La pronta inauguración del Megapuerto de Chancay en Perú, operado íntegramente por la estatal china Cosco Shipping, plantea riesgos geopolíticos significativos para el país, según el investigador Robert Evan Ellis del Instituto de Estudios Estratégicos del Ejército de Estados Unidos.
Ellis advierte que la creciente dependencia de Perú de China en sectores estratégicos —incluidos minerales, electricidad y telecomunicaciones— podría limitar su capacidad para resistir la influencia del régimen en su territorio, especialmente ante un escenario de crisis política o conflicto.
La presión podría obligar a Perú a permitir operaciones militares chinas en el puerto, lo que elevaría las tensiones y comprometería la soberanía nacional. La situación se vuelve más compleja en el contexto de la reciente victoria de Donald Trump, quien podría adoptar una postura crítica hacia los intereses chinos en América Latina.
Algunos analistas creen que Trump podría enviar representantes a la cumbre APEC en Lima para evaluar estos desafíos tras su reciente victoria electoral.
Ellis, experto en relaciones de América Latina con potencias extranjeras, publicó un reciente artículo para la Red China & América Latina (RedCAEM) resaltando los peligros de Perú a una semana de inaugurar el Megapuerto de Chancay, la obra cúspide de la alianza entre el país y China.
Lo que concluye el investigador cobra alta relevancia, sobre todo en un país con una presidenta como Dina Boluarte cuya legitimidad se ve cuestionada por un 5% de aprobación de su mandato: “En tiempos de paz, un futuro gobierno peruano tendría mucha dificultad en negar a Cosco permiso para recibir buques de la Armada del EPL (Ejército Popular de Liberación) en su puerto”. Mientras, “en tiempos de guerra, la capacidad de la empresa para recibir y enviar carga militar, y reabastecer al EPL con buques militares de la Armada, podría verse facilitada por una crisis política en Perú, en la que el control del gobierno es incierto”.
Alianza con China pone en riesgo a Perú
Ellis alerta de que la creciente dependencia peruana de exportaciones de minerales a la República Popular China, así como los préstamos para infraestructura y otros proyectos, y también la dependencia para una parte sustancial de la transmisión eléctrica, telefonía y electricidad del país serían un gran peso en la balanza entre permitir o negar que Cosco reciba buques de la Armada del Ejército Popular de Liberación de China.
“De hecho, en 2012, la RPC utilizó una influencia similar sobre el Gobierno de Sri Lanka, para persuadirlo de que permita el reabastecimiento del buque de la Armada del EPL Yuan Wang 5 en el puerto de Hambanotota, también operado por Cosco, a pesar de que China no tenía acuerdos para bases militares en el país”, resalta Evan Ellis.
Es cierto, no solo China es el principal socio comercial del Perú, lo que sería una noticia positiva si no fuera también que tienen gran presencia en la electricidad, con Enel Perú, reciben minerales del país y tiene más proyectos e inversiones en marcha. Ahora, China tendrá una gran operación totalmente por ellos en Perú con el Megapuerto de Chancay.
Pero hay otro factor, por si no fuera poco que la economía del país depende en gran parte de China, que hace que Perú pueda ser altamente permisivo con China en Chancay, y es la “doctrina” peruana de los últimos años: la crisis política.
Ejército peruano no podría “responder” a China
El artículo de Evan Ellis plantea dos escenarios ante China. Por un lado, el ya detallado, en tiempos de paz, que alerta de las dificultades que el Gobierno peruano tendría al negar a Cosco Shipping recibir buques del ejército chino. El otro plantea un escenario alterno.
“Durante tiempos de guerra, la capacidad de Cosco para recibir y enviar carga militar y reabastecer al EPL de buques militares de la Armada, podría verse facilitado por una crisis política en Perú, en la que el control del gobierno es incierto, y con uno de los aspirantes al poder dispuesto a permitir que Cosco utilice el puerto de esa manera”, advierte.
Ellis resalta la crisis política en Perú de los últimos años, con múltiples gobiernos peruanos que han caído (hubo seis presidentes en siete años), con la vacancia del presidente Pedro Castillo tras su intento de disolver el Congreso peruano, como último hito.
Pero no es solo eso. Ellis sigue pintando la crisis de institucionalidad: “Gabinetes peruanos, incluido ministros de Defensa, cambian aún más regularmente. El Congreso peruano está actualmente fragmentado en numerosos partidos, generalmente opuestos a la presidente Boluarte, cuya propia popularidad es apenas de 5%. En una situación de liderazgo tan disputado en tiempos de guerra, como ocurrió anteriormente con la caída de Pedro Castillo, el ejército peruano podría encontrarse con una elección difícil sobre cómo responder”, agrega.
Las decisiones hacia adelante
Mientras, Dina Boluarte se prepara para recibir al presidente de China, Xi Jinping en el APEC 2024 e inaugurar el Puerto de Chancay, R. Evan Ellis resaltan que su gobierno debe establecer mecanismos que le permitan tomar decisiones difíciles sobre la supervisión y control de la operación.
“Estas decisiones incluyen la gestión de la infraestructura portuaria, ferroviaria y de otros tipos de transportes del país para garantizar que la operación de Chancay por parte de Cosco no le permita capturar una posición de monopolio en el sector logístico del Perú, ni dar una ventaja injusta a los usuarios portuarios chinos sobre otros”, resalta.
Para esto el gobierno peruano debería establecer procesos mediante los cuales la Autoridad Portuaria Nacional del Perú (APN) y otras organizaciones gubernamentales peruanas mantenga una presencia adecuada en el puerto, a modo que garanticen que Cosco lo esté utilizando de manera consistente con la autoridad soberana del Perú.
Asimismo, Ellis alerta al gobierno de Perú que, para anticipar los riesgos y las responsabilidades asociadas en tiempos de guerra, debería planificar ahora cómo mantener la visibilidad sobre lo que Cosco ingresa y saca del puerto, y garantizar que no sea un riesgo militar.