Tras unas elecciones presidenciales intensas en Estados Unidos, donde los estados bisagra jugaron un papel decisivo, Donald Trump ha sido confirmado para regresar a la Casa Blanca. A pesar de lo que se esperaba que fuera una contienda ajustada, el candidato del Partido Republicano se aseguró un segundo mandato lo que consolidó su liderazgo en la política estadounidense.
Esta reciente victoria de Trump añade una capa de interés a su relación con Perú y América Latina. En 2018, estaba contemplado que el mandatario asistiera a la Cumbre de las Américas en Lima, pero la Casa Blanca se sorprendió al anunciar la cancelación de su visita tanto a Perú como a Colombia. Este arrepentido cambio de planos en su primera presidencia dejó preguntas sobre sus intenciones diplomáticas en la región, y ahora, con su reelección, las expectativas sobre su enfoque hacia el hemisferio sur se renuevan.
¿Por qué Donald Trump canceló su visita a Perú?
En 2018, la cancelación del viaje de Donald Trump a Perú sorprendió a muchos, ya que habría sido su primera visita oficial a un país latinoamericano como presidente.
El motivo detrás de esta decisión fue la necesidad de supervisar personalmente la respuesta estadounidense a la crisis en Siria, originada por un supuesto ataque químico en Duma. Trump decidió permanecer en Estados Unidos para atender de manera prioritaria la situación que generaba tensiones a nivel internacional.
La Cumbre de las Américas, que iba a celebrarse en Lima, se caracteriza por ser un evento clave para el diálogo y la cooperación entre líderes del continente. La presencia de Trump era esperada como una oportunidad para estrechar lazos con América Latina. Sin embargo, al ausentarse, las expectativas de avanzar en ciertas agendas se vieron alteradas, y su decisión reflejó la importancia que otorgó a los asuntos de política exterior en el Medio Oriente sobre las relaciones diplomáticas en el hemisferio sur.
La representación de Estados Unidos fue asumida por el entonces vicepresidente Mike Pence.
Donald Trump y su regreso a la Casa Blanca
Donald Trump ha logrado un regreso inesperado y contundente a la Casa Blanca, siendo elegido como el 47.º presidente de Estados Unidos. Este suceso marca un hito extraordinario, ya que Trump ha enfrentado condenas judiciales y ha sobrevivido a dos intentos de asesinato, retos que no han impedido su retorno al máximo cargo político del país. La victoria se vendió con el respaldo clave de Wisconsin, asegurándole más de los 270 votos electorales necesarios para ganar, y fue celebrado con un discurso triunfal desde Florida, donde reafirmó su compromiso con la promesa de “volver a hacer grande a Estados Unidos”.
En el ámbito internacional, la repercusión de su triunfo se sintió rápidamente en Perú. La presidenta Dina Boluarte expresó su satisfacción y envió un mensaje de felicitación a Trump, destacando su victoria por medio de un comunicado oficial en la plataforma X.
Boluarte también destacó su confianza en que, bajo el nuevo mandato, se fortalecerá la relación estratégica entre Perú y Estados Unidos, centrándose en inversiones y comercio bilateral. Este optimismo refleja el interés por profundizar las relaciones con una Casa Blanca que, bajo el liderazgo renovado de Trump, podría redefinir dinámicas importantes en el hemisferio occidental.
¿Cómo impactará el segundo mandato de Donald Trump en América Latina?
Tras las recientes elecciones presidenciales en Estados Unidos, donde Donald Trump logró asegurar un segundo mandato en la Casa Blanca, se genera expectación sobre las repercusiones de su renovado liderazgo en América Latina. Según los internacionalistas Miguel Rodríguez Mackay y Ramiro Escobar, quienes dialogaron con Infobae Perú, la política exterior de Estados Unidos en los últimos años ha mostrado signos de desatención hacia la región, Perú incluido.
Rodríguez y Escobar subrayan que uno de los elementos que ha captado la atención de Estados Unidos es el compromiso de las relaciones entre Perú y China, evidenciado por la inauguración del megapuerto de Chancay. Este desarrollo estratégico podría representar una creciente preocupación para Washington, dado el interés de Estados Unidos en contrarrestar la influencia china en América Latina.