La historia de un plato no siempre se cuenta en la cocina. Algunas recetas trascienden generaciones con sus aromas y sabores, mientras otras se reinventan con cada época, adaptándose a nuevos entornos. El ceviche, ese emblemático platillo que muchos asocian con Perú, es uno de ellos. Pero, ¿qué tan antiguo es realmente? ¿Es un producto de las tierras andinas o, como algunos sugieren, una adaptación de influencias externas?
Desde hace siglos, su preparación y consumo son parte de la vida cotidiana en las costas del país. Sin embargo, su origen no es tan directo ni simple como algunos desearían creer. Las primeras referencias escritas a algo parecido al ceviche, conocidas en recetarios del siglo XIX, proponen una preparación muy distinta a la que hoy se sirve en los restaurantes y picanterías peruanas.
Según documentos históricos, en 1860 se mencionaba una receta conocida como “seviche”. Su base eran trozos de pescado macerados con naranja agria, sal y ají. Carecía de acompañamientos, como el choclo o el camote, que hoy son casi indispensables. Esta versión rudimentaria era distinta de las preparaciones de décadas posteriores, que incorporarían ingredientes como la cebolla, el tomate y hierbas aromáticas.
El pescado, en sus diversas variedades, siempre fue el protagonista. En Lima, para 1867, la receta popular se inclinaba hacia el uso de corvina, lisa o pejerrey. A finales del siglo XIX, los sabores se iban haciendo más intensos al añadir ají y pimienta. Estos detalles revelan cómo el ceviche no solo se adaptaba a los ingredientes disponibles, sino también a las preferencias de los comensales de la época.
Los orígenes del ceviche
La investigadora de la gastronomía peruana, Rosario Olivas Weston, explica en una entrevista con el canal de YouTube ‘El Buen Librero’ sostiene que el ceviche podría no ser un platillo exclusivamente autóctono. Ella señaló que la receta podría derivar de platos españoles que llegaron durante la época virreinal. Las influencias andaluzas y de la costa norte de España habrían sido la base de esta preparación, que luego adoptaría una identidad propia al mezclarse con ingredientes y tradiciones locales.
“En los años 80, el cocinero Salomón Melchor colaboraba con el doctor Fernando Cabieses en la preparación de un buffet que incluía platos criollos elaborados con ingredientes nativos. Entre ellos destacaban la papa a la huancaína con leche de tarwi, el seco de venado con chincho y el ceviche de tumbo. Aunque algunos lo calificaron como “prehispánico”, no existe evidencia arqueológica que respalde una conexión directa entre el consumo de tumbo, pescado, mariscos y ají en la costa peruana. Más bien, el ceviche parece ser una derivación de platos andaluces y del norte de España, que en Perú adquirieron una identidad propia”, señaló la experta.
Además, mencionó como platos europeos, como los buñuelos españoles, también se adaptaron al entorno peruano, convirtiéndose en preparaciones distintivas como los picarones y los anticuchos. Este mismo proceso habría ocurrido con el ceviche, que a través del tiempo adquirió su singularidad en el uso del ají, los limones peruanos y otros elementos característicos.
En cuanto a su expansión, la investigadora resalta el papel de los puertos y el transporte marítimo. Durante siglos, Lima, como capital y centro económico, fue el punto de conexión entre diferentes regiones del Pacífico y el interior del país. La difusión del ceviche probablemente se debió a estas rutas marítimas, que permitieron el intercambio de ideas, ingredientes y costumbres culinarias.
“Hasta la aparición de las líneas aéreas en la década de 1920, el transporte principal era por barco, utilizando los puertos como puntos clave de comunicación y comercio. Lima, durante el Virreinato y la época republicana, tuvo una gran influencia por ser la única capital cercana al mar, conectada al estratégico puerto del Callao. Esto facilitó la llegada de novedades a través del Pacífico y su difusión hacia otros continentes, explicó la experta”, agregó.
