El fotógrafo peruano que conquista portadas de Vogue con historias visuales que trascienden: la historia de Diego Bendezú

Desde su llegada a Nueva York, a los 12 años, enfrentó un camino lleno de desafíos, incluyendo su experiencia como indocumentado. Su trasfondo personal ha influido en su enfoque artístico, permitiéndole capturar la esencia de la vida latinoamericana

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Conoce más de Diego Bendezú, fotógrafo peruano que conquista New York. Créditos: Carlos Díaz/ Infobae.

Imagínate contar historias sin decir una palabra. Eso es lo que logra el fotógrafo peruano Diego Bendezú. A través de sus fotografías, transmite pasión, emoción y conecta con diferentes realidades. Sus imágenes no requieren explicaciones. La luz, los colores, los rostros y los escenarios hablan por sí mismos. Pero detrás de ese lente que capta momentos con tanto poder, hay una historia más profunda, que comienza lejos de las pasarelas y las editoriales de moda.

“Siempre sentí que las fotos debían decir algo más. No quería solo capturar la imagen, sino dejar una huella emocional en las personas”, comentó Diego a Infobae Perú, quien ha sabido destacar en una industria competitiva como la de la fotografía de moda en Nueva York, trabajando con marcas de renombre como Vogue y iD. Para él, la fotografía va mucho más allá de un buen enfoque o la luz perfecta; es una manera de dialogar con el mundo, de plasmar lo intangible.

Diego Bendezú llegó a Nueva York antes de cumplir 12 años. Su traslado desde su querido Ica en Perú no fue planeado como una migración definitiva, sino como unas vacaciones extendidas. A los pocos meses, comprendió que su vida cambiaría. Sus padres se habían divorciado, y él se quedó a vivir con su madre y su hermana. Sin embargo, no todo fue sencillo. Diego vivió como indocumentado durante siete años, lo que fue un proceso difícil en su momento.

Con esa incertidumbre constante, su futuro académico también se tornaba incierto. Primero pensó en la arquitectura como un camino profesional. Sin embargo, al descubrir los elevados costos de las universidades privadas, esa opción quedó fuera de su alcance. Fue entonces cuando su madre sugirió explorar la fotografía, algo que, según Diego, marcó el inicio de su carrera.

“Desde los 17 años empecé la universidad. Pensé que quería ser arquitecto, pero me di cuenta de que no era lo que buscaba cuando asistí a un Open House en una universidad privada. En la carrera de arquitectura, el costo era de 60 mil dólares por semestre. (...) Gracias a Dios, en una charla también mencionaron la fotografía, y recuerdo que mi mamá me sugirió probar con eso, aunque ella y mi hermana dicen que nunca lo hicieron (...). Mi mamá, que es odontóloga, dejó su carrera al venir aquí (Estados Unidos) para darme un mejor futuro. Siempre está esa presión de seguir carreras tradicionales como doctor o abogado”, declaró.

El Fashion Institute of Technology y el descubrimiento de la fotografía

(Imagen Ilustrativa Infobae)
(Imagen Ilustrativa Infobae)

El descubrimiento de la fotografía fue casual. Durante una visita al Fashion Institute of Technology (FIT), en Nueva York, Diego notó que ofrecían este programa. Aunque el costo de estudiar allí era mucho más accesible que el de otras universidades privadas, el requisito de presentar un portafolio supuso un reto. Con 17 años y sin experiencia previa, tuvo que improvisar. Compró su primera cámara y, sin conocimientos técnicos, comenzó a experimentar y a crear un portafolio para aplicar.

”Gracias a Dios, mi mamá, mi papá y toda mi familia siempre me apoyaron. Nunca sentí que me cuestionaran por lo que elegí. Tal vez me preguntaron por un plan B, pero en mi mente siempre pensaba: ‘No hay plan B, esto tiene que funcionar’. Y así fue como compré mi primera cámara”, contó.

Afortunadamente, fue aceptado entre los 75 estudiantes del programa de fotografía del FIT. Durante el primer año, se enfrentó al desafío de aprender desde cero, rodeado de compañeros que ya tenían experiencia. En ese proceso, conoció a Tom Caravaglia, un mentor que impactó su vida de manera decisiva. Caravaglia, un fotógrafo retirado, pero activo a los 84 años, le brindó no solo conocimientos técnicos, sino también la oportunidad de sumergirse en el mundo de la fotografía profesional.

