El Modelo Tren de Aragua: Gobernanza criminal y carcelaria en América Latina

Actualmente, si el máximo jefe da la banda, llamado “Niño Guerrero”, fuese capturado y se desarticulara la banda, el modelo criminal seguiría funcionando

La Policía Nacional del Perú (PNP) expulsó del país al ciudadano venezolano Ángel García Hernández. (Andina)

El “Modelo Tren de Aragua” no se limita a relatar la historia de una banda criminal asentada en el estado de Aragua, sino que analiza un modelo de actuación criminal que ha llegado a extenderse a lo largo del continente. Se trata del modelo “Tren de Aragua-Torocón-San Vicente”, ya que tiene sus raíces en la cárcel de Tocorón, donde esta banda se constituye y es en el barrio San Vicente donde valida su modus operandi de copamiento criminal.

Este fenómeno se trata de una “gobernanza criminal” que se consolida en su experiencia de “gobernanza carcelaria”, retroalimentando ambas esferas como dos caras de una misma moneda. Este modelo se caracteriza por tres elementos principales: la concentración del poder, el dominio territorial, y la diversificación delictiva. Estas dinámicas se desarrollan a través dinámico proceso criminal “calle-cárcel-calle” (“banda-cana-barrio”).

Luego de la consolidación del “Modelo Tren de Aragua”, y con un ejército de incondicionales, se expande por otros estados de Venezuela y por otros países de la región, constituyendo una organización delictiva continental dinámica y multifacética. Aunque no es la única banda en Venezuela que ha seguido este proceso, es la primera que llegó a exportar su modelo con sello propio y consolidarse en gran parte del continente.

La expansión internacional del “Tren de Aragua” se explica por varios factores. En primer lugar, la migración masiva de venezolanos posibilitó el traslado encubierto de delincuentes y exmiembros de este grupo criminal, particularmente durante la tercera ola migratoria a partir de 2015. En segundo lugar, el tipo de delincuencia más organizada y letal en comparación a otros países de la región les permitió dominar espacios y ámbitos delictivos inéditos. Por ejemplo, en Colombia, Brasil o México no han tenido el mismo impacto y dominio que han alcanzado en Perú, Chile o Bolivia. Finalmente, la mayoría de los delincuentes que migró de Venezuela no tenían mucho que perder en su país.

Más allá de los factores que ayudaron a su expansión y consolidación internacional, es primordial conocer y comprender los orígenes organizativos del “Tren de Aragua” para entender cómo ha logrado trascender a sí misma. Actualmente, si el máximo jefe da la banda, llamado “Niño Guerrero”, fuese capturado y se desarticulara la banda, el modelo criminal seguiría funcionando.

En ese sentido, no solo podemos afirmar que este nuevo modelo de gobernanza criminal y carcelaria es replicable en otras realidades ajenas a su natal estado de Aragua y a su destruida cárcel de Tocorón; sino que, de hecho, ha sabido ‘metamorfosearse’ en cada país, según sea la relación con el Estado, la comunidad y los posibles competidores.

Lo paradójico es que ahora existen bandas de delincuentes locales que actúan bajo el mismo esquema del modelo criminal, sin que tengan mayor vinculación o dependencia de la original banda venezolana. Por eso, en algunos países de la región se pueden encontrar grupos delictivos que los medios de comunicación denominan comúnmente “Tren de Aragua”, sin que pertenezcan a esta organización; ya que importa poco si pertenecen orgánicamente a ella, lo importante es que “actúan como ellos” (como una especie de marca, franquicia o royalty informal).