Durante el transcurso del 2024, las autoridades peruanas confiscaron cerca de una tonelada de cocaína en el Aeropuerto Internacional Jorge Chávez, según informes de la Dirección Nacional Antidrogas (Dirandro) que fueron difundidos por Cuarto Poder. Esta cifra refleja los métodos sostenidos de los ‘burriers’ y las mafias del narcotráfico para sacar la sustancia principalmente a tierras europeas.
En el transcurso del año, se detuvo en el principal aeropuerto del país a 166 individuos (160 peruanos y 6 extranjeros), quienes intentaban sacar cocaína hacia destinos como Europa y Asia.
Las operaciones de las autoridades antidrogas, que incluyen vigilancia encubierta y técnicas especializadas de detección, se han intensificado en este terminal aéreo, considerado un punto clave para las redes de narcotráfico que buscan sacar cargamentos de droga del territorio peruano.
El modus operandi
Los ‘burriers’, utilizados por los cárteles de drogas para transportar pequeñas cantidades de estupefacientes en vuelos internacionales, recurren a diversas tácticas de camuflaje.
Según los reportes policiales, las sustancias ilegales son escondidas en equipajes, prendas de vestir, elementos de plástico moldeado e incluso ingeridas en cápsulas.
Un caso reciente involucró a una mujer de 62 años que transportaba más de 700 gramos de cocaína ocultos en mochilas de mano, maletas y estructuras acrílicas. La mujer, identificada como Edith, fue interceptada antes de abordar un vuelo con destino a Milán, Italia, con escala en Madrid.
Durante la intervención, los agentes detectaron la presencia de un polvo blanquecino que, al ser sometido a una prueba con tiocianato de cobalto, adquirió una coloración azul turquesa, confirmando que se trataba de cocaína.
La pasajera fue inmediatamente detenida y trasladada a las oficinas de la Dirandro, donde se inspeccionaron a fondo sus pertenencias. Este procedimiento es parte de los protocolos habituales para interceptar a los ‘burriers’ en el aeropuerto.
Vigilancia encubierta
El equipo antidrogas del Jorge Chávez opera principalmente de manera encubierta. Los agentes se mezclan entre los pasajeros en las salas de embarque e identifican comportamientos sospechosos.
Una vez seleccionados, los pasajeros son sometidos a inspecciones adicionales, que incluyen el uso de escáneres corporales, inspecciones manuales del equipaje y análisis de sustancias con reactivos químicos.
Otro método empleado es el llamado ‘pinchado de maletas’, que consiste en perforar discretamente los equipajes sospechosos para extraer pequeñas muestras y analizarlas. Estas técnicas permiten detectar compartimientos ocultos que podrían contener drogas. Las cámaras de seguridad del aeropuerto complementan la labor policial, registrando los movimientos de los sospechosos y proporcionando evidencia clave para los procedimientos judiciales.
En un caso ocurrido en octubre pasado, una pasajera identificada como Correa Lozano, procedente de Cajamarca, fue intervenida antes de abordar un vuelo hacia Dubái. Las autoridades encontraron droga en un doble fondo de su maleta, lo que llevó a su detención inmediata.
Corrupción y desafíos
No todos los problemas relacionados con el narcotráfico provienen de los ‘burriers’. En algunos casos, se ha detectado corrupción dentro de las mismas instituciones encargadas de combatir este delito.
En mayo de este año, un agente de la Policía Nacional del Perú (PNP) fue captado en video mientras sustraía 200 dólares de la maleta de una ‘burrier’ que había sido detenida en el aeropuerto.
El efectivo, identificado como Nilo Huamán Zanabria, actuó bajo vigilancia de las cámaras de seguridad, pero continúa trabajando en su puesto, lo que ha generado cuestionamientos sobre la eficacia de las medidas disciplinarias dentro de la institución.
La Fiscalía Especializada en Corrupción de Funcionarios asumió el caso y calificó el acto como un delito de peculado. Este tipo de incidentes pone en evidencia la necesidad de reforzar los controles internos y garantizar la transparencia en las intervenciones antidrogas.
Más presión con la expansión
Con la próxima inauguración de la ampliación del Aeropuerto Internacional Jorge Chávez, prevista para enero de 2025, las autoridades anticipan un aumento significativo en el tráfico de pasajeros y vuelos internacionales, lo que podría dificultar aún más la labor de detección.
De acuerdo al Ministerio Público, se requieren mayores recursos y la creación de fiscalías especializadas tanto en el aeropuerto como en zonas clave como el puerto de Chancay, donde también se han detectado actividades relacionadas con el tráfico ilícito de drogas.
Mientras tanto, las operaciones antidrogas en el Jorge Chávez se mantienen en alerta máxima, especialmente en periodos de alta demanda de vuelos, como las fiestas de fin de año. Las autoridades recalcan que la colaboración ciudadana y la capacitación continua de los agentes son fundamentales para enfrentar el desafío que representa el narcotráfico en una de las principales puertas de salida del país.