Cada vez que llega el mes de diciembre, las calles del Perú, y de todo el mundo occidental, se transforman en un hervidero de emociones y movimiento debido a las fiestas de Navidad.
En este tiempo del año, se puede ver a personas de todas las edades que circulan con bolsas y paquetes, buscando completar las compras que darán vida a las fiestas.
Entre los íconos de esta temporada destacan las canastas navideñas, cargadas de alimentos y productos que no solo alivian el bolsillo, sino que simbolizan un acto de gratitud y unión. Pero, ¿de dónde proviene esta costumbre que impregna las celebraciones con un toque especial?
Origen imperial
El origen de las canastas navideñas se remonta a prácticas ancestrales que datan de la época del Imperio Romano. Durante las Saturnales, fiestas que honraban al dios Saturno una semana antes del 25 de diciembre, era común que los patrones ofrecieran cestas de alimentos a sus trabajadores.
En un gesto de generosidad, estas cestas contenían productos esenciales para las familias de la época, marcando un momento de alivio en medio de las dificultades cotidianas.
Con el paso de los siglos, esta tradición evolucionó y se adaptó a diferentes contextos culturales. En la Edad Media, por ejemplo, surgió una costumbre vinculada al “Boxing Day”, celebrado el 26 de diciembre. En esta fecha, los empleadores entregaban cajas con regalos o alimentos a sus empleados como muestra de agradecimiento por el trabajo realizado durante el año.
Otra variante menciona que los trabajadores llevaban cajas vacías a sus lugares de empleo, invitando a sus jefes a llenarlas con donaciones, fortaleciendo así el espíritu de solidaridad propio de la temporada.
La llegada de las canastas navideñas al Perú
Aunque no se tiene una fecha precisa, en el Perú las canastas navideñas comenzaron a difundirse durante el siglo pasado. Desde entonces, esta práctica se ha consolidado como un gesto emblemático que marca el inicio de las celebraciones decembrinas.
Más allá de ser un obsequio, estas canastas se perciben como un símbolo de agradecimiento por el esfuerzo de los trabajadores, así como un acto que refuerza los lazos entre empleadores y empleados.
En la actualidad, las empresas y organizaciones las utilizan para reconocer el compromiso y la dedicación de sus colaboradores. Esta tradición trasciende el ámbito laboral, extendiéndose también a sorteos comunitarios y obsequios entre familiares, consolidándose como un elemento indispensable en la celebración navideña peruana.
¿Qué contienen estas cestas?
El contenido de las canastas puede variar según el presupuesto y las preferencias de quien las arma, pero ciertos productos se han convertido en clásicos infaltables.
Entre ellos destacan el panetón y el chocolate para taza, indispensables en la cena navideña. También suelen incluirse alimentos básicos como arroz, azúcar, leche, menestras y fideos, junto con productos más festivos como vinos, champagne y dulces.
En algunos casos, las canastas incluyen sorpresas o regalos adicionales, añadiendo un toque especial al obsequio. Este cuidado en la selección de los productos busca no solo satisfacer necesidades materiales, sino también transmitir el espíritu de celebración y abundancia propio de la Navidad.
Tradición global
La costumbre de entregar canastas navideñas no es exclusiva del Perú. En distintos países, esta práctica ha adquirido características únicas que reflejan las particularidades culturales de cada región.
En Italia, por ejemplo, las canastas incluyen el tradicional pandoro, un pan dulce que acompaña a vinos y licores típicos. En España, los llamados “lotes de Navidad” suelen contener dulces como turrones y polvorones, además de embutidos y bebidas alcohólicas.
Por su parte, en México, las canastas no solo se destinan a empleados, sino también a familiares y amigos. Allí es común encontrar productos como embutidos y bebidas tradicionales, que enriquecen las mesas festivas con sabores locales.
Más allá del obsequio
Si bien las canastas navideñas representan un alivio económico para muchas familias, su significado va más allá de lo material. Estos obsequios simbolizan gratitud y aprecio, fortaleciendo los vínculos entre empleadores y trabajadores, así como entre familiares y comunidades.
En un contexto laboral, las canastas se perciben como una forma de reconocimiento al esfuerzo y la dedicación que los empleados brindan a lo largo del año. En el ámbito personal, son una manera de expresar cariño y generosidad, cualidades que cobran especial relevancia durante las fiestas navideñas.
Aunque no existe una obligación legal para entregarlas, muchas empresas las mantienen como parte de sus tradiciones internas, conscientes de que estos gestos contribuyen a construir relaciones más sólidas y armoniosas.