Durante la pasada cumbre COP16 sobre Biodiversidad de las Naciones Unidas, realizada en Colombia, el Premio Thomas E. Lovejoy fue entregado este año a un peruano y una ecuatoriana. Los ganadores del galardón, que conmemora a quienes han dedicado sus vidas a la preservación de la Amazonía, fueron Marc Dourojeanni, un académico peruano con décadas de experiencia en el estudio y conservación de los ecosistemas amazónicos; y Belén Páez, ecuatoriana pionera en el trabajo con comunidades indígenas de la selva latinoamericana.
“Este premio es un reflejo de una trayectoria construida a lo largo de décadas de trabajo en la Amazonía, especialmente con pueblos indígenas, pero también es una gran responsabilidad, porque refleja el alcance global de la crisis ambiental que estamos viviendo”, comentó Páez, la primera mujer en recibir este galardón, en conversación con Infobae Perú, destacando la importancia de este reconocimiento en términos de las acciones concretas que puede generar para la conservación del bioma amazónico.
Marc Dourojeanni: el arquitecto de la conservación en el Perú
Marc Dourojeanni, ingeniero agrónomo y forestal, es un referente en la protección de la Amazonía peruana. Reconocido por su trabajo en la creación del sistema de áreas protegidas de Perú, Dourojeanni ha sido clave en la preservación de la biodiversidad amazónica, en especial en lo que respecta a la gestión sostenible de los recursos naturales y la implementación de políticas de conservación efectivas.
Su labor se extiende más allá de las fronteras de Perú: como presidente fundador de Pronaturaleza y vicepresidente de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), Dourojeanni ha trabajado en la creación de espacios de conservación en toda la región amazónica. También ha sido mentor de numerosas generaciones de conservacionistas, desempeñando un papel esencial en la formación de profesionales comprometidos con la preservación ambiental.
Proyectos innovadores
Por su parte, Belén Páez ha dedicado más de 28 años a la protección de la Amazonía ecuatoriana, donde ha trabajado con pueblos originarios para implementar soluciones que promuevan tanto el bienestar social como la conservación ambiental. Como presidenta de Fundación Pachamama, ha liderado proyectos innovadores en áreas como la bioeconomía, las energías renovables y el ecoturismo, creando alternativas económicas que benefician a las comunidades locales y preservan el ecosistema.
Páez, quien ha trabajado en Perú, Ecuador y Colombia, ha sido fundamental en la implementación de estrategias de conservación que integran a las comunidades locales y su saber ancestral en los procesos de toma de decisiones ambientales.
Trabajo incansable en la selva peruana
En el contexto de la Amazonía peruana, uno de los principales obstáculos que enfrenta la defensa del medio ambiente es la falta de reconocimiento y protección de las tierras de los pueblos indígenas. “En Perú, la titulación de tierras y el reconocimiento de los derechos territoriales de los pueblos indígenas avanzan muy lentamente. Esto permite que las actividades ilegales, como la minería y la deforestación, sigan afectando gravemente a las comunidades”, indicó Páez a Infobae Perú, haciendo un llamado urgente a las autoridades peruanas para que aceleren los procesos legales que permitan una mayor protección de estos territorios.
Esta situación se ve agravada por la contaminación causada por derrames petroleros en regiones como el río Corrientes, en el que más de 20 años de daño ambiental siguen afectando gravemente a las poblaciones locales. Para mitigar estos riesgos, Páez ha subrayado la necesidad de adoptar tecnologías avanzadas para monitorear la deforestación y otros impactos ambientales, proponiendo el uso de satélites y sistemas de información geográfica (GIS) como herramientas clave para implementar alertas tempranas y una gestión más efectiva de los recursos naturales.
“Hoy, la lucha por la conservación debe basarse en la tecnología, en la capacitación de las comunidades locales y en el establecimiento de políticas públicas que favorezcan la regeneración de los ecosistemas. Los mercados de carbono, los bonos verdes y los canjes de deuda por conservación son mecanismos cruciales para financiar estas acciones a gran escala”, señaló Páez, quien también abogó por un acceso más directo de las comunidades indígenas a los fondos climáticos globales.
Nuevas alianzas globales
El galardón también ha puesto de manifiesto la creciente importancia de la colaboración internacional en la defensa de la Amazonía. Según Belén, el premio Lovejoy no solo reconoce los esfuerzos a nivel local, sino que también abre nuevas oportunidades para conectar a la región amazónica peruana con actores clave en el ámbito global, incluidos gobiernos, ONGs y sectores privados.
“Gracias a este premio, puedo amplificar la voz de las comunidades indígenas y las organizaciones que trabajan en la protección de la Amazonía. Este reconocimiento nos permite acercarnos a sectores con los recursos necesarios para financiar proyectos que realmente cambien la realidad de nuestros territorios”, concluyó Páez.
El trabajo conjunto entre científicos, activistas y pueblos indígenas continúa siendo fundamental para la supervivencia de la Amazonía. A medida que más voces como la de Páez se alzan, es posible que se fortalezcan los esfuerzos por preservar este vital pulmón del planeta para las generaciones futuras.