El contexto actual en el Perú muestra que los altos costos laborales, los regímenes tributarios complejos y la carga burocrática son factores que desincentivan la formalización de empresas y trabajadores, generando un círculo vicioso que perpetúa la informalidad en el país. Es así que, en nuestro país, existen tres negocios informales por cada negocio formal, lo cual muestra que no se han logrado avances significativos en la reducción de la informalidad.
Durante el ‘Foro Informalidad vs Competitividad: El camino hacia el progreso sostenible’, organizado por la Comisión de Competitividad de la Cámara de Comercio de Lima (CCL), el economista y socio de Macroconsult, Elmer Cuba, sugirió la implementación de nuevas leyes laborales y tributarias que se apliquen de manera progresiva para incentivar la formalización.
“Se debe implementar un régimen único y progresivo para el Impuesto a la renta (IR) que elimine los regímenes especiales, salvo casos específicos. Este se debe basar en las utilidades de las empresas de tal forma que haya un incentivo de deducir gastos por la planilla de los trabajadores”, refirió el especialista.
Por su parte, Carlos Meléndez, analista político y socio de 50+Uno, propuso la creación de ventanillas únicas para simplificar y centralizar los trámites de formalización.
Esta iniciativa busca facilitar el registro de empresas y trabajadores mediante alianzas entre la Superintendencia Nacional de los Registros Públicos (SUNARP), la Superintendencia Nacional de Aduanas y de Administración Tributaria (SUNAT) y el Banco de la Nación (BN).
Meléndez también sugirió el desarrollo de un Registro Nacional de Trabajadores Independientes (RNTI), que permitiría a los trabajadores independientes acceder a servicios de financiamiento, capacitación y seguridad social. Esta medida reduciría las barreras económicas y fomentaría la formalización, según el analista.
CCL: Tres informales en el Perú por cada formal
Durante el evento, el presidente de la Cámara de Comercio de Lima (CCL), Roberto De La Tore, destacó la preocupante persistencia de la informalidad en el sector empresarial peruano.
Según un análisis del Instituto de Economía y Desarrollo Empresarial (IEDEP) basado en la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO), se estima que por cada negocio formal en el mercado, existen tres negocios informales. Esta situación, según De La Tore, representa un desafío angular para la economía del país.
El presidente de la CCL explicó que las principales razones por las que los emprendedores optan por no formalizar sus negocios incluyen la percepción de que no es necesario (52%), el tamaño reducido del negocio (33%), la naturaleza eventual del negocio (8%) y la incapacidad de asumir la carga impositiva (2%).
Estas cifras reflejan una falta de progreso en la reducción de la informalidad, un fenómeno que, según el Fondo Monetario Internacional (FMI), erosiona la confianza en las instituciones y socava el Estado de Derecho.
La informalidad no solo afecta la confianza institucional, sino que también impone altos costos al sistema de protección social, dificultando la inversión y la innovación, elementos esenciales para mejorar la competitividad del país. De La Tore enfatizó la necesidad de abordar este problema para fomentar un entorno empresarial más sólido y sostenible.
Perú, cada día un paso más lejos de la OCDE
Paula Garda, economista senior y jefa de la Oficina de Perú del Departamento de Economía de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), también destacó la problemática de la informalidad en el país.
Según Garda, este fenómeno no solo representa una competencia desleal para las empresas formales, sino que también contribuye poco en términos de impuestos y fomenta una cultura de falta de respeto por la ley y el orden.
Durante el evento, se discutió cómo la complejidad de los múltiples regímenes fiscales en Perú provoca una elevada evasión fiscal y alienta a las empresas a permanecer pequeñas y con baja productividad.
Garda sugirió que la implementación de reformas estructurales en el sistema tributario, educativo e institucional podría casi duplicar el Producto Bruto Interno (PBI) per cápita del país.