El desarrollo y uso de los denominados vehículos autónomos ha sido impulsado principalmente por los avances en la inteligencia artificial (IA) y especialmente de la robótica. En el ámbito de la defensa nacional, la implementación de estos equipos tiene importantes implicaciones en la forma en que las fuerzas armadas y las instituciones de seguridad abordan sus operaciones, pues son capaces de derivar distintas tareas a estos equipos, lo que facilita la reconfiguración dinámica mediante la tecnología del uso de los recursos de organizaciones públicas como estas.
A medida que los algoritmos de IA se integran en estos vehículos, sus capacidades se expanden y mejora su precisión, permitiendo una automatización cada vez más avanzada de tareas y procesos críticos para la seguridad nacional, lo que los convierte en un recurso de gran valor, e incluso objetivo de ataques. “La automatización avanzada protege a las fuerzas humanas y refuerza la eficiencia en el campo de batalla”.
En el presente artículo se explora algunas tendencias en el contexto de la defensa nacional y cómo la IA permite a estos sistemas asumir roles estratégicos que países en desarrollo, como Perú, deben tener presentes para su adopción.
1. Drones de reconocimiento y vigilancia
Uno de los elementos clave en el desarrollo de vehículos autónomos para el ámbito militar han sido los drones. Según el reporte Artificial Intelligence and Autonomy in the Military de la OTAN, los drones enfocados en tareas de reconocimiento y vigilancia ahora se benefician de algoritmos que permiten realizar estas funciones de manera más eficiente y con menor intervención humana, pues poseen mayores capacidades para identificar patrones de movimiento inusuales, objetos sospechosos o incluso individuos de interés a través de técnicas de visión artificial y reconocimiento de imágenes. “Los drones permiten patrullar áreas conflictivas sin poner en peligro vidas humanas”.
En un contexto de defensa, estos drones pueden patrullar áreas sensibles, como fronteras o zonas de conflicto, con mayor versatilidad y proporcionar información en tiempo real sin necesidad de arriesgar vidas humanas. Se debe mencionar, además, que los distintos modelos para el reconocimiento (como los de identificación de objetos o clasificación de imágenes) pueden ser vulnerables a distintos ataques que busquen limitar el rendimiento de estos equipos, por ejemplo, para limitar el reconocimiento de formas o luces en alguna zona.
2. Vehículos terrestres autónomos para exploración
Los vehículos no tripulados con cierto grado de autonomía existen desde hace varias décadas, destacando el desarrollo de los vehículos terrestres no tripulados (Unmanned Ground Vehicles o UGV). Considerando que en etapas iniciales su autonomía se limitaba a seguir trayectorias predeterminadas, y que al desplazarse en entornos reales donde los terrenos presentan asimetrías y obstáculos frecuentes en el recorrido, su uso presentaba fuertes limitaciones.
No obstante, existen ahora modelos de vehículos terrestres autónomos que usan algoritmos de machine learning que mejoran drásticamente su capacidad de desplazamiento, permitiéndoles operar en terrenos complejos o peligrosos, como campos de batalla o zonas contaminadas, donde enviar tropas humanas resultaría arriesgado.
Los ejércitos utilizan vehículos autónomos para diversos fines, entre los que se incluyen medidas antiminas; inteligencia, vigilancia y reconocimiento (ISR); adquisición de objetivos; investigación; o entrega de suministros en áreas de difícil acceso. Estos sistemas también pueden realizar patrullas automatizadas en zonas de conflicto, detectando y reaccionando a posibles intrusos o peligros a través del uso de sensores avanzados y algoritmos de aprendizaje automático que permiten la toma de decisiones en tiempo real.
3. Soft robotics para operaciones en escenarios adversos
Los soft robots (robots blandos) son una de las tecnologías más innovadoras en el campo de la robótica autónoma, especialmente diseñados para operaciones donde la flexibilidad y la adaptabilidad son cruciales. A diferencia de los robots convencionales, que suelen ser rígidos y limitados en su movimiento, los soft robots están construidos con materiales flexibles que les permiten adaptarse, tanto por su diseño y método de desplazamiento, a entornos complejos y difíciles de acceder, por ejemplo, entre lugares muy estrechos o pequeños.
Aunque por su propia naturaleza estos modelos de robots traen ciertas limitaciones, en el sector defensa, los soft robots pueden tener distintas aplicaciones en operaciones de rescate, logística o mantenimiento de infraestructuras. Durante desastres naturales o ataques, por ejemplo, estos robots pueden ingresar en áreas colapsadas o inaccesibles para los humanos u otros equipos tecnológicos, localizando y rescatando personas atrapadas.
Gracias a los algoritmos de IA integrados, estos robots pueden mapear el entorno y encontrar rutas óptimas para llevar a cabo sus misiones de manera autónoma. “La adaptabilidad de los robots blandos redefine la forma en que se ejecutan misiones en zonas de alto riesgo”.
4. Vehículos aéreos autónomos en operaciones de inteligencia
Una de las aplicaciones más relevantes de vehículos autónomos en el ámbito militar es su uso en operaciones de inteligencia, donde destaca el uso de vehículos aéreos no tripulados (UAV) especializados en infiltración y recolección de información para apoyar en la toma de decisiones estratégicas.
La capacidad de operar a grandes altitudes durante largos periodos permite que estos vehículos recopilen datos en tiempo real sobre áreas clave, sin necesidad de intervención humana constante. Los UAV pueden desplazarse autónomamente siguiendo rutas predefinidas para realizar una exploración aérea y desplazarse a otro punto designado, o incluso estrellarse con objetivos, pero en la actualidad se están desarrollando sistemas que permitan una mayor autonomía en este tipo de vehículos y que puedan incluso evitar dinámicamente amenazas que encuentren en el trayecto. Como en el caso de General Atomics Aeronautical Systems, que en 2023 realizó tres misiones de prueba con pilotos dotados de IA en un software Open Mission System (OMS) relevante desde el punto de vista operativo para avanzar en el desarrollo de estas IAs.
Este tipo de inteligencia aérea ofrece una ventaja estratégica al permitir a las fuerzas de defensa anticipar acciones hostiles y preparar respuestas más efectivas. Además, se tiene que considerar que, dadas sus particulares capacidades de desplazamiento, los UAV también son usados ofensivamente donde se espera que transformen los futuros conflictos aéreos, como en el caso del Proyecto Maven, un proyecto de IA del ejército de Estados Unidos que desde 2017 busca optimizar el reconocimiento de objetos en el campo de batalla, como tanques y soldados, para liderar en el uso ofensivo de estos equipos.
A continuación se incluye una tabla con ejemplos de modelos de vehículos autónomos con varias características autónomas usados en distintos países miembros de la OTAN (2021) de acuerdo al reporte Artificial Intelligence and Autonomy in the Military.
En conclusión, los vehículos autónomos potenciados por la IA están replanteando las capacidades de defensa, permitiendo una mayor automatización de tareas críticas y reduciendo los riesgos asociados a las intervenciones humanas. Con el avance continuo de la IA y la robótica, estos equipos han demostrado ser una herramienta crítica para mejorar la capacidad operativa de las fuerzas armadas, y se espera que estos sistemas sigan ampliando su rol en áreas clave como la inteligencia, la logística y la ciberdefensa.