El Santuario Nacional de Ampay, en Apurímac, se alza como uno de los refugios naturales más importantes de Perú, un lugar donde la historia, la biodiversidad y el cambio climático se entrelazan de manera profunda. Ubicado entre los picos nevados de la cordillera de Vilcabamba y las montañas que atraviesan el sur de los Andes, el santuario es mucho más que un espacio protegido. Es una muestra viva de cómo la naturaleza resistió el paso del tiempo, y cómo, a pesar de las amenazas que enfrentan sus ecosistemas, la belleza y el equilibrio de sus paisajes continúan cautivando a quienes se aventuran en su interior.
Este lugar histórico cubre un área de 3.635.5 hectáreas. Esta gran extensión se caracteriza por su escarpada geografía y su variedad de ecosistemas que van desde los 2.900 metros hasta los 5.235 metros sobre el nivel del mar. En su interior, riachuelos, lagunas y manantiales dotan al lugar de una belleza única que resalta la importancia ecológica de este rincón de los Andes.
El Santuario es famoso por albergar un pequeño relicto de bosque que crece bajo las faldas del nevado Ampay, dominado por una especie que solo se encuentra en esta zona de Perú: la intimpa. Traducido del quechua como el “árbol del sol”, esta es la única especie de conífera nativa del país, estrechamente relacionada con los abetos, cipreses y pinos que crecen en América del Norte y Europa.
En un tiempo, la especie estuvo al borde de la extinción debido a la explotación maderera y la tala indiscriminada para su uso en la producción de carbón o como árbol ornamental en las festividades navideñas. Sin embargo, el Santuario Nacional de Ampay fue creado el 23 de julio de 1987 para proteger a este valioso árbol, y a lo largo de los años logró reducir la amenaza sobre la especie.
En la actualidad, este sitio protege unas 600 hectáreas de bosque de intimpas, aunque la extensión original, según registros históricos, alcanzaba las 1.200 hectáreas. Jaime Valenzuela, biólogo y jefe del Santuario, señaló para el portal Ladera Sur que la destrucción de estos bosques fue profunda: “La mitad fue arrasada”, lamenta.
Una fauna diversa en peligro
No solo es un refugio para la flora, sino también para una notable variedad de fauna. En sus bosques y áreas circundantes habitan especies como el venado cola blanca, el zorro andino, la vizcacha y el zorrino. Además, el santuario es hogar de dos especies en peligro de extinción: la taruca y el puma, ambas protegidas en el área.
Pero quizás uno de los aspectos más impresionantes del santuario sea su avifauna. Según el portal, Ampay alberga alrededor de 200 especies de aves, convirtiéndolo en un lugar clave para la conservación de la biodiversidad aviar en la región. Entre las especies que habitan este espacio natural se encuentran el colaespina de Abancay, considerado endémico del Santuario y una de las aves más representativas del lugar. También se pueden encontrar otras especies como el pololoco, el siwar q´ente y, esporádicamente, el cóndor y la huallata, todas ellas con un rol importante en el ecosistema local.
La intimpa y los cambios climáticos
A pesar de la creación del santuario, el futuro del bosque de intimpas no está asegurado. Uno de los mayores retos que enfrenta el Santuario Nacional de Ampay es el cambio climático, que ya ha comenzado a afectar sus ecosistemas. En las partes más altas del santuario, a más de 5.000 metros sobre el nivel del mar, se encuentra el glaciar Ampay, una fuente crucial de agua para los ecosistemas de la región. Sin embargo, entre 1986 y 2017, este glaciar perdió 108 hectáreas de superficie, y se espera que el retroceso continúe en los próximos años.
Jaime Valenzuela advierte que el glaciar está condenado a desaparecer en las próximas décadas: “El glaciar es nuestra principal reserva de agua. En el contexto de cambio climático, está condenado tristemente a desaparecer en los próximos 15 años”, explica. Esta desaparición tendrá graves consecuencias para la región, ya que las lagunas y los bofedales que dependen del glaciar son fuentes esenciales de agua para la fauna y la flora del santuario.
A medida que el glaciar se retire, será necesario adaptarse a una nueva realidad en la que los bosques y las zonas de puna se convertirán en las principales fuentes de agua. Para ello, se han iniciado esfuerzos para restaurar y reforestar áreas que actualmente están libres de actividad productiva.
Un santuario accesible al ecoturismo
A pesar de los desafíos, el Santuario Nacional de Ampay sigue siendo uno de los principales atractivos turísticos de la región. Con una gran diversidad biológica, el santuario ofrece a los visitantes una experiencia única de inmersión en la naturaleza. El ecoturismo y el turismo rural son las principales formas de explotación turística en la zona, con un fuerte énfasis en la conservación del entorno natural.
Los visitantes pueden recorrer las diversas rutas que atraviesan el santuario, disfrutando de las impresionantes lagunas de Angasq’ocha y Usphaq’ocha, o emprendiendo el ascenso hacia el glaciar de Ampay. Además, la caminata por las cataratas de Paccha, a 3.650 metros sobre el nivel del mar, es uno de los recorridos más populares.
El bosque de intimpas, además de su valor ecológico, tiene una dimensión espiritual para los habitantes de la región, que lo ven como un símbolo de la vida y la armonía con la naturaleza. El trabajo de conservación que se realiza en el santuario busca, por tanto, proteger no solo las especies que habitan en él, sino también preservar este vínculo profundo entre las personas y su entorno.
El Santuario Nacional de Ampay es, en definitiva, un testimonio de la lucha constante por la conservación de la biodiversidad en Perú, un lugar donde la historia de la humanidad y la naturaleza se encuentran y se entrelazan. Sin lugar a dudas, es uno de los espacios más importantes para la protección de especies únicas y un ejemplo de cómo las comunidades locales pueden ser agentes activos en la conservación de su patrimonio natural y fauna, invita a descubrir la conexión entre la biodiversidad y la historia que lo rodea.