La región peruana de Piura enfrenta una situación crítica en cuanto a la disponibilidad de agua potable, un problema que ha sido advertido repetidamente sin obtener una respuesta eficaz. El gerente de la EPS Grau, Marco Vargas Trelles, ya había advertido en diciembre de 2023 que, de no tomarse medidas urgentes para solucionar las deficiencias en el sistema de abastecimiento, en tres años Piura podría quedarse sin agua.
“Si no hacemos nada, en tres o cuatro años Piura no tendría abastecimiento de los pozos, porque están cada vez más contaminados, la concentración de sal es muy alta, lo que hace un agua que no es apta para consumo humano. No habría agua en Piura, porque los 600 litros que produce la planta de Curumuy es insuficiente para abastecer a toda la población de Piura. Necesitamos 2400 litros de agua por segundo”, dijo a través de Red de Comunicación Regional (RCR).
Sin embargo, la predicción se cumplió mucho antes: a fines de octubre, Vargas Trelles señaló que el principal reservorio de la región norteña, Poechos, está en niveles tan bajos que solo podría abastecer por un mes más a las provincias de Piura, Talara, Paita y Sullana, solo si se limita el recurso al consumo humano.
¿En quién o quiénes recae la responsabilidad? La situación muestra evidencias de ineficiencia en varios sectores. Se habla desde una mala gestión en el Proyecto Especial Chira Piura, que no ha logrado implementar mejoras en la infraestructura hídrica, hasta la falta de previsión en la EPS Grau, responsable de la distribución de agua potable en la región. A esto se suma la ausencia de un plan de acción integral por parte del gobierno regional, que ha permitido que la escasez de agua, entre otras medidas que no se ejecutaron por autoridades estatales.
La situación ha sido motivo de preocupación en el Congreso, donde a mediados de octubre el congresista Eduardo Castillo Rivas, presidente de la Comisión Agraria, expuso la gravedad del caso. Castillo alertó que la escasez de agua en Poechos y el cierre de sus compuertas aumentarían la especulación en los precios de productos agrícolas de la región, impactando aún más la economía local.
Lamentablemente, las consecuencias de esta ‘crisis anunciada’ ya han comenzado a sentirse en la región norteña de Piura. No solo la agricultura se ha visto severamente afectada, sino que la crisis impacta también en la salud de los piuranos, propiciando la proliferación de enfermedades que representan un “caldo de cultivo para una epidemia anunciada”.
Efectos en la salud
El exdirector regional de Salud, Fernando Agüero Mija, destacó en declaraciones para Correo que Piura, como la segunda región más poblada del país, enfrenta un grave riesgo de salud pública debido a la falta de agua potable. Según advirtió, esta crisis podría desencadenar un aumento de casos de dengue y otras enfermedades transmitidas por vectores, lo que amenazaría nuevamente la salud de miles de peruanos si vuelve a convertirse en una epidemia.
“La falta de abastecimiento de agua ha llevado a que la población almacene el recurso en recipientes abiertos en sus hogares, generando condiciones óptimas para los criaderos del Aedes aegypti, vector del dengue, zika, chikungunya y fiebre amarilla...Estamos viendo el inicio de una epidemia anunciada. Sin acciones concretas, la región puede enfrentar un brote masivo que pondrá en riesgo la vida de miles de personas”, afirmó Agüero.
Según datos de la Sala Epidemiológica del Ministerio de Salud (Minsa) recopilados por Infobae Perú, el país enfrenta en 2024 cifras de casos de dengue que son las más altas en más de una década. En febrero, el Minsa emitió una alerta de epidemia luego de que, solo hasta la semana 7, se registraran 24,981 casos, provocando el colapso de los servicios hospitalarios en varias regiones, entre ellas y la más perjudicada fue Piura.
La alerta emitida fue por un tiempo de 90 días. Sin embargo, a partir de la semana 13, antes de cumplirse el tiempo de la alerta, los casos comenzaron a disminuir lentamente. Aunque el Gobierno afirmaba que se trataba de los resultados de los esfuerzos conjuntos, otros indicaron que ello se debía al descenso de las temperaturas en las regiones.
Desde finales de septiembre, los casos de dengue han vuelto a aumentar. Durante las semanas 40, 41, 42 y 43, hasta finales de octubre, se reportaron 699 nuevos casos en Piura, lo que eleva el total a 34,561 en lo que va del año en la región. Aunque la cifra de esta región es menor comparada con el mismo período de 2023, la situación sigue siendo preocupante y podría empeorar debido a la escasez de agua.
Empero, no solo es el dengue, Agüero Mija indicó que el uso de fuentes de agua no seguras como la que han comenzado a extraer los piuranos de pozos improvisados debido a la necesidad, pueden provocar un aumento en enfermedades gastrointestinales como el cólera y la fiebre tifoidea, especialmente en áreas rurales con sistemas de saneamiento deficientes. También se desencadenarían enfermedades dermatológicas y respiratorias.
“La escasez de agua compromete la higiene personal y doméstica, elevando la incidencia de infecciones dérmicas y respiratorias debido a la falta de lavado frecuente de manos y la limpieza limitada de los espacios habitacionales”, explicó.
No obstante, lo advertido vuelve a ser una realidad. A mediados de octubre, en el distrito de Salitral, provincia de Sullana, familias denunciaron que desde septiembre, el agua que salía de sus grifos tenía mal olor y una coloración amarillenta, lo que provocó enfermedades gastrointestinales en varias personas, tanto adultos como niños. Juan Zapata, vecino de la calle San Martín, relató que su hija y esposa sufrieron de náuseas, vómitos y diarrea. Una situación similar se presentó en el distrito 26 de Octubre, en Piura, donde Isabel Zapata informó que su nieta de 5 años debió ser internada en una posta local debido a una infección estomacal.
No solo se trata de enfermedades físicas. El exdirector regional de Salud subrayó que la crisis también estaría generando altos niveles de incertidumbre y estrés en la población, lo que afecta la salud mental de los piuranos y provoca un aumento en los casos de ansiedad y depresión, especialmente entre las comunidades más vulnerables.
Además, indicó que la crisis hídrica está impactando la producción de alimentos básicos, lo que ha encarecido los precios y aumentado los niveles de desnutrición, particularmente en niños. Actualmente, Piura enfrenta una tasa de desnutrición crónica infantil del 12.8%, una cifra que podría seguir aumentando si la situación persiste.