Un reciente incidente de posible contaminación ambiental en el río Rímac, la principal fuente de abastecimiento de agua potable para la ciudad, despertó la inquietud y preocupación de la población en Lima. El pasado 26 de octubre, un torrente oscuro, evidentemente contaminado, alteró su curso normal.
El río Rímac, ciertamente, no se caracteriza por tener aguas limpias y cristalinas, pero sus aguas se observan, por lo general, de una tonalidad marrón. No de color negruzco.
Según informó el noticiero 24 Horas, este incidente fue provocado por un fallo en la planta hidroeléctrica de Huampaní. El resultado fue la liberación de aproximadamente 140 mil metros cúbicos de agua contaminada que amenazaron con acceder a los sistemas de distribución.
Ante la emergencia, y teniendo una rápida acción, Sedapal cerró las compuertas de las plantas de tratamiento de Huachipa y La Atarjea para impedir que el agua dañada contaminara el suministro de la ciudad, uetalló el citado medio.
El cierre evitó lo que pudo ser una catástrofe mayor, aunque las consecuencias aún son visibles, especialmente en áreas cercanas a la desembocadura. En este punto, el agua contaminada quedó retenida, lo que generó temor entre los ciudadanos.
La autoridad no informó si, a causa del incidente, fue necesario la utilización de reservas de agua para asegurar el suministro en la ciudad, mientras se evaluaba el alcance y las consecuencias del aparente derrame.
Los efectos aún son objeto de análisis, pero la población ya demanda responsabilidades y medidas preventivas para evitar futuros incidentes similares.
Alerta por prácticas mineras
Las miradas también se dirigieron hacia las prácticas mineras en la cuenca alta del Rímac por los antecedentes de contaminación.
A mediados de julio, Genaro Aguilar, representante de una plataforma local de defensa ambiental, advirtió sobre la presencia de metales pesados en el río, de donde proviene gran parte del agua destinada a la capital.
Un estudio reciente confirmó la presencia de altos niveles de plomo, cobre y arsénico en el agua, superando los estándares de calidad ambiental. Los hallazgos, hechos a partir de muestras recogidas en Pacococha, Millotingo, Tamboraque y Chinchan, destacan la severa contaminación derivada de los relaves mineros.
Los expertos alertaron que este panorama plantea un serio reto a las comunidades campesinas de las cuencas altas, que dependen del agua para riego y abastecimiento de ganado. Agregan que la situación podría intensificar, además, los conflictos socioambientales en la región.
En este contexto, el proyecto de la Municipalidad de Lima emerge como una iniciativa encaminada a descontaminar y rediseñar el río Rímac para el 2030. En sus planes está convertirlo en “un corredor ecológico metropolitano”. Aunque, según los especialistas, esto se plantea como un gran reto, incluso bastante difícil de conseguir.
Lima busca no solo mitigar décadas de contaminación, sino también revitalizar las riberas abandonadas y habitadas densamente por familias de bajos recursos. Este esfuerzo incluye la implementación de 60 proyectos de inversión para mejorar la infraestructura existente y crear nuevos espacios públicos.
El plan, liderado por la empresa Prolima, también tiene como objetivo fomentar el turismo y asegurar una visita más segura a la ciudad a través de la remodelación de áreas emblemáticas como la plaza Chabuca Granda y la introducción de servicios mejorados para el transporte público.
La descontaminación del Rímac es un componente primordial, con la introducción de especies fitosanitarias para purificar el agua y la planificación de ciclovías, rutas peatonales, y vías arborizadas. Sin embargo, se presenta como algo bastante complejo de lograr, pero no imposible.
Pese a los esfuerzos propuestos, el episodio del pasado 26 de octubre activó una alerta general acerca de la vulnerabilidad del sistema hídrico de Lima y la urgente necesidad de respuestas contundentes por parte de las autoridades y las empresas involucradas.
Mientras tanto, la ciudadanía observa, pero también exige soluciones que garanticen un futuro más seguro para la principal fuente de agua en Lima.