El 28 de marzo de 2005, la tranquilidad de San Juan de Miraflores se rompió con un crimen brutal: Giuliana Llamoja, una joven de 18 años, acabó con la vida de su madre, María del Carmen Hilares, en un acto que dejó perplejo a todo el país. Más de 60 puñaladas marcaron el destino de la madre, quien trabajaba como secretaria en una dependencia militar. La noticia de la tragedia recorrió rápidamente los medios, convirtiendo a Giuliana en el centro de una controversia que aún hoy persiste en la memoria colectiva. La relación entre madre e hija había sido conflictiva, pero nadie imaginaba que esa tensión se convertiría en un desenlace tan extremo.
El crimen, que parecía ser un acto impulsivo, desató un sinfín de interrogantes. ¿Por qué una hija, aparentemente tan joven y prometedora, mataría a su propia madre? ¿Qué tan rota estaba la relación entre ambas para que un conflicto cotidiano desembocara en una violencia tan extrema? Los detalles del caso parecían desconcertantes, pero los testimonios, los informes psiquiátricos y las contradicciones de Giuliana durante su juicio iban dando pistas, aunque ninguna respuesta definitiva. La joven, estudiante de Derecho, no mostró arrepentimiento en un primer momento. La historia de Giuliana Llamoja se tornó más compleja con el paso de los años se reveló que la tragedia familiar no terminó con el crimen, sino que dio lugar a una serie de eventos que mantienen el caso vigente en el imaginario público.
¿Quién es Giuliana Llamoja?
Giuliana Llamoja Ilares nació el 15 de octubre de 1986 en Lima, siendo la primogénita de Luis Llamoja, un juez de reconocido prestigio, y María del Carmen Ilares, secretaria en una dependencia militar. La familia Llamoja gozaba de una posición económica acomodada, viviendo en una amplia casa en San Juan de Miraflores. Según la información proporcionada por el documental de ‘Criminalista Nocturno’, desde muy joven, Giuliana mostró talento artístico, destacó en concursos de baile y, a partir de los 13 años, en la poesía, lo que la llevó a ganar varios premios. Sin embargo, su temperamento comenzó a tornarse más rebelde y volátil, especialmente en su relación con su madre, con quien mantenía frecuentes discusiones. A pesar de su carácter desafiante, Giuliana compartía una relación cercana con su padre, lo que fortaleció aún más su vínculo con él.
A los 18 años, Giuliana ingresó a la Universidad Femenina del Sagrado Corazón para estudiar Derecho, destacándose por su rendimiento académico. Sin embargo, a pesar de ser una de las mejores de su clase, prefería mantenerse alejada de sus compañeros y evitaba socializar. Mientras tanto, la dinámica familiar se fragmentó: mientras sus hermanos mantenían una relación cercana y afectuosa con su madre, Giuliana se sentía más conectada con su padre. Estos factores, sumados a su creciente aislamiento y tensiones familiares, contribuyeron a crear el ambiente que precedió a la tragedia que marcaría un antes y un después en la vida de la joven y de su familia.
La noche del crimen: una pelea que culminó en tragedia
La noche del asesinato comenzó como tantas otras: una discusión en casa. Giuliana, frente al espejo, se probaba un vestido cuando su madre le reclamó por una serie de situaciones que venían acumulándose. Según Giuliana, el conflicto se intensificó cuando su madre la acusó de intentar envenenarla, tras encontrar un sobre con raticida. La joven relató que, en medio de la confrontación, su madre la atacó con un cuchillo, lo que hizo que ella respondiera, arrebatarle el arma y apuñalarla en defensa propia. Sin embargo, la brutalidad del ataque, más de 60 puñaladas, sugería algo más que un acto de defensa.
