Julio Ramón Ribeyro murió el 4 de diciembre de 1994. Han transcurrido 30 años de su partida y su obra no solo se estudia y se lee, sino que también se extiende. “Invitación al viaje y otros cuentos inéditos” (Penguin Random House, 2024) fue el libro más comprado de la Feria Internacional del Libro de Lima y el origen de un debate sobre la necesidad de su publicación.
“Solo uno me gustó”, dijo Alfredo Bryce Echenique sobre la obra póstuma de uno de sus mejores amigos. En conversación con Infobae Perú, el autor de “La vida exagerada de Martín Romaña” no recordó el nombre del texto que disfrutó, pero recalcó que “los demás me parecen que son cuentos que Julio Ramón (Ribeyro) dejó olvidados, descartados. Me da esa impresión”.
La duda desapareció cuando se le consultó si fue buena la decisión de publicar los cuentos inéditos. “Sí, yo creo que sí”, recalcó, pero la incertidumbre retornó cuando este medio preguntó si le gustaría que suceda lo mismo con sus manuscritos que todavía no han sido editados.
El “ataque” de Mario Vargas Llosa
Mario Vargas Llosa consideró como amigo a ‘El flaco’ hasta que este lo criticó por su postura contra la estatización de la banca en el gobierno de Alan García. En “El pez en el agua”, el Premio Nobel recuerda que Ribeyro fue visto “trotando por París con otros funcionarios del gobierno aprista en busca de firmas para un manifiesto (...) que firmaron un grupo de “intelectuales peruanos” establecidos allí”.
“En sus memorias lo maltrata”, asegura Alfredo Bryce Echenique sobre los párrafos que el autor de “Conversación en La Catedral” le dedica a Julio Ramón Ribeyro en el capítulo catorce titulado “El intelectual barato”. Haberlo considerado como “un escritor decoroso y nada más (...) me parece una injusticia increíble”, indicó Bryce a Infobae Perú.
" ¿Qué había tornado al apolítico y escéptico Ribeyro en un intempestivo militante socialista? ¿Una conversión ideológica? El instinto de supervivencia diplomática. Así me lo hizo saber él mismo, en un mensaje que me envió en esos mismos días [y que a mí me hizo peor efecto que sus declaraciones], con su editora y amiga mía Patricia Pinilla: «Dile a Mario que no haga caso a las cosas que declaro contra él, pues sólo son coyunturales.»)”, escribió Vargas Llosa.
El general Velasco
Julio Ramón Ribeyro “había sido nombrado diplomático ante la Unesco por la dictadura de Velasco y fue mantenido en el puesto por todos los gobiernos sucesivos, dictaduras o democracias, a los que sirvió con docilidad, imparcialidad y discreción”, según el Premio Nobel de Literatura 2010.
“Yo en eso no me metía”, recuerda Bryce Echenique, aunque recalca que el único acercamiento que tuvo con el general fue durante una cena en Palacio de Gobierno.
- Donde tuvo la audacia de pedirle una embajada
- No, una agregaduría cultural en Venecia
Sin embargo, en una entrevista de 2018 para RPP, Alfredo Bryce Echenique recordó que en una noche de jarana con Velasco surgió la discusión sobre cuál era el precio de un ser humano. Ante la insistencia del general, el autor de “No me esperen en abril” dijo que el suyo era “ser embajador en Venecia”. Cerrado el acuerdo y a punto de despedirse, el líder del Gobierno Revoluacionario de las Fuerzas Armadas le recordó al escritor que Perú no tenía embajada en Venecia.
“Fue un régimen que hizo mucho daño al Perú, la Reforma Agraria fue un desastre. Todas esas cosas estaban en ebullición para que alguien las tomara e hiciera algo y Velasco lo tomó muy mal. La nacionalización de las haciendas fue muy dañina para el Perú. Tuvo las mejores intenciones”, recordó Bryce.