La aparición de la IA generativa irrumpió en nuestras vidas sin pedir permiso. En el campo educativo lo hizo generalmente de la mano de los estudiantes o desde la propia curiosidad de algunos educadores.
Estamos ante un tipo especial de IA que puede crear ideas y contenidos nuevos imitando la inteligencia humana. Puede ser entrenada para que aprenda a interpretar y a responder en lenguaje natural sobre cualquier tema simple o complejo reutilizando los datos de entrenamiento para resolver nuevos problemas.
Aún no logramos visualizar el impacto real de esta tecnología en educación. Lo que sí observamos es que nos presenta nuevos escenarios educativos, que nos invitan a replantearnos con más fuerza aún, algunas dinámicas tradicionales.
Cada vez que llega una tecnología nueva se somete a cuestionamiento el rol del docente, incluso se pone bajo sospecha todos los contenidos y metodologías escolares. Dicha amenaza suele perder sentido cuando visualizamos el “mal uso” que, en muchos casos, se hace de estos recursos y comenzamos a enfocarnos en sus efectos. Es ahí donde comienza una disputa poco útil que suele enfrentar a quienes quieren mantener todo como era, versus quienes imaginan que lo nuevo es la solución a todas las dificultades. Lo cierto es que la situación es mucho mas compleja.
No podemos negar lo que ya existe ni detenerlo; se trata de encauzar su desarrollo y uso para el bien común.
Para las instituciones educativas el desafío es aún mayor. En este contexto debemos consensuar de manera urgente los criterios y modos para definir de qué manera acompañar a los y las jóvenes en el desarrollo de habilidades y valores que potencien el uso ético, significativo, crítico y responsable de la IA.
Al mismo tiempo todos, organizaciones y personas, haciendo uso de nuestro rol de ciudadanos responsables debemos exigir y aportar al desarrollo digital para el desarrollo humano y promover el desarrollo de la tecnología enfocado en el aprendizaje desde una perspectiva del bien común.
La IA generativa trae grandes oportunidades, si aprendemos a usarla con una mirada crítica. Nos ofrece herramientas para facilitar tareas de planificación y gestión, así como nuevas maneras de interactuar y aprender junto a los estudiantes. Es fundamental, en este proceso, no perder de vista el sentido pedagógico que debe tener todo proceso de innovación en educación.
La irrupción de la IA en los espacios educativos nos brinda la enorme oportunidad de volver a preguntarnos dónde se encuentra nuestro valor como educadores, rescatando la importancia de la socialización, de los vínculos, de la mirada apreciativa y del clima positivo para que los aprendizajes se construyan y profundicen. Nos invita a conversar sobre la subjetividad de los saberes y la posibilidad de generar diálogos educativos de opiniones diversas.
Estamos viviendo grandes cambios, y cada uno en su rol debe lidiar con sus propias contradicciones y el desarrollo de nuevas habilidades mientras somos desafiados por nuevos saberes que, además, debemos enseñar.
Esto conlleva muchos obstáculos, pero nos da una hermosa oportunidad para innovar como nunca y crear nuevas experiencias de enseñanza – aprendizaje verdaderamente transformadoras. Son momentos de investigar y capacitarnos para actuar y aportar de manera crítica nuevas formas de construir ámbitos propicios para el aprendizaje.