El hallazgo del cuerpo sin vida del suboficial Darwin Condori en la habitación 303 de un hostal ubicado en San Juan de Lurigancho ha generado escepticismo entre la ciudadanía por la forma de actuar de la Policía Nacional del Perú (PNP), entre otros detalles aún sin resolver.
Condori Antezana era buscado por la justicia al ser el principal sospechoso de la muerte de Sheyla Cóndor, una mujer de 26 años cuyo cadáver fue encontrado el último fin de semana dentro de una maleta en un condominio del distrito de Comas.
Hasta entonces, ella fue vista por última vez el pasado miércoles 13 de noviembre, cuando ingresó al departamento del suboficial para conocer a su mascota. Los motivos de su muerte aún se encuentran sin esclarecer, sin embargo, trascendió que también estarían involucrados otros dos miembros de la PNP.
Cabos sueltos en torno a la muerte de Condori
Desde que se difundieron los vídeos y las fotografías de la forma en que la Policía Nacional halló el cadáver de Condori —estrangulado, suspendido con una correa en el rack de una TV y con cortes en ambas muñecas—, surgieron diversas interrogantes ante los cabos sueltos en la escena.
Entre ellos, destaca que el cuerpo fue manipulado por los agentes en la habitación sin la presencia de un médico legista o un fiscal. Asimismo, no utilizaron guantes u otro tipo de protección para no contaminar la escena.
Al respecto, el coronel Ricardo Espinoza, jefe de la División de Investigación de Homicidios, en la Dirincri, indicó que solo las investigaciones correspondientes determinarán por qué el cuerpo de Condori Antezana fue manipulado sin el correcto procedimiento.
“Los policías que abordaron el lugar se han basado en asumir que todavía (Darwin Condori) tenía signos de vida. En ese momento, ¿quién confirma que se trata de un cuerpo inerte? Entonces, él que toma la decisión dice ‘hay que auxiliarlo’ y él tendrá que sustentar en qué se basó. Nosotros estamos viendo una apreciación externa, porque todo está dentro de la mente”, indicó Espinoza.
Este accionar, sumado a la poca distancia con el suelo desde donde se colgó Condori, el peso que tuvo que soportar el rack del televisor y la escasa sangre en el piso, provocó que se teorice que el suboficial no se quitó la vida, sino que habría sido asesinado.
El acta de levantamiento del cadáver detalló que el cuerpo reportaba diversas lesiones: una herida cortante en la muñeca izquierda de aproximadamente 6,5 centímetros de largo y un centímetro de profundidad, un surco en la región del cuello con características compatibles con un ahorcamiento, midiendo 36 centímetros de largo por 2,5 de ancho en forma ascendente.
“Todavía está por corroborarse por parte de las autoridades policiales con un comunicado oficial para que, una vez confirmado este deceso (…), verificarse si es que ha sido una muerte provocada, es decir si ha habido un asesinato para silenciarlo o, por el contrario, es solamente un suicidio”, declaró Aarón Alemán, abogado de la familia de Sheyla Cóndor, en RPP.
Expremier se pronuncia
Ana Jara, expresidenta del Consejo de Ministros, fue una de las primeras en elevar sus cuestionamientos ante la muerte de Condori. Ella utilizó su cuenta de X, plataforma antes conocida como Twitter, para manifestar su forma de pensar, la cual fue respaldada por miles de usuarios.
“Lamentablemente por el WhatsApp círcula video donde aparentemente efectivos policiales descuelgan el cuerpo del descuartizador, supuestamente ahorcado. Pero llama la atención hayan contaminado la escena del crimen, tocando objetos y documentos sin guantes. Pedir cámaras de hotel”, sostuvo.
“Rigidez del cuerpo es señal que el rigor mortis había empezado. Era cadáver y los policías tienen instrucción para reconocer una persona muerta, sin signos vitales. Sabían que si daban cuenta de la muerte a la Fiscalía tendrían que acordonar la escena del crimen y no tocar nada”, continuó.