Moverse por el Cercado de Lima y los distritos cercanos, ya sea en transporte público o en auto particular, puede convertirse en una experiencia enriquecedora si se observa con atención. Desde la ventana de un microbús, es posible admirar iglesias, casonas históricas, hospitales y monumentos, cuyas paredes guardan relatos fascinantes y llenos de significado.
A medida que el vehículo avanza, se percibe el mal estado de la pista, lo que genera incomodidad entre los conductores. En contraste, los pasajeros parecen ajenos a esta situación, centrando su atención en las ventanas, que ofrecen una vista del paisaje cambiante entre un distrito y otro.
Por ejemplo, si alguna vez han abordado un bus en el cruce de las avenidas Garcilaso de la Vega y 9 de Diciembre con destino al puente Santa Anita, es probable que hayan observado las pendientes que atraviesan los vehículos cuando están en el distrito de El Agustino.
El terreno de El Agustino no es completamente llano, lo que provoca que algunas casas estén construidas a mayor altura en comparación con otras, pese a compartir condiciones arquitectónicas similares. Estas ligeras elevaciones son características de esta jurisdicción, a diferencia de la mayoría de las locaciones del Cercado de Lima, donde los habitantes residen en áreas más niveladas.
La zona más elevada del Centro Histórico de Lima
En el Cercado de Lima existe una zona con pendientes sutiles, apenas perceptibles para los transeúntes. A diferencia de El Agustino, en esta parte de la ciudad no circulan buses de transporte público, lo que hace que pocos hayan notado la elevación del terreno.
Sin embargo, al recorrer sus calles angostas, ya sea a pie o en auto particular, es posible apreciar la ligera elevación del terreno. Para notar este detalle, es necesario estar atento y tener un ojo observador. ¿Y cómo se llama este lugar? Se trata de Barrios Altos y sus calles forman parte del Centro Histórico de Lima.
Su nombre incluye un calificativo que no es un simple adorno. Se llama así porque, en términos topográficos, está situado a mayor altura que el resto del casco antiguo de la ciudad, debido a la inclinación del terreno en dirección a la cordillera de los Andes.
Respecto a esta característica, el historiador Juan Luis Orrego Penagos dio detalles en el programa ‘Sucedió en el Perú' de TV Perú. “Era una zona que se encontraba unos tres metros más alta que la Lima cuadrada. De ahí su nombre Barrios Altos”, señaló.
Es importante mencionar que esta particularidad pasa casi desapercibida. En el pasado, se pensaba que esta área era ideal para recibir aires saludables, lo que favorecía la recuperación de los enfermos.
Siguiendo con los argumentos que sustentan a la característica peculiar de esta parte del Centro Histórico de Lima, es pertinente conocer un fragmento del artículo académico de Alejandro Reyes Flores. “Por la topografía algo elevada del terreno y porque con el correr de los años fue poblándose paulatinamente, no se respetó la cuadrícula de sus manzanas, deviniendo en largas calles de doscientos y aún trescientos metros. Sólo en la periferia cercana a la Plaza Mayor, algunas de sus manzanas conservaron la cuadrícula original”, se lee en “Los Barrios Altos: un espacio de Lima. Siglos XIX-XX”.
Esto también ayuda a entender el diseño peculiar de los Barrios Altos, donde las calles no siguen un patrón cuadriculado, sino que tienen un trazado irregular. Este diseño se debe a la presencia de antiguos adoratorios, acequias y caminos prehispánicos que marcaron la zona.
Finalmente, Barrios Altos se extiende sobre un área de aproximadamente 256.8 hectáreas con forma pentagonal. Sus límites están marcados al norte por el río Rímac, al sur por la avenida Grau, al oeste por la avenida Abancay y al suroeste por la avenida Nicolás de Piérola. Hacia el este, el área llega hasta el jirón José de Rivera y Dávalos, que bordea los antiguos bastiones de la muralla de Lima y el cementerio Presbítero Maestro.