A pocos días de la Navidad, la Avenida Abancay, una de las principales arterias viales que atraviesa el Centro de Lima, enfrenta una crisis de tráfico que pone a prueba la paciencia de miles de conductores y pasajeros. La congestión se extiende desde el jirón Amazonas hasta el cruce con la Avenida Nicolás de Piérola, y afecta tanto a vehículos particulares como al transporte público.
La situación es especialmente crítica en horas punta, donde los conductores aseguran que solo para cruzar esta importante vía se demoran hasta una hora. La congestión, que también se extiende por los jirones Ancash, Junín, Huaylas, Cuzco y Puno, ha convertido esta zona en un verdadero caos vehicular.
La principal causa de la pesadilla vial es la falta de personal policial para controlar el tránsito: tan solo diez agentes de la Policía Nacional (PNP) se encuentran en el lugar intentando ordenar el tráfico, pero no dan abasto frente a la gran cantidad de vehículos que circulan por allí, según un despacho difundido este sábado por Exitosa.
El panorama es aún más complicado debido al cierre parcial del puente Ricardo Palma, ubicado en el cruce con la avenida Huánuco, a causa de un accidente ocurrido en octubre pasado, cuando un vehículo impactó contra la parte baja de este puente. Esta estructura, que conecta el centro de Lima con los distritos del Rímac y San Juan de Lurigancho, ha sido reducida en su capacidad, lo que ha generado mayores dificultades para los conductores que se dirigen hacia Lima Este.
El colapso vehicular en la zona también afecta la conexión hacia el desvío al puente Huánuco, y se extiende por varios puntos de la ciudad, complicando aún más el panorama para quienes se trasladan desde y hacia el Rímac y San Juan de Lurigancho. Los conductores y usuarios del transporte público piden soluciones inmediatas, sobre todo a puertas de las fiestas de fin de año, cuando la movilidad se vuelve aún más necesaria por las compras y los desplazamientos a reuniones familiares.
A pesar del esfuerzo de la Municipalidad de Lima y la Policía Nacional por controlar el comercio informal en Mesa Redonda, la situación sigue desbordada. Aunque se implementaron cierres en 15 accesos clave como los jirones Huallaga, Ucayali, Santa Rosa y Cusco para restringir el paso y garantizar la seguridad, los vendedores ambulantes rápidamente desafiaron las barreras y se reubicaron en calles como Puno y Andahuaylas.
En este contexto, el alcalde de Lima, Rafael López Aliaga, ha adelantado que no se implementarán medidas de fuerza contra los vendedores ambulantes. “Tengo que ver la realidad de esta gente”, dijo en RPP al atribuir el crecimiento de la informalidad a las consecuencias de las políticas económicas de gobiernos previos.
“Hay mucha gente que ha caído en la pobreza, la pobreza extrema ha subido al techo, volvimos a cifras de hace 20 años”, señaló. El alcalde destacó que la crisis financiera que atraviesa el país ha impactado gravemente en miles de peruanos, lo que ha empujado a muchos a recurrir al comercio informal como una forma de subsistencia. “Eso es una realidad que no podemos ignorar”, concluyó.