La región amazónica enfrenta una sequía “sin precedentes” que afecta gravemente a Perú, Brasil y Colombia, y ha dejado en situación vulnerable a más de 420.000 niños, según informó el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef). La escasez de agua y el descenso extremo en el nivel de los ríos están impidiendo el acceso de estas poblaciones a servicios esenciales como salud, educación y alimentación, especialmente en zonas de difícil acceso en la Amazonía.
Unicef advirtió que las familias de la región dependen de los ríos para obtener agua, alimentos, combustible y suministros médicos, y que la sequía está causando una interrupción generalizada de estas actividades vitales.
“Estamos asistiendo a la devastación de un ecosistema vital del que dependen las familias y que está privando a muchos niños y niñas del acceso al agua y a alimentos adecuados, así como a la atención médica y a las escuelas”, sostuvo en un comunicado la directora ejecutiva de Unicef, Catherine Russell.
Loreto, la región más afectada en Perú
En Perú, la región amazónica de Loreto es la más impactada por la sequía. Las comunidades indígenas y rurales, ya vulnerables y en gran medida dependientes de los ríos, están viendo cómo el acceso a los centros de salud y a otros servicios básicos se vuelve cada vez más difícil. Según Unicef, más de 50 centros de salud han quedado inaccesibles debido a la falta de agua en los ríos que tradicionalmente se utilizan para el transporte. Esta situación pone en riesgo la vida de muchas personas, ya que limita el acceso a tratamientos médicos y medicamentos necesarios.
La sequía también afecta las actividades de subsistencia de las familias de Loreto, como la pesca y la agricultura, lo que pone en peligro la seguridad alimentaria de la región. Los incendios forestales, exacerbados por la sequía de los últimos meses y en gran parte originados por la actividad humana, están destruyendo grandes áreas de biodiversidad y aumentando la contaminación atmosférica en 22 regiones de Perú, alertó Unicef. Estos incendios representan otra amenaza para las comunidades indígenas que dependen de la selva para su sustento.
Escuelas y centros de salud cerrados en Brasil y Colombia
La situación es igualmente grave en la Amazonía de Brasil y Colombia. En Brasil, más de 1.700 escuelas y 760 centros de salud han cerrado o son inaccesibles debido a los bajos niveles de agua. Una reciente evaluación en 14 comunidades del sur de la Amazonía brasileña reveló que la mitad de las familias entrevistadas han dejado de enviar a sus hijos a la escuela por causa de la sequía. La falta de acceso a la educación agrava la situación de los niños, quienes pierden un espacio seguro y acceso a alimentación, ya que muchas escuelas en zonas rurales amazónicas también brindan servicios de comedor.
En Colombia, la situación en la Amazonía también es alarmante. El nivel de los ríos ha disminuido hasta en un 80 %, lo que ha limitado el acceso al agua potable y ha interrumpido el suministro de alimentos en zonas de difícil acceso. Esta sequía ha obligado a más de 130 escuelas en comunidades remotas a suspender las clases presenciales, dejando a miles de niños sin acceso a educación y alimentos, ya que las escuelas son uno de los pocos puntos de apoyo nutricional en la región.
Llamado de Unicef para acciones urgentes y financiamiento
Unicef destacó que la Amazonía es la selva tropical más grande y diversa del mundo, y que su conservación es crucial no solo para la región, sino también para el clima global. La agencia estimó que se requerirán al menos 10 millones de dólares para responder a las necesidades más urgentes de las comunidades afectadas en Perú, Brasil y Colombia. Este financiamiento permitiría cubrir suministros de agua potable, alimentos y recursos para la reactivación de servicios de salud y educación en las zonas más afectadas.
Unicef también instó a los líderes mundiales a tomar medidas decisivas para proteger a la infancia y la juventud en situaciones de crisis climática. En su llamado, Unicef pidió que la COP29 incluya acciones específicas para mitigar los efectos desproporcionados del cambio climático sobre los niños y niñas y que se aumente el financiamiento climático, con énfasis en adaptación, pérdidas y daños.
Asimismo, Unicef instó a que las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (CDN) de cada país consideren los impactos del cambio climático sobre la infancia y pidió que los niños y jóvenes tengan la oportunidad de participar activamente en la toma de decisiones relacionadas con el clima a nivel local y global. La participación de los jóvenes en estos espacios de decisión sería clave para promover políticas climáticas que incluyan sus necesidades.
“Las perturbaciones climáticas están privando a los niños y las niñas de educación, alimentos y otros servicios vitales en un contexto en que los ríos registran niveles mínimos catastróficos”, subrayó Unicef en su comunicado, reforzando la necesidad urgente de actuar para proteger a los niños en la Amazonía.