
La tuberculosis volvió a ser en 2023 la causa de muerte infecciosa más letal del mundo, superando al COVID-19, que había ocupado este lugar durante tres años consecutivos. Según el último informe de la OMS, aproximadamente 1,2 millones de personas murieron por tuberculosis en 2023, una cifra mayor a las 320.000 muertes atribuidas al coronavirus en el mismo año. Este retorno de la tuberculosis como principal causa de muerte infecciosa evidencia que, a pesar de los avances logrados, las secuelas del COVID-19 en los sistemas de salud aún afectan los esfuerzos globales para combatir otras enfermedades.
La OMS apunta a una leve reducción en la mortalidad por tuberculosis en comparación con los 1,3 millones de muertes registradas en 2022, atribuida a la reactivación de los sistemas de diagnóstico y tratamiento de enfermedades infecciosas, tras la saturación que produjo la pandemia. Durante el pico del COVID-19, recursos críticos y personal médico fueron desviados para atender la emergencia sanitaria, lo que limitó los servicios de detección y tratamiento de la tuberculosis, especialmente en países con infraestructuras de salud frágiles, como Perú. En este país, donde la tuberculosis sigue siendo una preocupación alarmante, las autoridades aún enfrentan desafíos para retomar el control de esta enfermedad a niveles prepandemia.

La tuberculosis sigue afectando de forma desproporcionada a regiones con altos índices de pobreza y desigualdad. El 45 % de los casos globales se registraron en el sudeste asiático, el 24 % en África y el 17 % en Asia oriental y el Pacífico. Aunque América tiene una menor carga proporcional, el impacto sigue siendo significativo en países como Perú, que es el segundo país con más casos en la región. En 2022, se diagnosticaron allí más de 29,000 casos, en su mayoría en zonas urbanas densamente pobladas como Lima y Callao, donde las secuelas sociales y económicas de la pandemia aún agravan la lucha contra esta enfermedad.
¿Cómo afecta la tuberculosis al Perú?
En el contexto de América Latina, Perú se posiciona como uno de los países más afectados por la tuberculosis. Datos del Ministerio de Salud de Perú (Minsa) indican que en 2022 se diagnosticaron más de 29.000 casos de tuberculosis, con una gran concentración de contagios en Lima y Callao, áreas urbanas densamente pobladas donde la pobreza y el hacinamiento facilitan la transmisión de esta enfermedad. Perú ocupa el segundo lugar en la región con el mayor número de casos, después de Brasil, y de acuerdo a un informe de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) se sitúa entre los países más impactados.
La situación es particularmente alarmante en Perú, donde la tuberculosis mantiene una tasa de mortalidad elevada, afectando principalmente a personas en situación de vulnerabilidad. El Minsa ha advertido que la falta de acceso adecuado a servicios de salud y el estigma asociado a la enfermedad dificultan la detección y el tratamiento oportuno de nuevos casos. Además, factores como la migración interna y las condiciones de vida en zonas periurbanas agravan la situación, ya que muchas personas con tuberculosis no pueden acceder fácilmente a los centros de salud o temen buscar tratamiento por miedo a la discriminación.
Cada 24 de marzo, en el marco del Día Mundial de la Tuberculosis, el gobierno peruano promueve campañas de concienciación sobre la importancia de la prevención y el diagnóstico temprano de la tuberculosis. Sin embargo, los desafíos estructurales persisten, y el país continúa enfrentando una crisis sanitaria que exige una respuesta sostenida y coordinada tanto a nivel local como internacional.
Factores de riesgo

A nivel global y en países como Perú, la tuberculosis se ve agravada por varios factores de riesgo que incrementan la susceptibilidad de la población. La OMS y la OPS han identificado cinco factores clave que contribuyen al aumento de casos: la desnutrición, el VIH, los trastornos por consumo de alcohol, el tabaquismo y la diabetes. Estos problemas de salud, sumados a la falta de acceso a atención médica de calidad, crean un contexto en el que la tuberculosis puede propagarse rápidamente y convertirse en una enfermedad difícil de controlar.
¿Cómo prevenir la tuberculosis?
El Minsa indica que para prevenir la tuberculosis se pueden tomar varias medidas, algunas para evitar contraer la enfermedad y otras para reducir las probabilidades de contagiar a otros:
- Aplicar la vacuna BCG (Bacilo de Calmette-Guérin) al recién nacido, que lo protege contra la tuberculosis
- Realizar un diagnóstico precoz y un tratamiento oportuno a las personas con tuberculosis
- Administrar pastillas de prevención (quimioprofilaxis) a los menores de 19 años que se encuentren en contacto con una persona enferma de tuberculosis
- Consumir una alimentación balanceada y respetar los horarios de comida para evitar la desnutrición
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