En julio, Citi Researh señaló que la situación política en Perú es incierta y fragmentada, especialmente dado que el gobierno de Dina Boluarte contaba con una aprobación extremadamente baja: apenas un 5%, lo que la colocaba entre las más bajas de la región y del mundo.
En ese mes, los datos del Instituto de Estudios Peruanos (IEP) lanzaban que solo el 5% de los ciudadanos respaldaba a la presidenta Boluarte, mientras que un 90% la rechaza. A nivel regional, su tasa de aprobación era del 6%, una cifra superada por todos los demás presidentes, y muy por debajo del 88% de Nayib Bukele, según el CID Gallup.
Citi reveló que muchos inversionistas extranjeros, que no siempre están familiarizados con la situación local, se sorprenden al ver cómo una presidenta con una aprobación tan baja sigue en el poder.
Ya estamos en diciembre y el contexto no ha cambiado. En el marco del CADE Ejecutivos 2024, Ipsos presentó un análisis que mostró un descontento generalizado en el sector empresarial peruano hacia los principales líderes políticos del país. En el caso de Dina Boluarte, la desaprobación alcanzó un 93%, mientras que su nivel de apoyo se redujo a solo un 6%. Esta cifra refleja un giro significativo, considerando que el año pasado su aprobación era del 37%. Además, en conversación con Infobae Perú, Ernesto Revilla, economista jefe de Citi Global Perspectives & Solutions para Latinoamérica, habló de cómo esta desaprobación en la política afecta a la economía.
Citi advierte a Perú, Colombia, México y otros países por su inestabilidad política
En un reporte de Citi GPS para el mes de noviembre, la entidad financiera detectó algunos países en Latinoamérica cuyas economías están siendo afectadas por el sector político.
“En Colombia, las políticas del presidente Gustavo Petro han generado inquietud entre los inversionistas por las reformas fiscales y laborales. En México, la influencia del partido Morena ha generado cambios regulatorios y una mayor intervención estatal, particularmente en el sector energético, lo que ha afectado la confianza de los inversionistas y la incertidumbre a través de la previsibilidad de las decisiones de los jueces con la reciente reforma judicial. Además, la inestabilidad política observada en países como Guatemala, Perú y Ecuador ha amplificado la incertidumbre, creando obstáculos para atraer inversión extranjera y asegurar las ventajas regionales que podría ofrecer el nearshoring”, se lee en el informe.
Sobre Perú en específico, Ernesto Revilla, en conversación con Infobae Perú, ahonda en cómo la política influye, en este caso negativamente, en la economía.
“Se ha dicho que un país particularmente como Perú la política estaba separada de la economía. Y eso ha sido cierto durante mucho tiempo. Pero ahora ya vemos que hay algo de contaminación de la incertidumbre política hacia la actividad económica a través del efecto de la confianza. Cuando hay mucho ruido político y baja la confianza de la inversión y esta baja, afecta el crecimiento económico. No hay duda de que hay vasos comunicantes entre la política y la economía y esa es la razón por la que vimos un crecimiento bajo, sobre todo en el 2023″, opinó.
Aun así, el economista jefe de Citi para Latinoamérica tiene buenas expectativas para el futuro. “Afortunadamente, hemos visto un buen desempeño macroeconómico que ha ayudado a que la confianza de la inversión se venga recuperando y por eso tenemos buenas perspectivas para el 2025. Pero es muy importante darle seguimiento a cómo se encuentra la confianza de la inversión en algunos otros países. Yo diría que en los países andinos, en Colombia, en Perú, en Ecuador, incluso en Guatemala, estamos en un momento donde hay mayor confianza en la inversión de la que tuvimos en el 2023″, menciona.
¿La política y la economía de un país deberían ir de la mano?
En Perú, la relación entre política y economía suele ser objeto de debate, especialmente en un país que ha enfrentado crisis políticas recurrentes, las cuales tienen un impacto en el crecimiento económico. Julio Velarde, presidente del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), ha planteado en varias ocasiones que ambas esferas están profundamente interconectadas.
En el foro CADE 2024, Velarde destacó que, aunque se suele hablar de mantener “cuerdas separadas” entre economía y política, en la práctica, el desarrollo económico se ve directamente afectado por la estabilidad política y el marco institucional del país.
El Presidente del Directorio del Banco Central de Reserva del Perú subrayó que la inestabilidad política genera incertidumbre y frena las inversiones, ya que los actores económicos necesitan reglas claras y previsibilidad para operar. También resaltó que reformas en áreas como el sistema tributario, laboral y el gasto público son esenciales para generar un crecimiento sostenido, señalando que estas dependen de decisiones políticas responsables. Por ejemplo, mencionó que Perú podría crecer a tasas del 5% si se implementaran reformas clave que también incluyen una mejora en la calidad del servicio público y mayor apoyo al sector privado.
Además, enfatizó la importancia de mantener una disciplina fiscal y monetaria, algo que, según él, Perú ha aprendido después de periodos de alta inflación en el pasado. Esta disciplina ayuda a mantener credibilidad económica incluso en contextos políticos desafiantes, aunque insistió en que la estabilidad política es un complemento necesario para maximizar el potencial económico del país.