Los simpatizantes y detractores de Alberto Fujimori pueden coincidir en, al menos, un hecho: el hombre que gobernó el Perú entre 1990 y 2000 es una figura clave en la historia reciente de la República. La politóloga Christabelle Roca-Rey aborda la controversial década a través de las imágenes que llevaron al exdictador a Palacio de Gobierno, lo mantuvieron en el poder y obligaron a renunciar por fax desde Japón el 19 de noviembre.
“Alberto Fujimori. Imagen y poder (1990-2000)” (IEP, 2024) recuerda que en la campaña presidencial de 1990, el representante de Cambio 90 ni siquiera aparecía en las encuestas lideradas por Mario Vargas Llosa. Pero ante la avalancha publicitaria del Fredemo y la vinculación del escritor con la clase alta se contrapuso la imagen de un nikkei vistiendo una bata y portando una katana que captó la atención del electorado.
Superada la elección, el origen nipón del presidente dejó de ser útil: Japón no fue el aliado que Fujimori prometió que sería para la recuperación de la crisis económica. Pronto el jefe de Estado empezaría a vestir ponchos, chullos y llikllas en sus actividades públicas.
“Pedro Castillo me recordó mucho a Alberto Fujimori”, dijo a Infobae Perú la historiadora Christabelle Roca-Rey. “Antes de las elecciones nadie sabía de él y apelando al sombrero como símbolo identitario consiguió ser presidente, pero Castillo no tuvo la capacidad actoral de Fujimori”, recalcó.
Imagen favorable
Alberto Fujimori era consciente de la importancia de su imagen. Roca-Rey llega a compararlo con “una especie de actor” siempre rodeado de cámaras que capten sus actividades y sus mejores ángulos. “Era difícil tomarle fotos desfavorables”, contó la investigadora a este medio para luego señalar que incluso los medios que le criticaban publicaban imágenes que proyectaban a un presidente activo y comprometido.
“La única forma de criticarlo era a través de caricaturas y fotomontajes” como las que fueron popularizadas por la revista Caretas a través de sus portadas. La participación de Vladimiro Montesinos en la consolidación política de Fujimori es indiscutible, pero Roca-Rey no cree que este haya sido clave en la construcción de su imagen. Mientras uno disfrutaba de la atención del lente, otro procuraba mantenerse en la sombra.
Renuncia por fax
“Es paradójico que fuera precisamente un material visual (los vladivideos) lo que propiciara la caída de un presidente que había utilizado con tanta vehemencia las imágenes como herramienta política”, escribe la autora consultada.
El 19 de noviembre del 2000, el entonces presidente Fujimori envió una carta al Congreso vía fax anunciando su renuncia, la misma que fue desestimada por el Parlamento para proceder con su destitución. El cuestionado hecho no ha impedido que el fujimorismo se haya posicionado como una de las fuerzas políticas más poderosas en la actualidad.
“Creo que el fujimorismo no podrá sobrevivir si sigue basándose en el recuerdo de Alberto Fujimori. Las nuevas generaciones no estuvieron expuestos a la propaganda de su régimen, ni recuerdan la imagen de presidente en acción que trató de proyectar”, recalcó Roca-Rey sobre el futuro político del fujimorismo.
A puertas de una nueva elección presidencial, la investigación de Christabelle Roca-Rey sirve como una gran herramienta de preparación para entender los propósitos detrás de cada campaña. En días en que el día a día se encuentra saturado por imágenes y videos, los aspirantes a la presidencia buscarán sacar provecho de otros formatos cuyos efectos poco conocemos y tratarán de vincularse a símbolos capaces de conmovernos al momento de estar frente a la cédula de votación.
Datos
Título: Alberto Fujimori. Imagen y poder (1990-2000)
Autora: Christabelle Roca-Rey
Editorial: Instituto de Estudios Peruanos (IEP)
Año: 2024
Páginas: 250 pp.
Precio: S/69.00