La entrega de canastas en Navidad es una de las tradiciones más arraigadas durante las fiestas en Perú, simbolizando generosidad, unión y gratitud. Este gesto consiste en obsequiar cestas llenas de productos alimenticios, bebidas y dulces típicos de la época, como panetón, chocolates, frutos secos, vinos, entre otros. En muchos casos, también incluyen productos esenciales que contribuyen al bienestar del hogar.
En entornos laborales, las canastas navideñas son entregadas por las empresas a sus colaboradores como un agradecimiento por su esfuerzo durante el año. Es una forma de reconocer el trabajo realizado y fortalecer los lazos entre empleadores y empleados, creando un ambiente de camaradería y motivación.
A nivel familiar y comunitario, regalar canastas es una muestra de afecto y solidaridad. Muchas personas las preparan con dedicación para familiares, amigos y, en algunos casos, para aquellos que atraviesan situaciones difíciles, reflejando el verdadero espíritu de la Navidad: compartir y ayudar a los demás.
Esta costumbre no solo fomenta el intercambio de regalos materiales, sino también el de buenos deseos y valores como la empatía y la gratitud, recordándonos que los pequeños gestos pueden tener un gran impacto en la vida de los demás.
Sin embargo, pocos conocen los orígenes de esta práctica que ha trascendido fronteras y siglos, y que tiene un vínculo directo con rituales de la antigua Roma.
Inicios paganos
La tradición de entregar canastas navideñas tiene orígenes que se remontan a la época romana, cuando se practicaba la sportula. Esta costumbre consistía en la entrega de cestas con comida por parte de los patrones a sus clientes como un gesto de agradecimiento y reconocimiento. Con el tiempo, la sportula evolucionó y fue reemplazada por el reparto de una pequeña cantidad de dinero equivalente a cien cuadrantes.
Hacia finales del siglo XIX, esta tradición resurgió en Europa con la entrega de cestas navideñas a servidores públicos. Ya en la mitad del siglo XX, esta práctica se extendió al sector privado, cuando diversas empresas comenzaron a regalar a sus empleados cestas llenas de productos típicos de la Navidad, como dulces, frutos secos y bebidas, acompañando este gesto con la paga extra de fin de año.
Con el paso de los siglos, la tradición de regalar alimentos en canastas fue perdiendo terreno. Sin embargo, la práctica resurgió en el siglo XIX en países como España e Inglaterra, donde se reinstituyó en las empresas públicas y luego se extendió al ámbito privado.
Las cestas comenzaron a llenarse con productos más sofisticados como turrones, embutidos y vino, y se dieron como parte de las celebraciones navideñas.
Tradición llegó al Perú con la conquista española
Fue a través de la influencia española que la tradición de las canastas llegó a América Latina, y con ello a Perú. A principios del siglo XX, la práctica comenzó a popularizarse, inicialmente, entre el sector público, para luego extenderse rápidamente a las empresas privadas.
En el contexto peruano, a diferencia de sus contrapartes europeas, las canastas no solo incluyen dulces y bebidas, sino también artículos esenciales para la preparación de la cena de Nochebuena. Arroz, azúcar, leche, conservas y, por supuesto, el tradicional panetón se convirtieron en elementos indispensables de la canasta peruana.
Lo que comenzó como un gesto de gratitud se transformó en una verdadera tradición que va más allá del ámbito laboral. En Perú, la entrega de canastas navideñas no se limita a los empleados de una empresa, sino que también se extiende a amigos y familiares, lo que refleja un sentido profundo de solidaridad y unión. Muchas veces, estas cestas no solo se entregan como un detalle de Navidad, sino como una forma de apoyo a las familias de bajos recursos.
Aunque las canastas navideñas varían según el país y la región, su objetivo sigue siendo el mismo: transmitir afecto y crear lazos más estrechos entre las personas.
En otros lugares de América Latina, como México, también se regalan canastas, pero con un enfoque familiar. En Italia, el panettone y el vino son esenciales, mientras que en España los turrones y el jamón ibérico son los productos más tradicionales.
Su evolución en el tiempo
En el Perú, las canastas navideñas han evolucionado, adaptándose a los gustos locales. Además de los alimentos mencionados, no es raro encontrar productos como chocolate para taza, espumantes y algunos artículos de lujo, como aceites o conservas especiales.
En la actualidad, estas canastas se pueden encontrar ya preparadas en supermercados, con diferentes tamaños y precios para ajustarse a cualquier presupuesto. Sin embargo, también es común que las personas personalicen las cestas, agregando detalles únicos como peluches, adornos navideños o mensajes de felicitación.
El espíritu de la Navidad, en el que predomina el compartir y el agradecer, encuentra en las canastas navideñas una de sus mejores representaciones. Este gesto, cargado de simbolismo y cariño, se ha mantenido vivo a lo largo de los siglos, pasando de una costumbre romana a una práctica global.
Cada canasta es un reflejo de lo que significa la Navidad en cada cultura, pero sobre todo, un recordatorio de la importancia de la generosidad y la gratitud.
¿En qué otros países se entregan las canastas navideñas?
La tradición de entregar canastas navideñas se practica en varios países, entre ellos España, Colombia, Perú y en países de la tradición anglosajona:
- España y Colombia
En estos países, la tradición se instauró a mediados del siglo XX y consiste en regalar una cesta con productos típicos de Navidad, como dulces, embutidos o bebidas alcohólicas. - Perú
Esta tradición llegó a Perú a principios del siglo XX a través de la influencia de los migrantes españoles. En Perú, se le da mayor importancia a los productos de despensa, como el arroz, el chocolate de taza, el panetón, la leche, entre otros. - Países de la tradición anglosajona
En estos países, la tradición se celebra el 26 de diciembre, conocido como Boxing Day.