La Nunciatura Apostólica del Perú comunicó este lunes que el Papa Francisco ha aprobado la expulsión de otros tres miembros de la congregación religiosa Sodalicio de Vida Cristiana (SVC), protagonista del mayor escándalo de abusos en el país. Se trata de José Andrés Ambrozic Velezmoro, quien se desempeñó como secretario de Luis Figari —fundador del SVC separado en agosto pasado—, además del exsuperior Ricardo Trenneman y el sacerdote Luis Antonio Ferroggiaro.
La decisión fue tomada debido a la “gravedad y cantidad de abusos” denunciados por los sobrevivientes, los cuales son considerados “particularmente contrarios a la vivencia equilibrada y liberadora de los consejos evangélicos en el contexto del apostolado eclesial”, según el comunicado.
Las acusaciones incluyen abuso de cargo y autoridad, así como abuso en la administración de bienes eclesiásticos y, en ciertos casos, abuso sexual contra menores. Respecto a Ferroggiaro, la misiva especifica que la acción disciplinaria “no es óbice para las diligencias que, simultáneamente, se están actuando en el Dicasterio para la Doctrina de la Fe, dada la condición clerical del acusado”.
“El Papa Francisco, junto a los Obispos del Perú y de aquellos lugares en los que está presente el Sodalicio de Vida Cristiana, entristecidos por lo ocurrido, piden perdón a las víctimas y se unen a sus sufrimientos. Asimismo, ruegan a esta sociedad de vida apostólica que, sin más dilación, inicie un camino de justicia y reparación”, agregó el comunicado.
José Enrique Escardó Steck, el primer denunciante de la agrupación, detalló que Ambrozic fue su director espiritual y “uno de los responsables de que no me pudiera ir de San Bartolo (un conocido balneario peruano que también fue escenario de los abusos) por cinco meses y me mantuvieran encerrado y sin tener contacto con nadie por semanas para ‘reflexionar’.
“Como lo he dicho en ocasiones anteriores, sigue siendo insuficiente. Los expulsados deben ser puestos a disposición de la justicia civil y procesados por sus delitos. Con estas expulsiones, la Iglesia solo sigue dando el mismo mensaje: el Sodalicio es bueno, solo tenemos que sacar a las manzanas podridas. Y no es así”, anotó en su cuenta de X, antes Twitter.
Figari fundó el Sodalicio en 1967, pero recién el año pasado el Papa Francisco envió a los investigadores Charles Scicluna y Jordi Bertomeu al país para investigar el caso, que fue revelado por los periodistas Pedro Salinas y Paola Ugaz en el libro ‘Mitad monjes, mitad soldados’. Posteriormente, el pontífice aceptó la renuncia del arzobispo de Piura, José Antonio Eguren, tras acusaciones de abuso e irregularidades dentro de la congregación.
A fines del mes pasado, además, dispuso la expulsión de 10 miembros de la agrupación, incluido a Eguren y al exsuperior general Eduardo Regal. La Conferencia Episcopal Peruana informó que la decisión se debió a “abusos físicos con sadismo, abuso de autoridad y mala administración de bienes eclesiásticos”.
Recientemente, el cardenal Carlos Castillo calificó al SVC como un “experimento fallido” que debería ser suprimido por la Iglesia debido a su origen y trayectoria. En una columna difundida por el diario El País, criticó la organización por ser una “máquina destructora de personas” al servicio de la Guerra Fría latinoamericana, con una fe que encubre delitos y ambiciones políticas.
Ante las denuncias, el Sodalicio afirmó que una investigación interna identificó a Figari, el fallecido Germán Doig, Virgilio Levaggi y Jeffrey Daniels como agresores, quienes fueron retirados de la organización. El documento determinó que al menos 36 personas, de las cuales 19 eran menores, fueron presuntamente víctimas de abusos sexuales entre 1975 y 2002 por la cúpula sodálite. Sin embargo, la Fiscalía archivó las denuncias por abuso sexual debido a que los delitos habían prescrito.