Hace 30 años, cualquiera que se enfrentara a Mike Tyson en un cuadrilátero de boxeo hubiera sentido que era vulnerable. Vulnerable a que con un solo golpe uno terminara en la lona. Esa sensación hace que muchos de nosotros optemos por estrategias de mitigación de riesgos.
En nuestra gestión como líderes de una empresa sabemos que hay eventos fuera de nuestro control que pueden terminar en nocaut. Esta semana en el APEC CEO Summit 2024, el primer ministro de Nueva Zelanda señaló que, post COVID, todos hemos pasado de preocuparnos solamente por la eficiencia, a preocuparnos más por la resiliencia. Y es que la mayoría de los negocios recién reacciona cuando recibe un golpe. El problema es que estos eventos nos pueden llevar a la quiebra, muchas veces sin necesidad de un segundo round.
¿Cómo proceder entonces? El fin de año es el momento ideal para planificar los siguientes pasos que harán crecer nuestros negocios. No olvidemos dedicar un poco de tiempo para pensar en cuáles son nuestros puntos vulnerables y conversemos ampliamente con nuestro bróker de seguros para entender los riesgos que podamos mitigar, a través de algún mecanismo de aseguramiento.
Lo que estamos haciendo es que el camino de progreso de tu empresa probablemente sea menos acelerado, pero te ayudará a reducir en el futuro las consecuencias de los baches. Esa es la ruta para construir resiliencia.
Pensemos este mismo ejercicio de una manera más personal. ¿Mis fuentes de ingresos o mi patrimonio están correctamente protegidos? ¿Los ahorros para el futuro de mi familia lo están?
Los números del Índice de Resiliencia que se mostraron hace poco revelan que solo 6 de cada 100 personas están realmente preparadas para un golpe a sus ingresos.
Pensemos con la misma lógica de hace unas líneas. ¿Cómo hago para protegerme de los golpes de Tyson que me pueden caer en el camino? ¿Qué pasa si pierdo el trabajo? ¿Qué pasa si tengo un familiar con una enfermedad costosa? ¿Qué hago si soy yo el que no puede seguir generando ingresos? Quitémosle un poco de velocidad a nuestro ritmo de gasto para construir un camino más seguro para el progreso de nuestra familia.
No puedo evitar mencionar el caso español, que cuenta con un mecanismo potente para proteger a las familias y empresas que han perdido muchísimo como consecuencia de la DANA de hace dos semanas. A la fecha, ya había cerca de 200 mil avisos de siniestros. Un poco más de la mitad de ellos corresponde a vehículos totalmente siniestrados que serán debidamente indemnizados; unas 60 mil viviendas y más de 10 mil comercios también recibirán una indemnización, lo que evitará que los patrimonios de los afectados se vean seriamente impactados.
La eficacia del mecanismo que tiene España, frente a catástrofes de gran magnitud, se empezó a construir después de la Guerra Civil de 1936-39. El mecanismo busca que todos los españoles estén bajo el amparo de la mutualidad de los seguros para riesgos de naturaleza catastrófica. Esto ha reducido enormemente la vulnerabilidad de las familias y empresas españolas frente a riesgos de la naturaleza como la DANA, la erupción de volcanes o eventos similares.
La potencia del mecanismo se basa en que se obliga a todos los vehículos a tener un seguro de responsabilidad civil frente a daños contra terceros, pero pagando ese seguro se accede a la cobertura de riesgos extraordinarios. Dicho esto, queda claro que, para enfrentar estos golpes inesperados, es importante anticiparse con un esquema de protección financiera.