Una relación marcada por la fotografía y la amistad

El fotógrafo peruano que conquista las portadas de Vogue con historias visuales que trascienden fronteras y emociones: la historia de Diego Bendezú. (Fotografía: cortesía de Diego Bendezú)
El fotógrafo peruano que conquista las portadas de Vogue con historias visuales que trascienden fronteras y emociones: la historia de Diego Bendezú. (Fotografía: cortesía de Diego Bendezú)

Durante dos años y medio, Diego trabajó junto a Caravaglia, quien se convirtió en su mentor y amigo cercano. Más allá de la fotografía, esa relación trascendió al ámbito personal, compartiendo momentos cotidianos, como citas médicas o cafés con amigos. Incluso después del fallecimiento de Caravaglia, Diego continuó trabajando en su estudio.

”Después de que Caravaglia falleció, su esposa Doris vivió unos nueve años más. Durante ese tiempo, mantuvo su estudio, que era mitad casa, mitad estudio, y me permitió seguir trabajando allí. Ese fue uno de sus deseos, para que mi compañera de estudio y yo pudiéramos continuar. Así tuve la oportunidad de seguir practicando, cometiendo errores, comprando equipo y probando cosas, siempre con la idea de convertirme en fotógrafo, porque aunque me gradué en 2015, eso no significaba que ya lo fuera”, añadió.

Con el tiempo, Bendezú continuó desarrollándose como fotógrafo, trabajando junto a grandes profesionales y asistiendo en importantes campañas. Esa experiencia, que se extendió durante casi una década, le permitió adquirir una visión clara de la fotografía, no solo como técnica, sino como un arte que requiere un punto de vista y una voz propia.

Historias que trascienden en el tiempo

Fotografía: cortesía de Diego Bendezú
Fotografía: cortesía de Diego Bendezú

Una de las historias más personales que Diego ha capturado es una serie fotográfica en blanco y negro titulada “16″. Durante la pandemia, cuando sus abuelos estuvieron en su casa durante 16 meses, Diego los fotografió en su vida cotidiana. Esta serie nunca fue publicada (tampoco tiene la intensión de hacerlo), ya que es un proyecto muy íntimo para él, pero refleja su conexión emocional con su familia y sus raíces.

”Me llevó de vuelta a mi infancia, cuando los veía todos los días y compartíamos momentos. Durante ese tiempo siempre tenía una camarita en casa, no muy profesional, pero trataba de capturar pequeños momentos entre ellos y mi mamá. Ese proyecto, al que llamé ‘16′, es una serie en blanco y negro muy linda sobre ellos dos. Aunque probablemente nunca lo enseñe, tiene mucho que ver con lo que hago hoy”, contó recordando un momento tan íntimo con sus abuelos.

Para Diego Bendezú, la fotografía no es solo una profesión, es un medio para contar historias que trascienden fronteras y culturas. A través de su lente, busca capturar la esencia de lo que significa ser latinoamericano en el mundo contemporáneo, reflejando tanto la belleza como los desafíos de una región en constante evolución.

El momento de los grandes cambios

Conoce a Diego Bendezú, fotógrafo peruano que conquista New York.

A medida que ganaba experiencia y ahorraba lo suficiente para tomar riesgos, Diego decidió dejar de asistir a otros fotógrafos y enfocarse en desarrollar su propio estilo y proyectos. Uno de esos momentos clave ocurrió en San Francisco, mientras escuchaba música de Los Kjarkas, un grupo boliviano que le hizo recordar sus raíces latinoamericanas. En ese instante, decidió que su propósito como fotógrafo sería resaltar la cultura, no solo de Perú, sino de toda la región.

El fotógrafo peruano comenzó a trabajar en proyectos documentales y de retratos, enfocados en destacar aspectos culturales y sociales de su país de origen. Esa búsqueda de una voz propia se convirtió en un motor que lo llevó a desarrollar un estilo más auténtico y personal. Su objetivo no era solo crear imágenes estéticamente atractivas, sino también contar historias a través de ellas.

