Reconocido por ser uno de los primeros artistas peruanos en posicionarse en el escenario internacional, este artista fue una figura clave en la difusión del bolero y la música tradicional cubana en Europa durante las décadas de 1950 y 1960.
Admirador de agrupaciones icónicas como Don Américo y sus Caribes, su camino artístico comenzó cuando, apenas con 13 años, fundó su primer conjunto musical, “Don Alberto y sus Caribes”. Se trata del cantante chalaco Darío Alberto Cortez Olaya.
Espíritu aventurero
Su carrera tomó un impulso decisivo en 1956, cuando viajó a España acompañado por el percusionista Pepe Ébano, uno de los músicos peruanos más reconocidos en el extranjero.
En su paso por Madrid, se presentó en las prestigiosas salas Casablanca y Pasapoga, donde fue acogido por el público europeo y compartió escenario con Lino de la Torre, un músico gallego que también estaba ganando fama en la escena local.
El auge de su carrera continuó en 1957, cuando actuó con su orquesta en la película Faustina, protagonizada por las estrellas del cine hispanoamericano María Félix y Fernando Fernán Gómez. Ese mismo año, se presentó en la Venta de Antequera en Sevilla y en la sala de fiestas J’Hay, consolidando su fama en los círculos más exclusivos de la música.
Problemas por su nombre
A pesar de estos logros, su trayectoria no estuvo exenta de controversias. A inicios de los años 60, mientras se encontraba en Bélgica realizando actuaciones en casinos, se encontró con un obstáculo inesperado.
El cantante argentino José Alberto García Gallo comenzó a usar el mismo nombre artístico en sus presentaciones y grabaciones, adoptando el nombre “Alberto Cortez” para lanzar un disco en Bruselas. Esta situación derivó en un prolongado conflicto legal entre ambos, que se extendió a lo largo de varios países europeos.
El tribunal belga falló a favor del cantante peruano, obligando a su homónimo argentino a abandonar Bélgica. Sin embargo, este episodio marcó la vida de ambos músicos, quienes siguieron enfrentándose en otros territorios.
Incluso, en Barcelona, García Gallo fue arrestado por suplantación. Este conflicto resaltó la importancia de la identidad artística y cómo el uso indebido de un nombre puede afectar la carrera de un artista consagrado.
Su recuerdo en LP’s
Además de su presencia en los escenarios europeos, el cantante peruano dejó una vasta discografía que incluye grabaciones realizadas tanto en su país de origen como en el extranjero.
En 1954, grabó varios discos de carbón para el sello MAG en Lima, marcando el inicio de su carrera discográfica. Un año después, trabajó en Caracas con el sello Turpial, donde continuó perfeccionando su estilo único que mezclaba el bolero con ritmos cubanos.
En 1957, lanzó un disco de 45 RPM en Madrid, en el que interpretó Nube gris en ritmo de mambo y Yiri Yiri Bon. Estos trabajos fueron fundamentales para afianzar su popularidad en Europa. Además, durante ese periodo, su orquesta acompañó a ‘Nereida y su Ensueño Tropical’, destacando como una de las bandas más versátiles en la interpretación de ritmos latinoamericanos.
En 1960, colaboró con la legendaria orquesta Lecuona Cuban Boys para grabar la banda sonora de un filme en Colonia, Alemania. Esta colaboración fue un hito en su carrera, pues le permitió vincularse con músicos de renombre internacional y expandir su influencia en el mundo de la música cubana y el bolero.
Reconocimiento y legado
A lo largo de los años, su legado como cantante se mantuvo vigente, y en 2016 publicó su autobiografía, titulada Yo sí soy Alberto Cortez, ¡El único!, donde narró las anécdotas de su vida y su lucha por defender su nombre artístico. En esta obra, el cantante cuenta en detalle los momentos más importantes de su carrera y los desafíos que enfrentó, tanto en el ámbito personal como profesional.
En 2018, fue reconocido por el Ministerio de Cultura del Perú como una personalidad meritoria de la cultura peruana, un homenaje que reflejaba su contribución al arte y su relevancia en la historia musical del país. Este reconocimiento oficial fue uno de los momentos más significativos de su carrera, ya que simbolizaba el respeto y admiración que le tenía tanto el público como sus colegas.
Finalmente, tras una larga batalla contra el cáncer, el cantante falleció el 26 de noviembre de 2019 en Lima, a los 90 años. Su familia, que lo acompañó durante los últimos años de su vida, confirmó que sus últimos días fueron tranquilos, rodeado del amor de los suyos.
Los restos del artista fueron velados en el Callao, su ciudad natal, y enterrados en el cementerio Baquíjano del primer puerto, lugar de descanso para muchas de las figuras más destacadas de la cultura peruana.