La icónica Avenida Javier Prado, con sus 17,4 kilómetros de extensión, ha vuelto a ser noticia debido a los interminables atascos que a diario enfrentan los conductores limeños. Según un informe recogido por Exitosa Noticias, recorrer esta avenida desde Magdalena del Mar hasta La Molina durante las horas punta puede tomar hasta dos horas, convirtiendo lo que debería ser un trayecto eficiente en una prueba de paciencia y resignación. Un conductor entrevistado por el medio afirmó: “Todo el año es lo mismo; si voy por las rutas paralelas, igual tardo lo mismo. Prefiero ir directo aunque demore una hora”.
La congestión en Javier Prado, considerada en el 2023 como “la vía más congestionada del año” por la firma especializada Tonton Traffic, es descrita por el mismo medio como un “embudo” por el que transitan 29 rutas de transporte público, taxis colectivos, motocicletas y vehículos de carga pesada. “Estamos hablando del corredor rojo que circula por todo este sector. Tres escasos carriles terminan convirtiéndose en un embudo”, resaltó el informe.
A pesar de múltiples intervenciones, la solución al problema de tráfico sigue siendo una promesa incumplida. La construcción del Bypass del Óvalo Monitor en 2022, por ejemplo, no solo no mejoró la fluidez vehicular, sino que atrajo fuertes críticas hacia el entonces alcalde Jorge Muñoz, cuya gestión fue revocada. El proyecto provocó “múltiples críticas” debido al aumento del tráfico en la zona.
El crónico problema de congestión no distingue la hora o ruta específica. Uno de los conductores entrevistados confirmó que la situación es igual de mala incluso en avenidas alternas: “Esto es espantoso. Lima necesita urgentemente más puentes y túneles para descongestionar”, reclamó al medio, asegurando que no parece haber escapatoria al caos vehicular.
La importancia de la Avenida Javier Prado no se limita solo a su extensión ni a la cantidad de vehículos que la transitan, sino que cruza varios de los principales distritos de la capital, como San Isidro, Lince, La Victoria, San Borja y Ate. Sin embargo, esta arteria, diseñada inicialmente para conectar eficientemente gran parte de Lima, se ha transformado en un sinónimo de estrés y desgaste. Según el informe, el tránsito en esta vía es “un tour forzoso por los distritos de Lima” que obliga a miles de limeños a preguntarse cotidianamente cómo mejorar esta experiencia diaria.
La gestión del tráfico en Lima ha sido un tema recurrente a lo largo de las décadas. El informe recordó hitos como la apertura de la Vía Expresa Paseo de la República en 1968, que culmina en la Avenida Javier Prado Este. Si bien estos proyectos buscaban aliviar la congestión vehicular de esa época, en el contexto actual parecen insuficientes para afrontar las demandas de una ciudad cuya población y parque automotor crecen de manera desproporcionada.
Por su parte, los usuarios insisten en la urgente necesidad de modernizar la infraestructura vial. “Lima necesita más puentes, más túneles. De verdad, ya no se puede”, declaró otro conductor afectado al medio. A pesar de esta percepción colectiva, las soluciones estructurales aún parecen lejanas.
En su último seguimiento, el equipo de Exitosa Noticias documentó las demoras promedio para recorrer esta avenida. Empezando su trayecto en la Avenida Brasil a las siete y media de la mañana —plena hora punta—, constataron que, incluso con los semáforos en verde, los vehículos apenas avanzaban. “Estamos en San Isidro y lo que podemos observar es un semáforo en luz verde, el cual pese a ello, los vehículos avanzan lentamente”, describió el medio.
A pesar de sus atractivos comerciales, culturales y empresariales, los constantes atascos hacen que la Avenida Javier Prado sea vista por muchos como un ejemplo del caos vehicular que domina la capital peruana. Para los conductores, diariamente enfrentarse a esta arteria es un “rito de resignación”. En ausencia de soluciones inmediatas, la paciencia sigue siendo la única opción para quienes dependen de esta vía clave.