El flamante presidente de una nación ubicada en el extremo sureste de Asia llegó a Perú para participar en el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), un evento de gran envergadura donde se fortalecen vínculos entre las economías miembros y se negocian acuerdos bilaterales, entre otras actividades medulares. Su visita al país no pasó desapercibida, puesto que se reunirá con la presidenta Dina Boluarte el jueves 14 de noviembre de 2024.
Boluarte Zegarra estrechará la mano de Prabowo Subianto en el Palacio de Gobierno, un lugar que en el pasado fue residencia del dictador militar Francisco Morales Bermúdez. En esta ocasión, no habrá rastro de autoritarismo, ya que ambos representan a países democráticos cuyos ciudadanos observan con expectativa las acciones de sus líderes.
Si la llegada del sultán de Brunéi, Haji Hassanal Bolkiah, atrajo miradas por su fortuna de 20 mil millones de dólares y el lujoso avión en el que arribó a Perú, es de esperar que la visita de Subianto también concite la atención, aunque esta vez no por sus bienes. Su impacto radicaría en ciertos pasajes de su biografía y en algunas estrategias peculiares que empleó para ganar el apoyo de sus compatriotas en las elecciones presidenciales de Indonesia en 2024.
El presidente indonesio tiene algo en común con Keiko Fujimori: ambos han postulado tres veces a la presidencia de sus respectivos países. Sin embargo, la diferencia es que el político extranjero logró la victoria en su tercer intento. En las elecciones celebradas el 14 de febrero de 2024, superó al exgobernador de Yakarta, Anies Baswedan, y al exgobernador de Java Central, Ganjar Pranowo.
Según la Comisión Electoral de Indonesia, Prabowo obtuvo el 58% de los votos, frente al 24% del exgobernador de Yakarta y el 16% del exgobernador de Java Central. Pero, ¿quién es este político que ganó en primera vuelta en un país considerado la tercera mayor democracia del mundo? Su pasado no está libre de sombras, pero tampoco de luces. El año pasado, circularon en TikTok videos del candidato que habrían influido en los votantes jóvenes.
Prabowo Subianto, el exmilitar que estuvo envuelto en polémicas y usó TikTok a su favor
A pocos meses de las elecciones presidenciales de 2024 en Indonesia, una figura política con un oscuro pasado intentaba proyectar una nueva imagen. Es probable que más de un indonesio mayor de 40 años lo recuerde con su uniforme militar, el que usaba cuando se desempeñaba como comandante del cuerpo de élite Korps Pasukan Khusus (Kopassus) entre diciembre de 1995 y marzo de 1998. En cambio, muchos adolescentes y jóvenes, que en la década de los 90 eran niños, no compartirían esa reminiscencia. Sin embargo, las redes sociales tienden a revivir pasajes históricos y, al mismo tiempo, resaltar aspectos del presente que dejan una impresión duradera.
Precisamente, esta impresión se gestó durante la campaña presidencial de Subianto. En 2023 y los primeros meses de 2024, se publicaron videos hilarantes en TikTok que, en algunos casos, resultaron conmovedores. En uno de ellos, se ve al candidato caminar por una especie de pasarela, rodeado de ovaciones de las personas que asistieron al mitin. Mientras avanzaba, una niña le mostró un gato, esperando que el político lo acariciara o lo tomara en brazos. En medio de los gritos, él siguió su camino sin notar al animal. Solo cuando se sentó pudo verlo y, de inmediato, se acercó para cargarlo.
Sea estrategia o no, su vínculo con los gatos ha impactado a los jóvenes. En varios videos se le puede ver acariciando o cargando gatos, pero uno destaca por encima de los demás: Bobby, su mascota. Para sorpresa de pocos, este felino tiene su propia cuenta de TikTok.
Con más de 138 mil seguidores en TikTok, esta mascota habría contribuido a que el exministro de Defensa de Indonesia durante el gobierno de Joko Widodo proyectara una nueva imagen, una que inspire confianza en los electores que tienen el poder en sus manos. En las elecciones de febrero de 2024, los millennials y miembros de la generación Z, que representan más del 50% de los votantes elegibles, jugaron un papel decisivo en el resultado.