El ceviche en los recetarios y las picanterías
El impacto del ceviche no solo se refleja en los libros de cocina, sino también en la cultura popular. En el siglo XIX, canciones como ‘La Chicha’, compuesta por autores del Himno Nacional, ya mencionaban este platillo como parte de las comidas patrióticas. Para ese entonces, las picanterías limeñas lo servían junto con otros platillos tradicionales, como la jalea y la butifarra.
El ceviche no era exclusivo de los sectores altos, sino una preparación que se encontraba en espacios populares. Testimonios como los de Anastasio Fuentes o Luis Alayza Paz-Soldán describen a las picanterías como lugares de encuentro donde el ceviche era uno de los platos principales.
“Otro testimonio es el de Luis Alayza Paz-Soldán, quien señala que en la esquina de su casa había una picantería bastante conocida que vendía ceviches, escabeche, butifarra, anticuchos y chicha de jora. Entonces, estamos hablando de una comida popular, de establecimientos populares, y recién en los recetarios tanto de Ecuador, Chile y México aparecen menciones al ceviche a principios del siglo XX. Es decir, casi 100 años después de esa época, el ceviche no era tan popular”, señaló.
En la década de 1920, con la llegada del limón como reemplazo de la naranja agria, la receta empezó a parecerse más a lo que conocemos hoy. Para entonces, el ceviche ya se servía con acompañamientos como el choclo y la cancha, elementos que enriquecían la experiencia gastronómica.
En el Perú, el ceviche está lleno de matices y debates. Uno de ellos gira en torno a los ingredientes “correctos”. Aunque algunos defienden que debe prepararse con solo cinco componentes —pescado, limón, sal, ají y cebolla—, la investigadora gastronómica señala que esta visión es limitada. La tradición culinaria peruana muestra una diversidad de recetas que incluyen elementos adicionales para equilibrar los sabores, como el uso de naranja agria en el norte.
La modernización del ceviche
A partir de la década de 1980, el ceviche instantáneo alcanzó una popularidad masiva gracias a restaurantes como El ceviche del Rey, que promovieron su consumo en Lima. Este restaurante marcó un cambio en la percepción del plato, al presentarlo como una experiencia rápida y fresca.
“El ceviche tradicional, al menos el que aparece en los recetarios, se elaboraba con jugo de naranja y un limón para darle un poco de acidez. Se dejaba un tiempo para que macerara, para que el pescado se volviera blanco, y luego se aderezaba con ají, cebolla, ajo y comino. Era, en realidad, muy agradable el ceviche antiguo. Mientras que el ceviche norteño, comenzó a ponerse de moda. Este restaurante abrió en 1981 y hacía publicidad en televisión, radio y periódicos. Además, inventó lo que se conocía como la ronda caliente.”
El fenómeno de este establecimiento fue tal que no solo ayudó a consolidar la versión norteña del ceviche, sino que también inspiró a otros negocios a imitar sus preparaciones. En el proceso, se popularizó la idea del ceviche preparado al instante, con pescados frescos y aderezos que resaltaban sus sabores.
“Ejercieron mucha influencia. Inmediatamente, todos adoptaron sus preparaciones. Aunque no destacaba mucho en otros platos, el ceviche era muy bueno. Recuerdo que fui al local en Aramburú porque me comentaron que ahí preparaban el ceviche al instante. Todavía existe, y había un señor mayor atendiendo en una especie de bar. Preparaban el ceviche en el momento. Me quedé mirando, sorprendido: ¡qué interesante! Era rápido y sencillo, y su sabor conquistó a la mayoría de las personas”, declaró la experta
Más allá de las recetas
A pesar de su evolución, el ceviche sigue siendo un plato que genera debates sobre su autenticidad y origen. Mientras algunos sostienen que su raíz es exclusivamente peruana, otros, como Rosario Olivas Weston, plantean que su historia está entrelazada con influencias extranjeras.
Lo que queda claro es que, desde sus primeras apariciones en los recetarios hasta su consagración como ícono nacional, el ceviche refleja no solo el sabor del Perú, sino también la compleja interacción entre culturas que define la historia del país.