos menos conocidos de su extensa trayectoria ocurrió en el Perú de inicios del siglo XXI, cuando encabezó una misión para supervisar el proceso electoral de 2001 tras la destitución de Alberto Fujimori.
Aquel episodio tuvo lugar en un momento crítico para la política peruana, que atravesaba un periodo de transición luego de los escándalos de corrupción de los vladivideos y las cuestionadas elecciones del año 2000. Carter y su equipo del Centro Carter, en conjunto con el Instituto Nacional Demócrata (NDI), llegaron a Lima para observar la votación y verificar si las instituciones peruanas podían recuperar la confianza de la ciudadanía tras la estela de irregularidades que dejó el gobierno de Fujimori.
Críticas al tercer mandato de Fujimori
En su informe “Peru Trip Report (April 4, 2001)”, Carter dejó por escrito sus impresiones sobre las elecciones de 2000, cuando Alberto Fujimori se postuló para un tercer mandato. El exmandatario consideró que aquello era “obviamente contrario a las limitaciones constitucionales” y señaló que el expresidente “después de subvertir la autoridad del Congreso y de la Corte Suprema, lanzó una campaña y utilizó todos los medios para fortalecer su propia posición e intimidar a sus oponentes políticos”.
Asimismo, puntualizó la existencia de “sobornos masivos” evidenciados en los llamados “vladivideos”, que terminaron de socavar la imagen del gobierno peruano ante la comunidad internacional. El Centro Carter, el NDI y organismos como la Organización de Estados Americanos (OEA) denunciaron repetidamente el proceso, llegando a retirarse de la segunda vuelta electoral de 2000 por considerar que no había garantías mínimas de transparencia.
“Alberto Fujimori estaba completando su segundo mandato de cinco años e insistió en el derecho a buscar un tercero, obviamente contrario a las limitaciones constitucionales”, escribió Carter en su reporte.
Un nuevo escenario electoral
La renuncia de Fujimori, presentada desde Japón, y su posterior destitución por el Congreso peruano allanaron el camino para un gobierno de transición encabezado por Valentín Paniagua. En este contexto, Carter y su equipo arribaron a Lima el 6 de abril de 2001 con el fin de observar las elecciones generales convocadas para dos días después de su llegada. Unos 40 observadores internacionales serían desplegados en nueve distritos electorales con la meta de verificar la limpieza de los comicios.
Carter destacó el papel de Transparencia, una organización civil local que movilizó más de 21.000 voluntarios en todo el país para vigilar centros de votación y centros de cómputo. Según el expresidente, su equipo constató que “por primera vez, en nuestra experiencia como monitores, no hubo ni una sola queja sobre la exactitud del padrón electoral”. Este factor, junto con la actuación de las autoridades electorales, contribuyó a que la jornada transcurriera con normalidad. Durante su estancia, Carter se reunió con el presidente de transición, Valentín Paniagua, para evaluar los desafíos del proceso electoral y las reformas institucionales que apuntaban a restablecer la confianza ciudadana.
En dichas elecciones, ningún candidato logró la mayoría absoluta, por lo que fue necesaria una segunda vuelta, celebrada el 3 de junio de ese mismo año. En esa instancia, Alejandro Toledo, del partido Perú Posible, se impuso con el 53,08 % de los votos frente a Alan García, quien obtuvo el 46,92 %.
Aunque no figura entre los episodios más conocidos de la carrera de Jimmy Carter, su paso por Perú en 2001 se dio durante un momento de especial relevancia para la gobernanza peruana. El exmandatario y ganador del premio Nobel de la Paz expuso los problemas institucionales que llevaron a la crisis del año 2000 y destacó el comienzo del trabajo de reconstrucción realizado meses después.