El 20 de octubre de 2024, Prabowo Subianto, de 73 años, asumió el cargo de presidente de la República, un puesto que había intentado obtener en 2014 y 2019. En estos años, se enfrentó a Joko Widodo. Sin embargo, su participación en la política no es reciente, dado que fue ministro de Defensa durante el gobierno de Widodo. Su otrora contrincante político no pudo postular a la presidencia por tercera vez, ya que la ley lo prohíbe.
Pero su acercamiento a las altas esferas del poder no se dio hace algunos años atrás. En 1983, Subianto se casó con Titiek Suharto, la segunda hija del expresidente Haji Mohammad Soeharto (Suharto). El matrimonio se materializó cuando su suegro aún era presidente, en una Indonesia que no vivía bajo un sistema democrático.
En 1999, este país pudo respirar democracia después de varias décadas. Antes de ese año, la nación, compuesta por más de 17.500 islas, vivía bajo una dictadura en la que se cometieron injusticias. Si revisamos la historia, podremos encontrar que en marzo de 1998, Suharto se postuló para un séptimo mandato ante el Parlamento, justificando su necesidad de liderazgo para enfrentar la crisis que azotaba al país. El Congreso aprobó su permanencia, lo que desató una serie de protestas y disturbios en todo el territorio.
A esto se sumaron las divisiones internas en su propio partido y el descontento en las filas militares, lo que acabó socavando su poder y llevó finalmente al dictador a renunciar el 21 de mayo de 1998.
En 1998, Subianto, entonces comandante de las fuerzas especiales de Kopassus, fue dado de baja de las Fuerzas Armadas, después de que los soldados de esta unidad secuestraran y torturaran a opositores políticos del régimen de Suharto. El político que ahora es presidente ha sido señalado por abusos contra los derechos humanos durante su tiempo como jefe militar en los últimos años de la dictadura de Indonesia.
Se le acusa, por ejemplo, de haber dado la orden para el secuestro de activistas a favor de la democracia hacia el final del gobierno de Suharto. Estos secuestros fueron el detonante de las protestas masivas en Yakarta, que finalmente pusieron fin al régimen autoritario. Como resultado de su presunta participación en estos hechos, fue expulsado del Ejército.
A estas acusaciones se suma el señalamiento de que el exmilitar también habría estado involucrado en violaciones de derechos humanos en Papúa y Timor Oriental, incluida una masacre ocurrida en 1983 en la aldea de Kraras, donde cientos de personas, en su mayoría hombres, fueron asesinadas. Es menester señalar que Amnistía Internacional lo acusó de estar involucrado en violaciones de derechos humanos. Subianto ha negado todas estas imputaciones.
En medio de estas imputaciones, es pertinente dar a conocer lo que dijo el director ejecutivo de Amnistía Internacional Indonesia a AFP: “Todavía me preocupa que Prabowo, totalmente respaldado por Jokowi (Joko Widodo), pueda hacer retroceder las reformas logradas con lágrimas y sangre de mis compañeros estudiantes activistas”.
Estos episodios del pasado contrastan con la imagen que el candidato presidencial proyectó durante la campaña de 2024. En las calles de Indonesia, se veían afiches que captaban la atención de los transeúntes. En lugar de fotos del político, aparecía una caricatura o avatar que resaltaba sus rasgos físicos. Esta imagen fue pensada para atraer al público joven, un grupo importante, ya que más de la mitad de los 205 millones de votantes del país son jóvenes.
El exgeneral centró su campaña en una generación que no vivió la era de Suharto, un periodo en el que Indonesia experimentó avances en modernización, sí, pero a costa de una represión que muchos prefieren dejar atrás y olvidar.
Finalmente, es importante señalar que Subianto es el primer presidente indonesio de fe católica y perteneció a una de las familias más adineradas del país. Es hijo de Sumitro Djojohadikusumo, un destacado economista indonesio. Como complemento a este perfil, cabe destacar que este presidente no estuvo exento de exilio. En 1988, tras los secuestros de activistas, se refugió por más de un año en Jordania, donde incrementó su fortuna a través de negocios.