“En enero de 2024, gracias a Dios, empecé a coger ritmo. No sé cómo explicarlo, pero creo que lo importante es hacer tu trabajo, y las personas correctas llegarán a ti. En esta industria, muchos intentan abrirse camino conectando con personas clave, pero por lo que he vivido hasta ahora, la mejor manera es hacer lo tuyo, enfocarte en ti, y las personas correctas aparecerán,” compartió.

El salto a Vogue

Tras emigrar a los EE. UU. en su adolescencia, su transición de la incertidumbre a una carrera exitosa en fotografía destaca su perseverancia y dedicación. (Composición: Jazmine Angulo - Infobae)
Tras emigrar a los EE. UU. en su adolescencia, su transición de la incertidumbre a una carrera exitosa en fotografía destaca su perseverancia y dedicación. (Composición: Jazmine Angulo - Infobae)

En septiembre del año pasado, Diego recibió una invitación de Marco Castro, un maquillador peruano, para hacer unos retratos antes del desfile de la marca Willy Chavarría en Nueva York. El enfoque del evento estaba en la representación de la cultura hispana y latinoamericana, un tema que resonaba con los intereses de Diego. Los retratos capturaron la atención de Valentina Collado, directora de moda de Vogue México, quien lo contactó para colaborar en futuras editoriales.

La primera colaboración con Vogue tuvo lugar en marzo de este año en México, en una editorial para Vogue Mexico y Latinoamérica. Desde entonces, la relación con la revista fue muy positiva, y Diego ha trabajado en varios proyectos, fortaleciendo su presencia en el mundo de la moda a nivel internacional.

“Estoy muy agradecido con ellos por la confianza que me han dado. Aunque ha sido poco tiempo, hemos logrado mucho juntos. Viviendo en Nueva York, una ciudad tan diversa y cosmopolita, me esfuerzo por mantener y reflejar mis raíces en cada proyecto. Mostrar mis raices peruanas es algo que siempre quiero destacar en mi trabajo”, señaló Diego.

Las raíces peruanas en Nueva York

Diego asegura que esa misma diversidad le ha permitido aferrarse más a sus raíces peruanas. Según él, estar lejos de casa lo impulsa a mantener viva su identidad cultural, reflejándola en su trabajo. La fotografía es el medio a través del cual puede contar la historia de su tierra, su gente y su cultura.

Para Bendezú, la esencia de su trabajo radica en las personas. Aunque muchos fotógrafos encuentran inspiración en paisajes o lugares específicos, él asegura que lo que más le inspira son las historias humanas. “Me puedes poner en cualquier lugar del Perú y siempre habrá algo que contar a través de las personas”, afirma.

El fotógrafo peruano ve con optimismo el futuro de la fotografía de moda en relación con la cultura latinoamericana. Las marcas de la región, según él, están evolucionando y ganando terreno en la escena internacional. En Perú, por ejemplo, ha trabajado con marcas que buscan elevar su imagen para atraer no solo al mercado local, sino también a consumidores internacionales.

Además, destaca el trabajo de marcas como Willy Chavarría, que está empujando los límites de la representación latina en la moda. Según Diego, estas marcas están redefiniendo lo que significa ser latino en el mundo de la moda, destacando la diversidad e inclusión en sus desfiles y castings.

Consejos para los futuros fotógrafos

(Imagen Ilustrativa Infobae)
(Imagen Ilustrativa Infobae)

Para quienes buscan una carrera en la fotografía, Diego aconseja no enfocarse exclusivamente en lo comercial. Aunque es importante tener presencia en plataformas como Instagram, el verdadero crecimiento, según él, proviene de seguir haciendo fotos constantemente, sean buenas o malas. Cada imagen es una oportunidad para refinar el punto de vista y mejorar la estética.

El fotógrafo peruano también comparte que una de las lecciones más valiosas que ha aprendido en su carrera es la importancia de contar historias que resuenen con las experiencias personales y culturales. Su propósito es crear imágenes que conecten emocionalmente con el espectador, especialmente con aquellos que comparten su origen latinoamericano.

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