En el corazón de Lima, el jirón Junín es una de esas vías que respira historia en cada rincón, esquina y adoquinado. Comenzando en el Palacio de Gobierno y extendiéndose hacia los Barrios Altos, este corredor histórico ofrece un trayecto repleto de hitos, leyendas y relatos que abarcan desde la fundación de la ciudad hasta los acontecimientos más recientes de la historia republicana peruana.
Su diseño original se remonta al plano urbano establecido por Francisco Pizarro en el siglo XVI, conocido como el “damero de Pizarro”, que marcó las primeras calles de Lima.
Aunque hoy en día todo el recorrido se conoce como jirón Junín, en sus inicios, cada cuadra tenía su propio nombre, reflejando el carácter de sus habitantes o los eventos que allí se desarrollaron. Por ejemplo, una sección era denominada “Cajones de la Ribera”, en referencia a los cajones de frutas que se comercializaban en la zona, mientras que otras cuadras llevaban nombres como Zárate o Rivera.
De frente a Barrios Altos
Este jirón es único, pues su recorrido no sigue una línea recta. Su trazado se inclina y se eleva en ciertas partes, ganando altura hacia los Barrios Altos, lo que le da un carácter singular en comparación con otras calles. Al atravesar la vía, se pueden apreciar los restos de un pasado virreinal que pervive en sus antiguas casonas y templos.
El monasterio del Carmen, también llamado “Carmen Alto”, es solo uno de los muchos puntos de interés, y su presencia indica que estamos en el corazón de una de las zonas más tradicionales y elevadas de la capital peruana.
Las primeras cuadras del jirón Junín están salpicadas de casonas que en tiempos virreinales alojaron a prominentes personajes de la época. Justo en su inicio se alza el Palacio de Gobierno, símbolo de la autoridad desde 1938, y poco después se encuentran otras joyas arquitectónicas. Entre estas, la “Casa del Oidor” destaca con su imponente balcón colonial que data del siglo XVI, un verdadero emblema del pasado.
También se encuentra la famosa “Casa de la Pila”, un antiguo inmueble que albergó a Ricardo Palma en su infancia y que llegó a ser una de las sedes del diario El Comercio. Esta casa, bautizada por la pila o fuente central en su patio, no solo es recordada por sus personajes ilustres, sino también por las historias de apariciones y fenómenos sobrenaturales que la rodean.
Casas con historia
Avanzando, se alzan la “Casa Arenas” y la “Casa Almuelle”, construcciones emblemáticas que conservan elementos únicos de su época. La primera se caracteriza por sus grandes arcos y un misterioso rostro tallado en su fachada, mientras que la segunda luce un revestimiento de mármol y un característico color rojo. Años después, esta última fue dividida y vendida en partes, fragmentando su imponente estructura original.
Más adelante, la “Casa Orueta” resalta no solo por su arquitectura, sino por el oscuro suceso que en ella ocurrió. Esta residencia fue escenario del asesinato de un prestamista adinerado, conocido por su avaricia. Su trágico fin convirtió la casa en un símbolo de las historias sombrías que también habitan el jirón Junín.
Otra construcción emblemática en este trayecto es la actual sede del Ministerio de Economía, donde antiguamente se ubicaba el Seminario de Santo Toribio. Durante el periodo colonial, este seminario fue un centro de formación sacerdotal, antes de ser sustituido por la imponente estructura ministerial que hoy conocemos.
El jirón Junín también acogió ilustres visitantes; en una de sus casas se hospedó el libertador Simón Bolívar, acogido por familias adineradas de la época. Asimismo, esta zona fue el hogar temporal de la antigua Casa del Correo, que luego se trasladó a las inmediaciones de la calle Conde de Superunda.
Leyenda diabólica
Al cruzar la gran avenida Abancay, el jirón nos lleva hasta el Museo de la Inquisición y el actual Congreso de la República, emplazado en el terreno que antes ocupaba la Universidad de San Marcos, una de las instituciones más antiguas del continente.
Siguiendo el camino, el ambiente cambia al entrar en Barrios Altos, uno de los sectores más tradicionales de Lima, donde la Plaza Italia y la iglesia de Nuestra Señora del Carmen se destacan por su relevancia cultural y espiritual.
Una de las leyendas más conocidas de esta zona tiene lugar en el cruce del jirón Junín con Cangallo, donde una peculiar piedra conserva un agujero en su base, supuestamente realizado por el mismísimo diablo, según narran las “Tradiciones Peruanas” de Ricardo Palma.
La historia cuenta que el diablo, en un intento por escapar de la procesión del Señor de los Milagros, trató de huir, pero fue bloqueado por otra procesión de la Virgen del Carmen. Al no encontrar salida, optó por atravesar la roca misma, dejando así su marca.
Histórico Buque
Muy cerca de allí se encuentra también “El Buque”, un antiguo conjunto residencial que con el paso de los años y varios incendios ha caído en la decadencia. Este lugar, hogar de muchas familias, es testimonio de la riqueza cultural y los problemas de conservación que aquejan a esta parte de Lima.
El recorrido por el jirón Junín culmina en la popular zona de Las Cinco Esquinas, punto donde se intersectan los jirones Junín, Miro Quesada y Wari. Este sector fue declarado Patrimonio Cultural de la Nación, resaltando el valor histórico que encierra cada rincón de este largo corredor.
Entre su arquitectura, sus mitos y las historias de quienes han pisado sus calles, el jirón Junín sigue siendo un lugar donde el tiempo parece haberse detenido, un espacio que encierra los recuerdos de siglos de la vida limeña.