El Ministerio Público ha presentado una acusación formal contra 46 personas relacionadas con la organización criminal ‘Cuellos Blancos del Puerto’, liderada por el expresidente de la Corte Superior del Callao, Walter Ríos Montalvo. A ellos se les imputa un total de 113 hechos ilícitos, incluyendo corrupción y tráfico de influencias.
El caso ‘Cuellos Blancos del Puerto’, considerado uno de los mayores escándalos judiciales en el Perú, avanza hacia un nuevo capítulo. La Fiscalía Supraprovincial del Equipo Especial ha presentado un requerimiento acusatorio contra 46 personas, señaladas como piezas clave en la red de corrupción liderada por Walter Ríos Montalvo, exjefe de la Corte Superior de Justicia del Callao.
La acusación detalla un sombrío panorama: 113 hechos ilícitos que abarcan delitos como organización criminal, cohecho, peculado, tráfico de influencias y negociación incompatible. Estas actividades habrían socavado las bases del sistema judicial peruano, favoreciendo intereses particulares mediante prácticas ilegales.
Penas severas para los principales implicados
Entre los acusados destacan exfuncionarios de alto nivel como Gianfranco Martín Paredes Sánchez y John Robert Misha Mansilla, exasesor y exchofer de Ríos, para quienes se han solicitado penas de 34 años y cuatro meses.
Otros exfuncionarios de la Corte Superior del Callao también enfrentan acusaciones graves: Carlos Parra Pineda, exgerente de Administración Distrital, podría recibir 33 años y nueve meses de prisión; mientras que Nelson Aparicio Beizaga y Verónica Rojas Aguirre, vinculados a las áreas legales y financieras, enfrentan solicitudes de 22 años y ocho meses.
La red se extiende más allá del ámbito judicial. Exasesores del desaparecido Consejo Nacional de la Magistratura (CNM), como Pablo Saúl Morales Vásquez y Miguel Ángel Torres Reyna, también están en la lista con solicitudes de penas que oscilan entre 17 años y dos meses.
Servidores judiciales, empresarios y abogados se suman a la larga nómina de acusados, destacando figuras como Mario Américo Mendoza Díaz, para quien se pide una pena de 14 años y siete meses, y abogados como Jacinto César Salinas Bedón y Marcelino Meneses Huayra, con solicitudes de 20 años de prisión cada uno.
Una red que involucra múltiples sectores
El entramado de los ‘Cuellos Blancos del Puerto’ no solo incluye a operadores del sistema judicial, sino también a empresarios y ciudadanos que habrían utilizado sus influencias para obtener beneficios. Según la acusación, las actividades de la organización se asemejan a un “teatro de poder” donde cada actor desempeñaba un rol crucial para consolidar esta red de corrupción.
Algunos empresarios, como Fernando Seminario Arteta y Rubén Nieto Mujica, enfrentan pedidos de nueve años y dos meses de prisión. Otros, como David Kuoman Saavedra y Carlos Alberto Zúñiga Capuñay, podrían recibir penas más leves, de aproximadamente cuatro años y siete meses. Mientras tanto, varios abogados litigantes también han sido acusados, con penas solicitadas que van desde 10 hasta 20 años de prisión.
Los Cuellos Blancos del Puerto
César Hinostroza Pariachi y exmiembros del desactivado Consejo Nacional de la Magistratura (CNM), formaban parte de una red de corrupción que sacudió al sistema judicial del país allá por el 2018. Esta organización, conocida como ‘Los Cuellos Blancos del Puerto’, fue desmantelada hace varios años, revelando un entramado de corrupción que involucraba a funcionarios del Poder Judicial y del Ministerio Público.
La estructura de Los Cuellos Blancos del Puerto se componía de tres redes de corrupción, cada una con un rol específico dentro del esquema delictivo. La primera red estaba integrada por jueces y personal administrativo de diversos juzgados, quienes facilitaban rebajas de penas a cambio de beneficios. La segunda red incluía a abogados litigantes y empresarios, quienes participaban en negociaciones para el ascenso de funcionarios. La tercera red, la más destacada, involucraba al juez supremo César Hinostroza y a exmiembros del CNM, quienes tenían un papel central en la manipulación de decisiones judiciales.
Este caso emblemático de corrupción salió a la luz gracias a investigaciones de IDL que revelaron cómo los implicados utilizaban sus posiciones para influir en decisiones judiciales y administrativas.