Mercado Central San Pedro, en Cusco, es declarado Patrimonio Cultural de la Nación

Con esta disposición, cualquier intervención en el recinto deberá contar con autorización del Ministerio de Cultura, garantizando así que permanezca fiel a su esencia histórica y cultural

El Mercado Central San Pedro marcó el fin de los mercados al aire libre y el inicio de un Cusco moderno. (Foto: Mincul)

El Mercado Central San Pedro, uno de los símbolos más representativos de la ciudad del Cusco, ha sido declarado monumento integrante del Patrimonio Cultural de la Nación por el Ministerio de Cultura.

Este espacio, que desde hace un siglo combina tradición, modernidad y vida comunitaria, será ahora protegido como parte del legado histórico y cultural del Perú. La resolución oficial fue publicada en el diario El Peruano, consolidando su estatus como un pilar del Cusco y de la memoria nacional.

El anuncio resaltó la importancia del mercado no solo por su diseño arquitectónico innovador para la década de 1920, sino también por su rol como eje de tradiciones ancestrales que aún se mantienen vivas entre sus paredes. Para los cusqueños, el Mercado Central San Pedro es más que un lugar de comercio: es un corazón palpitante de cultura e historia.

De la modernidad al patrimonio

Construido en una época de transición para la ciudad, el Mercado Central San Pedro marcó el fin de los mercados al aire libre y el inicio de un Cusco moderno. Su arquitectura se destacó por el uso de materiales como concreto armado y calamina, que eran avances tecnológicos significativos para su tiempo. Estas técnicas simbolizaron el ingreso de la ciudad a un nuevo capítulo de desarrollo urbano, conectando su rica historia con las promesas del progreso.

El Mercado Central San Pedro marcó el fin de los mercados al aire libre y el inicio de un Cusco moderno. (Foto: Mincul)

El valor del mercado no se limita a sus aspectos técnicos. Este espacio ha sido, durante generaciones, un escenario de vida cotidiana donde se mezclan lenguas, costumbres y sabores únicos. El comercio aquí no solo se mide en monedas, sino en historias compartidas, en recetas que pasan de abuelas a nietas, y en un inconfundible espíritu de comunidad.

Según la resolución, cualquier intervención en el mercado deberá contar con autorización del Ministerio de Cultura, garantizando así que este monumento permanezca fiel a su esencia histórica y cultural.

El reconocimiento también pone en evidencia la relevancia del Mercado San Pedro como un lugar donde lo tradicional y lo moderno coexisten en armonía. Las prácticas ancestrales, como la venta de productos autóctonos y la preparación de platos típicos, continúan siendo pilares de este espacio, a la vez que este se adapta a los tiempos actuales sin perder su autenticidad

“A punto de perder su calidad patrimonial”

En el centro histórico del Cusco, una ciudad reconocida como Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO, se presenta un problema alarmante de desorden y excesos que podría poner en riesgo su prestigioso estatus. Este sector, famoso por sus muros incas y calles coloniales, enfrenta ahora una transformación negativa que despierta preocupaciones entre los residentes, turistas y autoridades, según un informe de Cuarto Poder.

La coexistencia de discotecas clandestinas disfrazadas de restaurantes que operan sin control ha alterado la tranquilidad del centro histórico. Estas prácticas ilegales continúan debido a las medidas cautelares otorgadas por el Poder Judicial, lo que permite que estos lugares sigan funcionando pese a las clausuras municipales, como explicó Juvenil Zereceda, gerente de Desarrollo Urbano de la Municipalidad de Cusco.

Este caos no solo afecta a los moradores locales, sino que también desilusiona a turistas que llegan al Cusco en busca de su majestuosidad. Los visitantes que se alojan en calles como Suecia y Procuradores son frecuentemente perturbados por gritos, peleas y actos vandálicos nocturnos. Tal es el impacto, que negocios formales están perdiendo clientela, como señaló Betsy Quispe, administradora de un hotel cercano a la Plaza de Armas, quien ha invertido miles de dólares en insonorización sin poder controlar el problema.

Además, la situación afecta al entorno educativo. Miguel Ángel Núlez, director del colegio San Francisco de Borja, expresó su preocupación por la atmósfera degradante que enfrentan sus estudiantes, quienes están rodeados de conducta inapropiada en las calles aledañas a su escuela.