Gustavo Gutiérrez Merino, el influyente teólogo peruano conocido como el padre de la Teología de la Liberación, falleció el 22 de octubre a los 96 años, según informó la Provincia de los Dominicos en el Perú. Gutiérrez, quien dedicó su vida a la reflexión teológica centrada en la justicia social y la opción preferencial por los pobres, deja un legado significativo en el ámbito religioso y social de América Latina.
Nacido en Lima en 1928, Gutiérrez se convirtió en una figura central en la teología contemporánea con la publicación de su obra más conocida, ‘Teología de la liberación. Perspectivas’, en 1971. Este libro no solo llamó a la acción social desde la fe, sino que también ofreció una crítica profunda al orden social y económico de la época. Su enfoque situó la experiencia de los oprimidos en el centro de la praxis cristiana, generando tanto apoyo como controversia dentro y fuera de la Iglesia Católica.
El impacto de su pensamiento trascendió fronteras, provocando debates y adhesiones en diversos sectores. A pesar de las críticas, especialmente de algunos sectores conservadores del Vaticano durante los años 80, Gutiérrez mantuvo un diálogo abierto con las autoridades eclesiales, reformulando ciertos aspectos de su obra sin abandonar su compromiso con los más necesitados. “Nunca pensé que iba a hacer tanta bulla la publicación de ese libro”, dijo Gutiérrez en una entrevista para ‘El Mundo’ de España en el 2017.
De acuerdo con el religioso, este libro nace de la necesidad de dar una respuesta cristiana a la situación de pobreza en la que vivía, y sigue viviendo, gran parte de la población en América Latina. “La pobreza es para la Biblia un estado escandaloso que atenta contra la dignidad humana y, por consiguiente, contrario a la voluntad de Dios”, reza parte del libro en cuestión.
La vida de Gutiérrez estuvo marcada por su cercanía a los pobres, no solo desde el ámbito intelectual, sino también en su labor pastoral. Tras estudiar teología en Europa, regresó a Lima, donde trabajó como párroco en el distrito del Rímac, conviviendo con comunidades vulnerables. Esta experiencia alimentó su reflexión y compromiso social.
En 2018, el Papa Francisco reconoció su contribución a la Iglesia y a la humanidad, enviándole una carta por su 90 cumpleaños en la que agradecía su servicio teológico y su opción preferencial por los pobres y los descartados de la sociedad.
“En este momento significativo de tu vida, me uno a tu acción de gracias a Dios, y también te agradezco por cuanto has contribuido a la Iglesia y a la humanidad, por todos tus esfuerzos y por tu forma de interpelar la conciencia de cada uno, para que nadie quede indiferente ante el drama de la pobreza y la exclusión”, escribió el máximo pontífice.
“Te animo a que sigas con tu oración y tu servicio a los demás dando testimonio de la alegría del Evangelio”, sentenció antes pedirle que rece por él.
El Instituto Bartolomé de las Casas, fundado por Gutiérrez, expresó su agradecimiento por su trabajo en favor de los pobres y los descartados a través de un comunicado en redes sociales.
“Con profundo dolor, comunicamos que esta noche ha partido nuestro querido amigo y fundador Gustavo Gutiérrez. Damos gracias a Dios por su vida y su amistad. Su obra y trabajo en favor de los pobres y los más descartados de la sociedad seguirá iluminando el camino de la Iglesia por un mundo más justo y fraterno. ¡Gracias, Gustavo!”, escribieron.
La orden dominica en el Perú anunció que se celebrarán misas en su honor y un homenaje en la Basílica de Santo Domingo en Lima. Los restos de Gutiérrez serán velados en la Iglesia de Santo Domingo a partir del 23 de octubre por la noche.
Las palabras del Papa Francisco
Al conocer de su fallecimiento, el máximo pontífice le dedicó unas palabras, en las que expresó su condolencia. “Hoy pienso a Gustavo Gutiérrez, un grande”, inició y lo describió como “un hombre de iglesia que supo estar callado cuando tenía que estar callado, supo sufrir cuando le tocó sufrir y supo llevar adelante tanto fruto apostólico y tanta teología rica”, por lo que pidió que “todos juntos recemos por él, que en paz descanse”.