Tras siete años de trabajo conjunto, el proyecto ‘Construyendo Resiliencia en los Humedales de la Provincia Datem del Marañón en Perú’ culminó con importantes logros para la conservación y desarrollo sostenible en la región amazónica. El cierre del proyecto contó con la presencia del Viceministro encargado de Gestión Ambiental y Jefe del Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Sernanp), José Carlos Nieto, que destacó los logros alcanzados en la región Loreto.
Esta iniciativa, aprobada en el marco de la COP20 realizada en Perú, fue el primer proyecto de financiamiento del Fondo Verde para el Clima (GCF) en Perú y en el mundo. El GCF es el único fondo a nivel global destinado a promover la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y mejorar la capacidad de respuesta de los países en desarrollo ante los efectos del cambio climático.
A lo largo de los años, y con una inversión que ascendió a 9.138 millones de dólares, esta iniciativa ha permitido mejorar la calidad de vida de las comunidades indígenas mediante un modelo de aprovechamiento sostenible de los recursos naturales, sin poner en riesgo la biodiversidad de los humedales.
Un modelo de aprovechamiento sostenible
Los humedales del Datem del Marañon son la tercera turbera tropical más grande del mundo, solo detrás de Indonesia y la República del Congo. Las plantaciones son una barrera natural contra el cambio climático, con la capacidad de almacenar 6,8 billones de toneladas de carbono en sus suelos. Sin embargo, la región enfrenta serias amenazas debido a la deforestación, la tala ilegal, la expansión agrícola y la extracción no regulada de frutos como el aguaje, lo que pone en riesgo tanto los humedales como las comunidades que dependen de ellos.
El proyecto Humedales del Datem ha trabajado en colaboración con más de 100 comunidades indígenas, abarcando siete pueblos originarios amazónicos. A través de un modelo de aprovechamiento sostenible de los recursos naturales, las comunidades han mejorado sus condiciones de vida sin comprometer la salud de los ecosistemas. Entre otros logros del proyecto, se destaca la creación del Área de Conservación Ambiental Sasipahua, que abarca 81 812 hectáreas, y el reconocimiento del aguaje como recurso emblemático de la zona.
Patricia Balbuena, directora del proyecto, expresó que uno de los logros más significativos ha sido reforzar la resiliencia de las comunidades indígenas mediante la tecnificación de sus actividades económicas y la creación de bionegocios formales. Entre las iniciativas más destacadas se encuentran la habilitación de ocho plantas de procesamiento¿, incluyendo dos plantas de hielo, seis de energía fotovoltaica y cinco de tratamiento de agua.
“Los bionegocios tienen 874 socios, de los cuales 406 son mujeres y 468 hombres de comunidades nativas. Los mismos que están formalizados en registros públicos, cuentan con registro tributario e informan sus ventas anuales a la SUNAT”, precisó Anton Willems, director ejecutivo de Profonanpe.
Avances en los derechos territoriales de las comunidades nativas
Uno de los resultados más importantes del proyecto ha sido el fortalecimiento de los derechos territoriales de las comunidades indígenas. A través de la zonificación territorial, se lograron reconocer las delimitaciones étnicas de pueblos como los Chapra, Chawi, Quechua y Candoshi. Además, más de 3.700 personas del pueblo Achuar fueron registradas en la Reniec, obteniendo por primera vez un Documento Nacional de Identidad (DNI), lo que les ha permitido acceder a derechos fundamentales como la educación, la salud y la participación política.
El viceministro José Carlos Nieto resaltó el impacto positivo de estas acciones, destacando la aprobación de un Plan Local de Cambio Climático por parte del gobierno provincial del Datem del Marañón. Este plan, según Nieto, se convertirá en un modelo a seguir para otras regiones del país: “Con su apoyo hemos logrado que cuenten con un Plan Local de Cambio Climático que ha sido aprobado por un gobierno provincial, que es un ejemplo que queremos replicar en muchos espacios”, afirmó durante la ceremonia de cierre.
Un camino lleno de desafíos
A pesar de todos estos logros, el camino hacia la conservación de los humedales no ha estado exento de obstáculos. El área ha sido históricamente afectada por actividades ilegales, como la minería y la tala indiscriminada, que han puesto en peligro tanto el medio ambiente como las comunidades locales. En este sentido, José Carlos Nieto fue enfático al afirmar: “Hay muchas actividades ilegales que están en la zona, como la minería ilegal, los cultivos ilícitos que creemos que tienen que ser combatidas con actividades económicas sostenibles, con la gente haciendo producción de sus recursos que son de su bosque.”
Para hacer frente a estos problemas, el proyecto promovió la creación de comités de vigilancia ambiental en las comunidades locales, con el objetivo de monitorear las actividades ilegales y promover prácticas sostenibles. Neir Pinedo Torres, teniente alcalde de Datem del Marañón, reconoció los esfuerzos realizados, pero subrayó que aún queda mucho trabajo por hacer. “Nosotros tenemos tres actas a nivel de la provincia, de las cuales ya hemos implementado los comités de vigilancia, pero aún falta mucho para que puedan hacer el trabajo correspondiente”, explicó.
Por otra parte, la distancia y la dificultad de acceso a algunas zonas del Datem del Marañón, que pueden requerir entre 8 y 12 días de tránsito por ríos, han hecho que muchas veces las autoridades no puedan llegar a tiempo para implementar acciones efectivas. Este aislamiento ha dificultado tanto la gestión de recursos como la respuesta ante emergencias. Sin embargo, a pesar de estos desafíos, como destacó Patricia Balbuena, el modelo de desarrollo sostenible implementado en el Datem del Marañón es un ejemplo de cómo es posible equilibrar la conservación ambiental con el bienestar de las comunidades.