Los testimonios y las pruebas revelaron detalles que no coincidían con la versión de Giuliana. El hecho de que, tras cometer el crimen, no buscara ayuda ni intentara alertar a las autoridades, sino que arrastrara el cadáver hasta un baño y esperara en silencio a que su hermano llegara, hacía que las dudas sobre sus motivaciones crecieran. Cuando Luis, su hermano, llegó a la casa y descubrió la tragedia, Giuliana le confesó entre llantos lo sucedido. Sin embargo, no mostró signos claros de remordimiento.
El juicio: la defensa de una joven atormentada
En el juicio, Giuliana presentó una defensa contradictoria. Por un lado, aseguraba haber actuado en defensa propia, mientras que, por otro, intentaba justificar su violencia como el resultado de una presión emocional constante debido a los conflictos con su madre. Durante su intervención, también mencionó insultos de su madre, comparaciones dolorosas con su padre y un ambiente doméstico lleno de tensiones. Los informes psiquiátricos, que revelaron que la joven padecía una personalidad histriónica, complicaron aún más la defensa, pues ponían en duda la capacidad de Giuliana para tomar decisiones racionales en momentos de crisis.
Además, la defensa sugirió que Giuliana podía haber sufrido un complejo de Electra, lo que influiría en su comportamiento. Sin embargo, las contradicciones entre sus declaraciones, su falta de coherencia en la narración de los hechos y las pruebas presentadas por la acusación no ayudaron a que su versión fuera convincente.
A pesar de los intentos por mitigar su responsabilidad, el tribunal la sentenció a 20 años de prisión. La pena, sin embargo, fue reducida a 12 años debido a su edad en el momento del crimen y su aparente arrepentimiento.
La fuga: ¿redención o evasión?
Cuatro años después de comenzar a cumplir su condena en el penal de Chorrillos, Giuliana fue liberada bajo el régimen de semilibertad, al haber cumplido un tercio de su pena. Sin embargo, su tiempo fuera de prisión fue breve. En un giro inesperado, la joven se fugó, lo que alimentó los rumores de que se encontraba en Ecuador o en algún otro país. La fuga de Giuliana fue un enigma en sí misma. Algunos sugirieron que su padre, el juez Luis Llamoja, había intervenido para facilitar su escape. Aunque nunca se confirmaron estos rumores, el hecho de que el tribunal decidiera revocar la orden de captura contra ella generó controversia. La decisión fue vista por algunos como una muestra de la influencia de su familia en los tribunales, especialmente debido a la acusación de su hermano, quien lamentaba profundamente la fuga de su hermana y sentía que esta oportunidad podría haber sido su última para cambiar.
La vida después del crimen: un intento de reinserción
Tras su fuga, Giuliana desapareció del ojo público, y durante años se mantuvo alejada de los medios. Sin embargo, la joven empezó a reconstruir su vida, dedicándose a la poesía y la escritura. En este proceso, publicó un libro titulado El amor y la vía láctea, lo que marcó su intento por encontrar una vía de redención a través del arte. A lo largo de los años, su vida siguió alejada de los escándalos mediáticos, aunque algunos fragmentos de su día a día y sus viajes se filtraron a través de redes sociales como Instagram.
Según su perfil profesional, Giuliana Llamoja es ahora abogada penalista y cursa una maestría en Derecho Penal en la Universidad de Friburgo, en Alemania. Además, participa activamente en festivales de poesía, donde su trabajo como escritora sigue siendo apreciado.
Hoy, la historia de Giuliana Llamoja sigue siendo un misterio sin resolver. A pesar de las décadas que han pasado desde aquel fatídico día en 2005, las preguntas sobre su motivación, sus verdaderos sentimientos en el momento del crimen y las complicaciones en su juicio siguen sin respuesta clara. La tragedia que envolvió a su familia continúa siendo un tema de debate en la sociedad peruana. Mientras tanto, Giuliana, en su intento por rehacer su vida, sigue siendo un recordatorio de las complejas y a veces incomprensibles relaciones familiares que pueden desencadenar en actos de violencia insospechados.