Shigeru Ishiba, el primer ministro japonés, aprovechó su participación en la Cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) 2024, llevado a cabo en Lima, para visitar la tumba del expresidente Alberto Fujimori. Luego de la clausura del importante evento, la autoridad nipona se trasladó hasta Huachipa para rendirle homenaje.
En el lugar, tal como se ve en las imágenes compartidas por el mismo funcionario y la cadena pública japonesa NHK, el jefe de gobierno depositó flores blancas y realizó una oración en su memoria. La noticia fue celebrada por congresistas fujimoristas, quienes destacaron los lazos del expresidente con el país nipón.
Alejandro Aguinaga fue uno de los primeros en pronunciarse. Además de informar la visita, el parlamentario de Fuerza Popular agradeció el gesto. “No debemos olvidar el papel trascendental que desempeñó el expresidente Fujimori en la crisis de rehenes de la residencia del embajador japonés en Lima en 1996, cuando su firme liderazgo condujo una operación histórica que logró rescatar a los rehenes sin ceder ante el terrorismo. Aquel acto de valentía y determinación marcó un hito en la cooperación entre Perú y Japón, reflejando la fortaleza y nobleza del pueblo japonés, y cimentó unos lazos de amistad que, hasta hoy, perduran con profundo respeto y admiración mutua”, escribió en X.
A él se sumó la legisladora Auristela Obando, quien mencionó que la presencia de la alta autoridad “encarna la calidez y el aprecio del pueblo japonés hacia el Perú”. “La relación entre nuestras naciones va más allá de la diplomacia; es una conexión histórica que simboliza una amistad sólida y próspera”, agregó.
Como se recuerda, Fujimori, quien falleció en septiembre, mantenía lazos significativos con Japón. Además de ser el país de origen de su familia, uno de los episodios más destacados por dicha nación fue su gestión en la toma de la embajada japonesa en Lima en 1996 por el grupo terrorista Movimiento Revolucionario Túpac Amaru, la cual culminó con la muerte de 17 personas, incluidos 14 terroristas, dos militares y un rehén.
“En 1996, durante la crisis de la embajada japonesa, gracias a Fujimori y a funcionarios peruanos, se logró liberar a los rehenes sin ceder al terrorismo, algo que Japón nunca olvidará”, expresó el secretario jefe del gabinete, Yoshimasa Hayashi, al conocerse del fallecimiento de Fujimori Fujimori.
Tan es así que, durante su fuga tras enfrentar acusaciones de corrupción, encontró en dicho país un refugio. Las autoridades japonesas reconocieron su nacionalidad debido a su ascendencia y rechazaron las repetidas solicitudes de extradición, lo que dio lugar a un enfrentamiento diplomático entre ambos países.
Fujimori se mantuvo en ese país hasta el 2005, año que decidió viajar a Chile, donde fue detenido. Al día después de estar bajo la justicia, el Gobierno nipón solicitó que “fuera tratado de manera justa y sin discriminación” y que, como ciudadano nipón, “fuera juzgado de manera correcta”. Posteriormente, en 2009 fue condenado por violaciones a los derechos humanos.
APEC: Logro y oportunidad de escape
En la víspera, su hija Keiko Fujimori recordó que el ingreso de Perú al APEC fue un objetivo que Alberto Fujimori había perseguido desde 1992. A pesar de las dificultades, las conversaciones para la participación peruana en el APEC comenzaron poco después de la crisis de la toma de la residencia del embajador japonés en 1997, el cual fue un punto de inflexión que facilitó la entrada de Perú al foro, según el texto firmado por Fujimori en 2016.
No obstante, evitó mencionar que dicho evento también está vinculado a uno de los momentos más controvertidos de la presidencia de Fujimori. Durante una visita a Brunéi, el expresidente aprovechó la oportunidad para escapar a Japón y renunciar a la presidencia de Perú mediante un fax, un acto que dejó una marca indeleble en la política peruana.