Anniray de la Caridad Bravo Pimentel, una joven venezolana de 24 años, captó la atención pública tras ser detenida por su presunta participación en el secuestro del empresario Raúl Fredy Matamorros Quispe, conocido como el ‘Rey de los abarrotes’.
Según las autoridades, Bravo es integrante de una organización criminal conocida como ‘Family X, Y, Z’, un remanente de la megabanda venezolana Tren de Aragua, activa en múltiples secuestros y otras actividades ilícitas en el país.
La captura de la ciudadana extranjera ocurrió durante un operativo de la Policía Nacional del Perú (PNP) que terminó con el rescate y liberación de Matamorros Quispe, Ella desempeñaba un papel central en el delito, custodiando a la víctima en el lugar donde permanecía cautiva.
La investigación policial reveló que Bravo Pimentel mantenía una relación sentimental con un integrante de la misma organización, quien actualmente cumple condena en el penal de Lurigancho. Este individuo, arrestado meses antes, habría sido clave en la instrucción de Bravo en las operaciones delictivas.
De acuerdo al coronel PNP Jorge Luis Carpio, “el vínculo sentimental entre ambos no se ha perdido, y ella ha seguido activa en la organización, cumpliendo roles cruciales como los que desempeñaba su pareja”.
Entre estos roles, Bravo habría asumido el papel de negociadora en las demandas de rescate, una tarea que aparentemente aprendió de su pareja. Las autoridades sostienen que esta función podría ser determinante para esclarecer su grado de participación en otros casos similares.
Una organización persistente
La banda criminal Family X, Y, Z, a la que se atribuye el secuestro, está involucrada en al menos cinco casos anteriores, según datos de la PNP. Uno de los más mediáticos fue el rescate del empresario Hilario Porras en agosto de este año.
Porras, reciclador de plásticos, fue liberado tras 14 horas de cautiverio gracias a un operativo policial, aunque el intento de pago del rescate fue frustrado por una intervención bancaria.
Las autoridades detallaron que la estructura de estas bandas se asemeja a la de otras organizaciones asociadas al Tren de Aragua. Estas operan con un alto grado de planificación, dividiendo las tareas entre sus miembros, desde la captura de la víctima hasta la custodia y negociación del rescate.
Roles estratégicos
La participación de mujeres jóvenes como Bravo Pimentel no es un caso aislado dentro de estas redes criminales. En varias ocasiones, se ha detectado que estas bandas reclutan mujeres para desempeñar roles estratégicos, aprovechando su capacidad para pasar desapercibidas o generar confianza en las víctimas.
Según la policía, Bravo no solo cumplía con la función de custodiar a la víctima, sino que también formaba parte del brazo logístico de la organización, encargándose de aspectos clave para el éxito del secuestro. Este modus operandi refleja la complejidad de las operaciones de estas bandas, que requieren al menos diez integrantes para ejecutar un delito de esta naturaleza.
El caso de esta joven venezolana ocurre en un contexto de preocupación creciente por el aumento de los secuestros en Perú. En lo que va del año, se han registrado má de una decena de incidentes similares, lo que indica un resurgimiento de esta modalidad delictiva en el país.
Las autoridades han reforzado las investigaciones para desarticular las bandas criminales responsables. Aunque en el operativo reciente se logró capturar a cuatro integrantes de Family X, Y, Z, se estima que aún quedan al menos seis miembros activos.
La captura de Anniray Bravo Pimentel pone en evidencia cómo estas organizaciones delictivas se adaptan y evolucionan, perpetuando su actividad a través de vínculos familiares o sentimentales entre sus miembros. Mientras tanto, las autoridades continúan trabajando para esclarecer los hechos y desmantelar por completo esta red criminal.