Considerada una de las figuras más importantes de la música criolla peruana, esta cantante dejó una marca indeleble en el panorama artístico del país. Conocida como “La Criollita”, Eloísa Angulo Mansilla se destacó por su interpretación de clásicos como “Las Madreselvas” y “El Payandé”, y fue parte de la célebre agrupación las Seis Grandes de la Canción Criolla.
A lo largo de su carrera, logró el título de Soberana de la Canción Criolla, consagrándose como una de las voces más queridas de la música peruana. Nacida en Callao el 31 de octubre de 1919, su legado perdura hasta el día de hoy.
Talento juvenil
Desde muy joven, Eloísa mostró una profunda inclinación hacia el canto. A la edad de trece años, comenzó a escaparse de la escuela para participar en los concursos organizados por diversas emisoras de radio en Lima.
Su determinación y talento la llevaron a formar, en 1932, el dúo Las Criollitas junto a Margarita Cerdeña. Este conjunto debutó con gran éxito en el Teatro Royal del Rímac, marcando el inicio de una carrera que la llevaría a ser una destacada representante de la música criolla en el país.
Con el tiempo, Eloísa Angulo se integró en una notable generación de artistas femeninas, compartiendo el escenario con leyendas como Rosa Ascoy “La Limeñita”, Rosita Passano, y Jesús Vásquez.
Juntas, conformaron el célebre grupo conocido como las ‘Seis Grandes de la Canción Criolla’, que no solo celebró la música, sino que también rompió barreras en una época dominada por hombres en el ámbito artístico. Eloísa se destacó por su capacidad para interpretar con calidez y profundidad canciones emblemáticas como “El Payandé” y “Ocarinas”, compuestas por Manuel Covarrubias.
A lo largo de su carrera, Angulo grabó una serie de álbumes que incluyeron interpretaciones memorables de la danza criolla, consolidando su lugar en la historia musical del Perú.
Temas como “Las Madreselvas” y “El Águila” son solo algunas de las joyas de su repertorio que perduran en la memoria colectiva del país. Su interpretación de estos y otros temas ha resonado en generaciones, haciendo de su música un legado que continúa vivo.
Sabía hacer reír
Sin embargo, su arte no se limitó a la solemnidad de la canción criolla; también se aventuró en el humor y la alegría. Eloísa Angulo fue recordada por sus interpretaciones de canciones festivas como “El Conejito”, “Tun Tun”, y “Araña, ¿Quién te Arañó?”, que desbordaban energía y optimismo. Su capacidad para conectar con el público, tanto en momentos de emoción profunda como en instantes de diversión, la hizo una artista versátil y querida.
A pesar de su éxito y popularidad, la vida de Eloísa estuvo marcada por el trabajo constante y la búsqueda de la perfección artística. En su trayectoria, logró no solo el reconocimiento popular, sino también un lugar en la historia de la música peruana.
Su voz resonaba en las casas, en los eventos y en cada rincón donde la música criolla se celebraba. Las emociones que sus interpretaciones evocaban fueron el testimonio de su gran habilidad para tocar los corazones de quienes la escuchaban.
Con la canción criolla
Trágicamente, el 30 de octubre de 1991, un día antes de cumplir 72 años, Eloísa Angulo falleció en el Hospital Guillermo Almenara Irigoyen, en el distrito de La Victoria, Lima. Su muerte dejó un vacío en el mundo de la música criolla, pero su legado perdura.
El 31 de octubre se ha convertido en una fecha significativa para los peruanos, no solo porque se celebra el Día de la Canción Criolla, sino también porque se recuerda el nacimiento de una artista que dedicó su vida a la música.
Eloísa Angulo no es solo un nombre en la historia; es un símbolo de la cultura peruana. Su influencia sigue presente, inspirando a nuevas generaciones de artistas que encuentran en su obra un modelo a seguir.
El legado de “La Criollita” vive en cada acorde, en cada interpretación, y en el amor que el pueblo peruano siente por su música. En el corazón de cada criollo, su voz resuena, recordando que la música es una forma de expresar la identidad y el alma de un país.