El internet es un fenómeno mundial de alta relevancia. Según el INEI, en el Perú, el 72% de la población tiene acceso a Internet y el 90,7% de peruanos de 6 a más años de edad, usa diariamente Internet a través de un teléfono móvil. Si bien el acceso a nuevas tecnologías puede resultar muy beneficioso en diferentes aspectos, una pérdida de control sobre su uso generaría una adicción con repercusiones negativas en la vida diaria.
Según un estudio realizado por un consorcio de universidades, incluyendo la Universidad de Toulouse II Jean Jaurès (Francia) y la Universidad Privada del Norte (Perú), el 57% de mujeres presenta un uso problemático de Internet mientras que el 33% de los hombres registra comportamientos asociados al uso excesivo de la tecnología y el acceso constante a la red. El acceso desmedido al Internet también ha traído como consecuencia que el 78% de los peruanos presente dificultades para concentrarse y un 52% prefiera estar solo, conectado a un dispositivo móvil.
La publicación también revela que el uso problemático de Internet está relacionado con rasgos paranoides, esquizoides, antisociales, borderline o que afecta gravemente la capacidad de una persona para controlar sus emociones, histriónicos, evitativos, dependientes y rasgos obsesivos compulsivos. Además de mecanismos de defensas neuróticos, inmaduros y de aislamiento psicológico.
Jano Ramos Díaz, especialista de la Universidad de Privada del Norte y coautor del estudio “La prevalencia y los factores predictivos del uso problemático del teléfono móvil”, desarrollada en 14 países, señala que, en esta muestra, el 37% de los peruanos, en su mayoría mujeres, padece de uso problemático del celular, lo cual es más bajo que Chile (59%), Colombia (52%), y Ecuador (48%), pero más alto que Brasil (32%). El 37% de la muestra es consciente de padecer un uso problemático del celular en el último año.
“Las personas con más rasgos de personalidad esquizoide, aquellos que tienden a evitar interacciones sociales, muestran poco interés por relaciones personales, y prefieren el aislamiento, tienen menos probabilidades de desarrollar un uso problemático del celular, mientras que las personas con rasgos de personalidad histriónicos, búsqueda constante de atención y una necesidad de aprobación social, tienen una mayor tendencia a usar el móvil de forma problemática, sobre todo en redes sociales, ya que está vinculado a satisfacer su deseo de ser el centro de atención y obtener retroalimentación social inmediata”, señaló Ramos.
Uso problemático del celular en estudiantes universitarios
En el Perú se halló que la intensidad en el uso de redes sociales se relaciona también con el consumismo (o materialismo) de jóvenes universitarios. El estudio indica que el 97,62% presentó algún grado de adicción a Internet, a través de las redes sociales, del cual el 49.05% fue catalogada como severa. El celular es el dispositivo que genera este uso problemático en los estudiantes.
“Solo el tiempo que un joven universitario pasa frente a un celular, en promedio 12 horas, demuestra la inhabilidad para controlar el deseo intenso, abstinencia, escape y uso problemático del teléfono. La posible explicación es que los estudiantes peruanos carecen de habilidades para administrar el tiempo y como resultado pasan más tiempo en las redes sociales como Facebook, WhatsApp, TikTok, Instagram, aplicaciones de citas como Tinder, entre otros. Esto puede interferir o limitar la interacción personal, el sueño, la actividad física y el involucramiento en el centro de estudio o trabajo, y es más probable que desencadene en un daño psicológico futuro”, precisó el especialista.
Para Jano Ramos, las personas que buscan sensaciones tienen un uso problemático del celular. Es decir, las personas que tienen altos niveles de disfrute en comportamientos variados, novedosos e intensos son más propensos a este tipo de adicción. Este resultado puede ser explicado por el hecho de que ciertas aplicaciones sociales y videojuegos son arriesgados para las personas y tienen el potencial de desarrollar comportamientos adictivos.
La adicción a los videojuegos
Las consecuencias de la adicción a los videojuegos se presentan en diversas áreas de la persona: irritabilidad, depresión, ansiedad, aislamiento, problemas de sueño, TDAH, problemas de visión, lesiones musculares, privación del sueño, entre otras. Según el estudio, la edad promedio de un Gamer en el Perú es de 21 años, y si bien, no necesariamente un gamer es adicto a los videojuegos, existe un grupo que si puede presentar ciertos síntomas o cambios de comportamiento que pueden repercutir negativamente en su vida cotidiana.
De una muestra de gamers peruanos que recogió el estudio, el 3.6% jugaba menos de 7 horas al día; el 17.2% entre 7 y 14 horas a la semana; el 41.3% jugaba entre 15 y 28 horas a la semana; el 26.0% jugaba entre 29 y 42 horas a la semana y el 11.9% jugaba más de 42 horas. El 75% se encontraba estudiando; el 51.2% no se encontraba trabajando; el 12.9% tenía un trabajo full time y el 35.9% tenía un trabajo part time o trabaja de forma esporádica. El 85.9% era soltero.
La falta de ejercicio por un exceso de ocio sedentario, vinculado a las nuevas tecnologías y la aparición de conductas adictivas por el inadecuado uso del Internet, es otro de los problemas que afecta la calidad de vida del peruano, ya que aumenta el riesgo de muerte prematura, diabetes, enfermedad cardíaca, diferentes tipos de cáncer, malestar ocular y síntomas musculares. Todo ello incrementa la irritabilidad del sistema nervioso, generándose ansiedad, déficit de atención y aumento del estrés.
Expertos nacionales e internacionales participarán en el Primer Congreso Internacionales de las Adicciones del Comportamiento (CIAC), cuyo objetivo es fomentar el diálogo entre profesionales de la salud, investigadores y responsables de políticas públicas para profundizar en las complejidades de las adicciones comportamentales.
El evento, financiado por el Estado y de acceso gratuito, se realizará del 28 al 30 de octubre en la Universidad Privada del Norte, a partir de las 4 p.m., en su sede del Cono Norte. El evento tiene además un enfoque integral y multidisciplinario para tener una visión amplia sobre las adicciones del comportamiento, relacionadas con el uso problemático del Internet; de los videojuegos; de las apuestas, así como a la comida y adicciones sexuales.