Aunque muchas personas aún guardan sus teléfonos móviles en desuso, es posible que pocos sean conscientes de los metales que contienen estos aparatos electrónicos, como el oro, el cobre y la plata.
Estos son excelentes conductores de electricidad, lo que es crucial para garantizar el funcionamiento eficiente de los circuitos y componentes del celular. Estos elementos permiten una transmisión rápida y estable de señales eléctricas, lo que mejora la calidad de la comunicación y el procesamiento de datos.
Entre ellos, destaca el oro: es resistente a la corrosión y al desgaste, lo que asegura la durabilidad de las conexiones y proporciona una vida útil más larga al dispositivo. Esto es especialmente importante para componentes que requieren fiabilidad y un rendimiento constante a lo largo del tiempo.
¿Cuánto oro hay en un teléfono móvil?
Sandra Wilson, profesora de Diseño Ecológico de Metales en la Universidad de Dundee (Reino Unido), indica que cada celular contiene aproximadamente 0,024 gramos de oro.
Por tanto, se necesitan aproximadamente 41 teléfonos móviles para reciclar un gramo de oro.
En el mercado actual, el precio del oro ronda los 83 dólares el gramo, lo que equivale a 311 soles peruanos aproximadamente. Esto significa que, en cada dispositivo descartado, hay aproximadamente 2 dólares o 7,5 soles en valor de oro.
Este dato resulta relevante si pensamos en la fabricación de artículos como anillos de boda, los cuales suelen contener entre 1 y 2 gramos de oro. De hecho, bastarían unos pocos dispositivos antiguos para juntar esa cantidad de metal precioso.
Métodos de recuperación
El proceso de recuperación de metales de dispositivos electrónicos comparado con la minería tradicional revela diferencias notables en eficiencia. Por ejemplo, una tonelada de mineral generalmente produce unos 6 gramos de oro, mientras que el mismo peso en desechos electrónicos permite extraer hasta 350 gramos de oro.
A pesar de esas ventajas, solo alrededor de una quinta parte de los desechos electrónicos a nivel global se recicla, y en países como la India, este porcentaje cae a un escaso 1,5%.
Una iniciativa destacada para sensibilizar sobre la importancia del reciclaje de metales fue el proyecto de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
Para este evento, las medallas se fabricaron completamente con metal recuperado de desechos electrónicos, una estrategia que siguió el precedente de los Juegos de Río 2016, donde el 30% de la plata y el bronce utilizados se reciclaron. Japón lanzó una campaña para motivar a empresas e individuos a donar dispositivos en desuso, lo que permitió la recolección de aproximadamente 80.000 toneladas de residuos electrónicos y 6,2 millones de teléfonos móviles para producir 5.000 medallas.
La extracción de metales en Japón se realizó principalmente mediante la fundición, conocida en la industria como pirometalurgia. Este método es el más común para recuperar metales preciosos de los residuos electrónicos; su costo es de unos 231 dólares por tonelada de residuos, pero las emisiones que genera durante la incineración y el transporte son significativas.
Un enfoque más amigable con el medioambiente es la hidrometalurgia, aunque su costo se eleva a alrededor de 495 dólares por tonelada. Este método es más seguro cuando lo realiza un laboratorio profesional, dada la utilización de sustancias químicas tóxicas y la necesidad de conocimientos básicos de química. Aunque existen numerosos tutoriales en Internet, se recomienda donar los residuos electrónicos a organizaciones benéficas o venderlos a empresas de reciclaje en lugar de intentar hacerlo en casa.
Por último, un enfoque prometedor y emergente para la recuperación de metales es la biometalurgia, que emplea bacterias y hongos en el proceso. Esta técnica requiere muy poca energía y, al igual que la hidrometalurgia, elimina la necesidad de transportar materiales a otras ubicaciones. Además, resulta más rentable que la fundición, ya que los costos pueden ser hasta un 50% menores. Aunque el proceso puede ser más lento, muchos laboratorios en todo el mundo están desarrollándolo, lo que podría incrementar significativamente las tasas de recuperación en el futuro.