El fenómeno de la capibara ha dejado de ser simplemente una especie silvestre de la Amazonía para convertirse en un auténtico ícono viral a nivel mundial. Este roedor, nativo de las vastas regiones selváticas de América del Sur, ha irrumpido en la cultura popular, particularmente gracias a la fuerza de las redes sociales. Su imagen, caracterizada por una tranquila y amigable expresión, se ha multiplicado en plataformas como Instagram y TikTok, donde sus videos y fotos provocan una ola de ternura y admiración.
No es raro ver a miles de internautas compartiendo momentos protagonizados por capibaras, relajándose en el agua, paseando en grupo o interactuando con otros animales tiernos, lo que ha generado una auténtica fiebre por este animal. Si hace unos años la capibara era solo una pieza más dentro de la biodiversidad amazónica, hoy se ha convertido en protagonista de una vasta gama de productos comerciales: desde peluches y mochilas hasta artículos de papelería y hasta ropa. Pero mientras la capibara conquista corazones en todo el mundo, muchos se preguntan: ¿es este el nombre correcto?
¿Se dice ‘capibara’ o ‘ronsoco’?
En Perú y en otras regiones de Sudamérica, a este animal se le conoce como ronsoco, un término profundamente arraigado en la cultura local. Así que, ¿deberíamos hablar de la capibara o del ronsoco? La respuesta no es sencilla. Mientras que capibara es el nombre más reconocido internacionalmente, el término ronsoco sigue siendo el utilizado por las comunidades cercanas a su hábitat natural, particularmente en la región amazónica de Perú.
Asimismo, en Argentina, la capibara es conocido como carpincho, un nombre que resuena fuertemente en la región del Río de la Plata. Aunque en otras partes de Sudamérica se le llama ronsoco o capibara, el término carpincho es el más común en este país, donde el roedor es un símbolo tanto de la fauna rural como de las áreas urbanas cercanas a ríos y lagunas.
En ciudades como Buenos Aires, los carpinchos han ganado popularidad debido a su frecuente aparición en parques y áreas suburbanas, donde se han hecho parte del paisaje. En este contexto, no solo el nombre varía, sino también la percepción cultural del animal, que en Argentina se ha convertido en un emblema de la naturaleza que convive en armonía con las áreas pobladas, lo que lo hace aún más cercano al imaginario colectivo de los argentinos.
Un boom comercial
Este fenómeno no se limita solo a las redes sociales. En la ciudad de Lima, los mercados y centros de comercio como Mesa Redonda y el Mercado Central han experimentado una oleada de productos inspirados en la capibara. Peluches, mochilas, carteras, llaveros, álbumes de figuritas… toda una variedad de artículos temáticos que se han vuelto los más solicitados, especialmente durante la temporada navideña.
Los comerciantes locales han sabido aprovechar esta ola de popularidad, ofreciendo desde pequeños souvenirs hasta productos de mayor envergadura, todos ellos con el sello del simpático roedor. Así, la capibara ha dejado de ser un simple fenómeno de entretenimiento en redes sociales para convertirse en un verdadero boom comercial.
Lo que comenzó como una simple curiosidad en internet ha trascendido fronteras. La capibara ha logrado conquistar mercados más allá de Sudamérica, siendo protagonista en tiendas de Estados Unidos, Europa e incluso Asia. Su viralidad ha trascendido el ámbito local, y se ha instalado en el imaginario colectivo global, unificando a consumidores de diversas culturas en torno a un mismo amor por este animal. En los últimos años, este roedor de la Amazonía ha dado un paso gigante desde su hábitat natural hacia las vitrinas del mundo entero, y en este proceso, su nombre ha jugado un papel fundamental.
Por lo tanto, tanto capibara como ronsoco son términos válidos, pero su uso depende del contexto. Mientras que el primero se ha popularizado en el ámbito global, el segundo sigue siendo el más representativo y tradicional en el mundo andino y amazónico. En cualquier caso, lo que es indiscutible es que la capibara, ronsoco o carpincho ha encontrado un lugar privilegiado en el mercado global, dejando su huella en todo tipo de productos comerciales y ganándose un lugar especial en la cultura popular.