El presupuesto de la República, recientemente aprobado, asciende a 251.8 mil millones de soles (mmds), equivalente al 25% del PIB de 2023. Este monto refleja las expectativas del gobierno a corto y mediano plazo, con un déficit fiscal mayor que en años anteriores, basado en altos precios de materias primas y mayor confianza empresarial. Aunque la incertidumbre persiste debido a la tímida reducción de la inflación, riesgos climatológicos, inseguridad ciudadana e inestabilidad política.
A puertas de un año preelectoral, es importante analizar el gasto de uno de los rubros con mayor relevancia en términos de política social: la salud. Para 2025, se destinan 30.4 miles de millones de soles (mmds) a salud, representando el 12.1% del presupuesto total y aproximadamente 890 soles por persona. Aunque es un incremento respecto al año anterior, no alcanza el 6% del PIB recomendado por la OMS. El presupuesto en salud se divide casi equitativamente entre gobiernos regionales (49.2%) y nacional (48.5%), incluyendo al MINSA, SIS, INS, INEN y SUSALUD. Los gobiernos locales recibirán menos fondos, a pesar de su rol crucial en la salud pública.
Prioridades de Financiamiento
De acuerdo con lo presentado por el ministro César Vásquez ante el Congreso de la República, las prioridades a financiar son las siguientes:
- Infraestructura: Se asigna el 7.3% del presupuesto en salud a la mejora de hospitales en Piura, La Libertad y Apurímac, y la adquisición de equipos. Sin embargo, solo el 0.6% se destina a establecimientos de primer nivel, dejando pendiente el fortalecimiento prometido.
- Lucha contra el Cáncer: Con el 4.3% del presupuesto, se prioriza la compra de “recursos estratégicos,” equipamiento médico y vacunación contra el VPH. Aunque hay avances, se necesita una visión más amplia para abordar los diferentes tipos de cáncer y mejorar su prevención, detección oportuna y atención.
- Digitalización: La compra de Data Centers para historias clínicas y la implementación de almacenes de medicamentos busca mejorar la toma de decisiones con información en tiempo real. Es crucial asegurar la interoperabilidad de los sistemas y capacitar al personal, aunque el financiamiento elegido (por endeudamiento) presenta desafíos para que este gasto se concrete.
- Mejoras Laborales: Quizá el tema con mayor repercusión política sea la promesa de nombrar a la mitad de los profesionales técnicos y auxiliares administrativos CAS del MINSA, los gobiernos regionales y locales, así como el ascenso progresivo del personal de salud. Según la consulta amigable del MEF, en el sector salud, el pago del personal CAS representa el 25% del gasto en retribuciones de todos los niveles de gobierno. Es crucial examinar minuciosamente las repercusiones de estas medidas en la calidad de los servicios ofrecidos, asegurando que no se implementen únicamente para satisfacer a un gremio que podría convertirse en una base electoral en próximas elecciones. Además, es necesario intensificar los esfuerzos para fortalecer las capacidades del personal de salud, una medida recomendada por la OMS para mejorar el sistema.
El presupuesto 2025 presenta varios aspectos positivos que apuntan hacia el futuro. Se incrementa el gasto destinado al control y prevención de la salud mental, una de las principales preocupaciones de la población. Sobresale también la inversión para la continuidad de las políticas de aseguramiento universal en salud y el financiamiento de acciones para la población expuesta al plomo. Además, aumenta el presupuesto para combatir la anemia, especialmente a través de visitas domiciliarias por parte del MINSA. En este ámbito, es crucial revisar las acciones a financiar, ya que las últimas investigaciones cuestionan la efectividad de las medidas tradicionales, lo que podría comprometer la eficiencia del gasto.
Después de las devastadoras consecuencias de la pandemia de COVID-19, es esencial reevaluar los desafíos y las oportunidades del presupuesto de salud para optimizar su asignación. No considerar estos puntos podría afectar la efectividad del gasto en un sector que requiere mayor atención y tiene una relevancia social significativa.
Pese a los avances alcanzados, aún quedan pendientes temas críticos como la creación de fondos para la gestión de emergencias sanitarias, la financiación de iniciativas para mitigar el impacto del cambio climático y la resistencia a los antimicrobianos, así como el fortalecimiento de los mecanismos de participación ciudadana en la definición de prioridades. Además, es fundamental aumentar el financiamiento en innovación e investigación en salud.