El mundo se divide en dos tipos de personas: los que aman las matemáticas y los que todavía no saben que las aman

No todos tenemos una relación amable con las matemáticas y no es para menos. El sistema educativo se ha esforzado en que memoricemos tablas y procedimientos para dar con un resultado y Alessandro Maccarrone, doctor en física y profesor de secundaria, pretende amistarnos con los números.

“Que las matemáticas sean un tormento para otros, me agobia”, dijo Maccarrone a Infobae Perú para recordar que fue su tío quien lo inspiró a compartir con el resto su pasión por la ciencia. “Él no era físico ni matemático, sino abogado, pero estuvo toda su vida estudiando para entenderlas. Siempre aprovechaba las oportunidades de compartir su pasión con los demás”, cuenta el autor de uno de los libros de divulgación científica más comentados.

¿Tu familia qué quería que estudiaras?

Respecto a mi tío, me sentí muy libre de elegir lo que quería estudiar, pero cuando se acercaba el momento de tomar una decisión sí que hubo cierta invitación hacia la ingeniería. Un ingeniero ve la ciencia y las matemáticas como una caja de herramientas para transformar la realidad mientras que el físico las usa como gafas para ver una capa de información extra sobre la realidad. Se busca más la comprensión de la realidad que su transformación.

¿Qué te dejan ver esas gafas?

Una belleza inaccesible al resto de los sentidos, patrones geométricos, regularidades numéricas, las leyes de la física a la que obedecen los objetos, etc. Son como las gafas de realidad aumentada que superponen capas de información a la realidad física.

El fomento de la lectura peca de haberse convertido en una imposición antes que una invitación. ¿Cómo evitas que suceda lo mismo con las matemáticas?

Transmitiendo una visión abierta de las matemáticas, alejada de la idea de que es solo reproducir pasos para llegar a un resultado. La otra visión son unas matemáticas basadas en la indagación, experimentación, buscar caminos distintos para resolver problemas. No poner atención en el resultado de quince por ocho, sino cuántas maneras distintas existen para calcularlo y qué aprendo a partir de ellos, qué otras preguntas se me ocurren. Tenemos que proponer problemas que susciten interés por la indagación.

Ahora que mencionas la investigación, pienso en los videos que presentan las maneras que se utilizan en Asia y otras partes del mundo para resolver estos problemas, quizás más sencillos o didácticos. ¿En ese sentido va tu plan de fomento de las matemáticas?

No pasa por pensar que la receta que dábamos acá es peor que la de otro sitio, lo interesante es ver que hay distintos caminos. Tenemos que dedicar nuestros esfuerzos a entender cómo funcionan. Circulan muchos videos que muestran maneras sencillas y veloces de resolver problemas, pero es más de lo mismo. Si es una caja negra que no sabemos por qué está funcionando, no es matemáticas, solo otro tipo de juego divertido para pasar el rato.

¿Qué viene después de la publicación de “El infinito placer de las matemáticas”?

He sido profesor de secundaria durante muchos años, he visto los intentos de cambiar la enseñanza de matemáticas en el aula para que los alumnos no las odien tanto. Hay diversos obstáculos como la manera en que los profesores estamos acostumbrados a enseñar, los alumnos que llevan muchos años aprendiendo de cierta manera y la resistencia social y familiar a determinados cambios. Si se quiere mejorar la enseñanza hay que actuar a todos los niveles para frenar las resistencias al cambio.

¿Todos debemos terminar amando las matemáticas?

En Barcelona tenemos un museo de matemáticas y quienes llevan el lugar dicen a menudo una frase que me gusta mucho: “El mundo se divide en dos tipos de personas: los que aman las matemáticas y los que todavía no saben que las aman”. Con esto quiero decir que el amor por ellas es intrínseco porque tiene que ver con el interés de buscar patrones y regularidades, por razonar y resolver problemas. Muchas veces no identificamos estas como matemáticas, así de lo que se trata es conectarlas con este deseo innato.

¿Qué tanto peligro enfrenta la enseñanza de las matemáticas con el avance de la IA dado que ya hay herramientas que resuelven problemas en segundos?

Pasa como con las calculadoras, en cada momento histórico la respuesta va a ser diferente. Hoy en día, con respecto al cálculo, las prioridades son distintas que hace cien años porque no había un uso generalizado de las calculadoras. Hoy todos tenemos una en el bolsillo, así que ya no es importante hacer operaciones de diez cifras, sino cálculo mental, estimación y sentido de operaciones. Con la inteligencia artificial creo que nos pasará algo parecido, pero en el punto que estamos ahora, la IA todavía no es capaz de elaborar razonamientos matemáticos rigurosos. La IA está desarrollando la competencia de formular buenos prompts. Quizás pronto lo importante ya no sea encontrar respuestas, sino formular preguntas cada vez más interesantes.

Alessandro Maccarrone en conversación con Norka Bedregal - viernes 8 de noviembre a las 4:00 p.m.

Alessandro Maccarrone en conversación con Azael Paz Aliaga - viernes 8 de noviembre a las 10:00 a.m.

Entradas a través del sitio web del Hay Festival