Después de evaluar el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), se ha consolidado como uno de los foros comerciales más importantes del mundo, que reúne a 21 economías que representan alrededor del 60 % del PIB global y el 47 % del comercio mundial. Esta es una oportunidad estratégica para países como Perú, cuya economía está profundamente conectada con el intercambio comercial con potencias como China, Estados Unidos y Japón, que son miembros clave del foro.
Para Perú, ser sede de APEC en un contexto tan dinámico tiene implicaciones directas no solo en la economía, sino también en la educación. APEC ofrece a las universidades peruanas una plataforma única para fortalecer la cooperación académica, desarrollar programas de intercambio y acceder a nuevas fuentes de conocimiento. Uno de los principales retos que enfrenta la academia en el marco de APEC es la formación de profesionales capaces de competir en un mundo globalizado.
Capital humano y formación en habilidades técnicas
Si bien el APEC está centrado en lo económico y comercial, la preparación de capital humano con habilidades técnicas, digitales y blandas es fundamental para aprovechar las oportunidades de intercambio que genera este foro. Por ejemplo, Perú necesita contar con profesionales altamente capacitados en áreas cruciales como la minería, la agroindustria y la tecnología, sectores fundamentales para el desarrollo del país. Según cifras del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur), el sector minero representó el 10,5 % del Producto Bruto Interno (PBI) del país en 2022, mientras que el agroexportador generó más de 7.700 millones de dólares en exportaciones.
Estos sectores, que representan una parte significativa de la economía peruana, requieren profesionales altamente capacitados que se adapten a estándares internacionales y colaboren con economías más desarrolladas. La formación de competencias blandas, como la capacidad de trabajar en equipos multiculturales, la comunicación efectiva y la puntualidad, también son esenciales para competir en un entorno global. Por ejemplo, en economías como Japón, la puntualidad es una regla no negociable. En el contexto de APEC, los profesionales peruanos deben ser capaces de adaptarse a estas exigencias culturales si desean tener éxito en los intercambios comerciales.
Desafíos para la academia peruana: adaptación de programas de estudio
El principal desafío para la academia peruana es adaptar sus programas de estudio a las exigencias de un mercado globalizado. Esto implica no solo fortalecer la enseñanza de idiomas, como el inglés, sino también ofrecer formación en otras lenguas de importancia estratégica, como el mandarín o el francés. Según datos del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), el 30 % de los egresados universitarios en Perú dominan el inglés, pero el reto ahora es incluir nuevas lenguas que abran puertas en mercados clave.
Además, la oportunidad de participar activamente en APEC no solo está en el intercambio económico, sino en la capacidad de la academia para crear alianzas internacionales que impulsen el desarrollo de nuevas tecnologías y soluciones a retos globales como el cambio climático y la sostenibilidad. Estos temas son esenciales para la competitividad de las economías a largo plazo.
El rol de la academia peruana en el marco de APEC
La academia peruana tiene un rol crucial en el marco de APEC. Al ofrecer una educación de calidad, con un enfoque integral que prepare a los estudiantes para enfrentar los retos de un mercado globalizado, y al promover la cooperación internacional en áreas fundamentales, las instituciones educativas pueden contribuir significativamente al desarrollo económico y social del país. APEC, más que un foro económico, es una oportunidad para construir una visión global, una que permita a Perú posicionarse como un actor relevante en la economía global del futuro.
Ser sede de APEC en 2024 no solo es una oportunidad para exponer nuestra cultura y gastronomía, sino también para proyectar a Perú como un hub académico y comercial que forme parte activa de las dinámicas económicas internacionales. Esto representa una enorme responsabilidad para las universidades del país, pero también una oportunidad para generar un impacto positivo que beneficie a toda la nación.